ESPAÑOLES DE
CONVENIENCIA
Fernando
Trueba me parece un excelente cineasta. Acumula una trayectoria profesional muy
extensa con películas de bastante éxito, como Belle Époque, premiada con un
Oscar a la mejor película de habla no inglesa en 1993, La Niña de tus Ojos, El
Baile de la Victoria o El Artista y la Modelo, filmografía que ha demostrado
que tiene talento en el oficio de dirigir películas.
También, como a todo ciudadano, le asiste un derecho fundamental como es el de expresar
de manera independiente los criterios que pueda tener sobre lo divino y lo
humano. En eso consiste su libertad de expresión y su opinión ha de ser
respetada. Como la de todo el mundo.
Este
director de cine nació en Madrid en 1955 y tiene la nacionalidad española por
lo que se presupone que paga sus impuestos en España y por tanto se aprovecha
de los beneficios que el estado español pone o ha puesto a su disposición:
sanidad, educación, infraestructuras, beneficios sociales, subvenciones…etc.
A
los 60 años de su existencia, ha descubierto que “nunca se ha sentido español,
ni cinco minutos“, de acuerdo con las manifestaciones que ha realizado en el discurso de aceptación subsiguiente a la
entrega a su persona del Premio Nacional (de España, claro) de Cinematografía
2015, dotado con 30.000 € (5 Millones de pelas, de las antiguas)
A
mayor abundamiento sus películas han recibido subvenciones del estado español
por importe de la friolera de 4 Millones de € (o sea 665,54 Millones de las
antiguas pesetas) una broma, vamos.
Pues
bien este ciudadano que no vibra con lo español, sigue viviendo en España y
aprovechándose de los dineros públicos que con sus impuestos generan otros
españoles que sí deben sentirse como tales, cuando apoquinan la pasta para que
se la lleven personajes como este que reniegan de su nacionalidad.
Y
si no se siente ni se ha sentido nunca español, yo me pregunto ¿por qué razones
continúa viviendo en nuestro país? Lo
normal sería que hubiera tomado las de Villadiego y se hubiera ido a vivir a
algún paradisíaco estado con el que sí estuviera identificado y de esta forma
se sentiría más a gusto, pues parece una incongruencia, morar en un país por el
que no experimenta empatía alguna.
Dado que el Premio Nacional de Cinematografía
se lo entrega un estado con el que esta persona no tiene ninguna identificación,
el aludido en un comportamiento congruente por su parte y sin duda ético,
debería haber renunciado a dicho premio y a su cuantía económica, pero no
consta que tales extremos se hayan producido.
Y
de paso, también, hubiera debido reintegrar a las arcas públicas españolas los
4 Millones de € del ala que se ha llevado, que, sin duda, servirían para hacer
un poco más agradable la vida a muchos españoles que lo necesitan y que a pesar
de su precario estado económico tienen la decencia y la valentía de sentirse
identificados con la tierra que les vio nacer y en la que viven, asumiendo su
historia con sus episodios buenos y malos, que de todo ha habido.
Yo
no sé si este tipo de manifestaciones son en el fondo una frivolidad de
personas que como decía la Mazagatos, quieren seguir en el “candelabro” y de
vez en cuando optan por decir estas sandeces con el objetivo último de que se
hable de ellos.
A
fe que lo ha conseguido pues los medios de comunicación vienen dando cancha a
las manifestaciones de este personaje desde hace varios días. Y hasta el
ministro del ramo tuvo que rehacer deprisa y corriendo su discurso de contestación
al premiado a la vista de la declaración de principios del cineasta.
Y
a quienes le han otorgado el Premio Nacional de Cinematografía al señor Trueba,
recordarles que han estado poco finos en la designación del premiado y que
antes de conceder premios hay que estudiarse bien el “curriculum”, la
psicología y el estado emocional del elegido. Porque si no se hace así pasan
estas cosas. Y al fin y a la postre se terminan llevando nuestro dinerito. El
de los españoles que sí se identifican con España pagando sus impuestos a
tocateja.
Algunos
medios de comunicación muy progresistas que están por encima del bien y del
mal, ya han justificado las palabras de Trueba sobre la base de la inteligencia
superior que atesora el premiado. Que indudablemente contrasta con la torpeza
de los catetos mentales que justifican estos comportamientos. Pero es lo que hay
y así vamos.