Hoy este blog llega a su fin con un último artículo. El que nunca hubiéramos querido escribir. El que llega antes de tiempo.
El viernes 28 de junio nuestro padre falleció. Aún nos cuesta creerlo y ni escribiéndolo parece real. Se fue como era, discretamente, sin molestar y en paz. Y 538 artículos después nos toca escribir sobre él.
De Plasencia, ingeniero, abuelo y del Real Madrid
Recordaba su Plasencia natal y a sus amigos de juventud siempre con una sonrisa y acompañado de infinitas anécdotas que contaba una y mil veces mientras se reía a carcajadas antes de poder acabarlas.
Ingeniero de carrera y de espíritu. Era organizado hasta el extremo y con cierta aversión al riesgo que a veces le contenía de más. Siempre estaba dispuesto a ayudar a resolver una dificultad. De ahí nació su participación en el Club Senior los últimos años. De querer solucionar problemas y hacer una Extremadura mejor.
Todos los que le han conocido personalmente destacan siempre de él la honradez, la profesionalidad, su inteligencia y su lealdad. Odiaba la impuntualidad, pero no la de otros, sino la suya. Era de predicar con el ejemplo, de contar el mismo chiste 300 veces (o más) y de arrancarse a cantar ópera o zarzuela si se sentía a gusto.
Le gustaba el mar, leer, la música clásica, una cerveza fría, un partido del Real Madrid, una buena conversación, viajar y aprender. Se ha pasado la vida aprendiendo y reaprendiendo. Tenía una memoria prodigiosa y podía recordar con la misma precisión el principio de Bernoulli, el 11 del Athletic de Bilbao en el 83 y el kilómetro donde había desvíos de la A5.
Sus nietos fueron su gran debilidad estos años. Disfrutaba mucho ahora que empezaban a poder contarle historias, mitad reales y mitad inventadas. Recordaba siempre con añoranza a su abuelo Ignacio y quería ser para sus nietos ese referente que su abuelo fue para él. Lo será, porque nosotras nos encargaremos de transmitirles todos sus valores y de tenerlo siempre presente. Fue bueno. Genuinamente bueno. Y ese es su gran legado.
Le gustaba discutir, pero nunca rebasaba los límites del respeto. Era siempre fiel a sus valores. Trabajó con el ánimo de hacer mejor lo que fuera que cayera en sus manos, pero nunca buscando el crédito ni el reconocimiento.
Era honrado hasta el extremo. Creía en el servicio público y en hacer las cosas bien. Enamorado de su trabajo, su aportación al regadío, al agua y a Extremadura perdurarán en el tiempo.
Tenía una opinión para todo y quiso servirse de la tecnología para decirle al mundo lo que pensaba. De ahí nació este blog, en 2014, con una frase “Agradecimiento anticipado a todos los que me concedáis el honor de leerme”.
El honor ha sido nuestro.
Buen viaje, cuídanos desde donde estás.
Tus hijas
Gracias por todas las muestras de cariño estas semanas. La emoción de sus compañeros de profesión, amigos, familiares y las buenas palabras en su despedida las llevaremos siempre en nuestro corazón, sabiendo además que él estaría tremendamente agradecido.
