UNA MIRADA AL
SECTOR AGRARIO Y AGROALIMENTARIO EXTREMEÑO
El
pasado fin de semana se ha celebrado en la bellísima localidad cacereña de
Garrovillas de Alconétar el V Foro de Debates del Club Senior de Extremadura.
Me
ha correspondido coordinar el informe sobre el sector agrario y agroalimentario
que forma parte del general hecho público por el Club. En el grupo de trabajo
que lo ha redactado han participado conmigo destacados expertos en materia
agraria: Marcelino Díaz, Pedro Martín Ruiz, Enrique de Muslera y Emilio
Perianes este último garrovillano de pro.
El
Foro dio comienzo con una visita guiada a la localidad. Hubo explicaciones muy
detalladas del socio del club Norberto Díez González que versaron sobre los
orígenes de la población y las características de sus monumentos más
importantes: Palacio de los Condes de Alba de Aliste, la Plaza Porticada, la Judería,
el convento Franciscano precisado de actuaciones urgentes para evitar su ruina,
el convento de las Jerónimas y las monumentales iglesias de San Pedro y Santa
María de la Consolación. En esta última tuvimos el placer de escuchar un
delicioso concierto en su muy antiguo órgano renacentista, muy bien conservado
hasta nuestros días, a cargo del destacado organista Miguel del Barco Díaz.
Y
aquí les dejo una mirada al sector agrario y agroalimentario extremeño resumida
del informe.
Extremadura
posee los recursos naturales necesarios para convertirse en un foco agrario y
agroalimentario de primer nivel en el contexto español y europeo. Tenemos un
clima de bastante potencialidad productiva, suelos adecuados y agua regulada de
buena calidad y en cantidad suficiente para atender las zonas regables actuales
y las ampliaciones de riego previstas. Estos factores son fortalezas que los
extremeños hemos de poner en valor y aprovechar en nuestro beneficio.
El
objetivo ha de ser que la industria agroalimentaria transforme los productos
tanto del secano como del regadío dentro de la región, para después comercializarlos
de modo que se quede en Extremadura el valor añadido de los productos.
No
obstante el sector agrario tendría que mejorar algunos aspectos entre los que
destacamos:
Incrementar
el tamaño de las explotaciones agrarias para que puedan ser gestionadas con
criterios empresariales.
Rejuvenecer
el sector dando entrada a jóvenes agricultores, para lo cual sería necesario
aumentar las dotaciones de los programas de incorporación.
Continuar
los procesos de modernización de nuestros regadíos con el objetivo de mejorar
la eficiencia del riego. Hay que apostar por los riegos localizados y reducir
los de gravedad, sobre todo aquellos que se hacen por inundación.
Es
preciso priorizar los cultivos de alta productividad por m3 de agua utilizada:
frutales, olivar, hortícolas o viñedo.
Hay
que apostar por la ampliación de nuestros regadíos en las zonas ya estudiadas:
Monterrubio, Barros, Arroyo del Campo y Ortiga – Guadámez demandando la
participación financiera del Ministerio en su ejecución.
Debe
de estudiarse la construcción de centrales fotovoltaicas para suministro a las
estaciones de bombeo de las zonas regables. Habrá que luchar porque los peajes
actuales se reduzcan.
En
el nuevo Pacto Nacional del Agua, la Junta de Extremadura ha de exigir al
Estado que antes de trasvasar agua desde la cuenca del Tajo a otras cuencas,
solucione los problemas de déficit que existen en los sistemas de explotación
extremeños del Tiétar y del Árrago.
Hay
que modernizar el sector agrario introduciendo nuevos cultivos, agricultura
ecológica y de gourmets, usar la agricultura de precisión, los drones y aplicar
la teledetección en el sector agrario.
Es
preciso aumentar el porcentaje de ganado sacrificado en nuestra región que
actualmente está en niveles muy bajos. Y además proceder a su despiece y
preparación para quedarnos con el valor añadido.
Sería
conveniente revisar los métodos aplicados en la lucha contra la tuberculosis
bovina y contemplar la influencia que la fauna salvaje pueda tener en el
proceso.
Tenemos
que incrementar la dimensión de nuestras empresas agroalimentarias que
actualmente son pequeñas o medianas en su mayor parte. A pesar de algunos
fracasos el movimiento cooperativo puede ser la solución en muchos casos.
Hay
que trabajar para evitar la limitación de superficies para cava acordada por el
Ministerio; los aranceles impuestos por USA a la aceituna de mesa y las
dificultades para la exportación frutera a Rusia.
El
futuro del sector agrario y agroalimentario extremeño pasa por su modernización
y la utilización de nuevas tecnologías, por la investigación y por la
innovación. Del mismo modo ha de existir una formación continuada tanto de los
técnicos como de los empresarios del sector.
Aunque
debido a la sequía meteorológica padecida, el año 2017 ha sido negativo
especialmente para los ganaderos que han visto duplicados sus costes, las
lluvias de marzo y abril de este año han resuelto la situación y además han salvado
la sequía hidrológica que amenazaba a nuestros abastecimientos y a nuestros
regadíos.
Creo
que el sector puede mirar al futuro con moderado optimismo. Vendrán tiempos
mejores si los extremeños hacemos las cosas bien.