EXTERNALIDADES
POSITIVAS DEL REGADÍO
Bajo
este título, la Federación Nacional de Comunidades de Regantes (FENACORE) ha
patrocinado y editado un libro, para dar a conocer los aspectos positivos que
los regadíos españoles presentan en diferentes ámbitos: técnicos, sociales,
económicos y ambientales.
Ha
sido coordinado por el catedrático de la Universidad de Córdoba, Julio Berbel,
y sus capítulos han sido redactados por expertos en diferentes aspectos que se
dan en los regadíos: desde el paisaje, al uso de las nuevas tecnologías,
pasando por perspectivas energéticas, medioambientales, alimentarias y en su
relación con el cambio climático.
He
tenido la oportunidad de participar en la redacción de dicho libro, escribiendo
el capítulo 8 titulado Los Regadíos ante el Cambio Climático.
La
intención de FENACORE es la de salir al paso, con trabajos argumentados y
razonados, de ciertas opiniones contrarias a los regadíos que parecen tomar
forma en algunos ámbitos de la sociedad española, especialmente en ciertos
coros ambientalistas, que les tienen declarada una guerra sin fundamento alguno.
Los
regadíos son un elemento imprescindible en el sector agrario español dadas las
características climáticas de la mayor parte de nuestro territorio. Climas
mediterráneos de la clasificación de PAPADAKIS, exigen la presencia de agua
para poder obtener cultivos en el período seco, entre mayo y octubre
aproximadamente, o en los cultivos forzados de invierno.
Y
por eso el regadío existe en España desde tiempos inmemoriales. Las presas de
Proserpina o Cornalvo, en Extremadura, dan idea de la antigüedad de nuestros
sistemas de riego. O las instalaciones de la época árabe con diferentes
artilugios hidráulicos para utilizar el agua.
Los
regadíos han ido modelando un nuevo paisaje en nuestras áridas y secas tierras.
Un paisaje cultural nuevo con un parcelario verde y sus estructuras lineales:
canales, acequias o desagües bordeados la mayor parte de las veces por árboles
de diversos tipos. Un paisaje de verdor estival que calma la vista y destaca
sobre la aridez de los secanos próximos.
También
el regadío es un elemento fundamental para asegurar el abastecimiento
alimentario de nuestra población nacional, extrapolable a los regadíos del
mundo en relación con la alimentación de los habitantes de la Tierra que serán
unos 9.500 millones en el año 2050. Contribuyó a nutrir a 47 millones de
españoles, y a más de 80 millones de foráneos que nos visitaron en el año 2019,
último año normal de nuestras vidas. Aunque la seguridad alimentaria habrá que
conseguirla aumentando la productividad de los regadíos: más producción por
unidad de agua utilizada.
El
regadío se muestra como un elemento fundamental en el desarrollo de muchas
áreas españolas. Dinamiza la economía, genera rentas y empleo y fija la población
en el territorio evitando su despoblamiento. Las áreas que resisten el
despoblamiento español tienen regadíos en explotación. En las áreas de riego
proliferan industrias agroalimentarias y también empresas auxiliares de
suministros al regadío (maquinaria agrícola, fitosanitarios, fertilizantes…etc.)
y se desarrolla una mayor actividad socioeconómica.
El
regadío genera el 64 % de la producción final agrícola, utilizando solamente el
22,5 % de la superficie cultivada. Es un sistema mucho más intensivo y
productivo que el secano y permite una mayor versatilidad en la distribución de
cultivos.
Además,
el regadío es un elemento muy importante en la mitigación de los efectos del
cambio climático. Sus superficies cultivadas a través de la función clorofílica
fijadora de CO2, actúan como sumideros de este gas al existir un balance
positivo entre el CO2 fijado en la fotosíntesis y el emitido en los procesos de
destrucción de la materia orgánica. Por esta razón el regadío debiera ser
recompensado con una mejor fiscalidad por su contribución a la mejora del
medioambiente.
Por
otra parte, el regadío español a través de sus Comunidades de regantes, desde
finales del siglo XX, ha hecho y sigue haciendo un considerable esfuerzo, para
modernizar los regadíos buscando aplicar el agua con una mayor eficiencia y
haciendo el regadío más sostenible. Alrededor del 53 % de la superficie de
riego en España (más de 2 millones de hectáreas), ya se riega con métodos de
alta eficiencia (goteo principalmente) Además, se aplican nuevos tipos de
fertilizantes y con sistemas más modernos como la fertirrigación, lo que está
disminuyendo la contaminación de aguas superficiales y la difusa de las aguas
subterráneas.
Por
último, se destaca en el libro la necesidad de optimizar el binomio agua y
energía y la aplicación de las nuevas tecnologías en el regadío. La
introducción de energías renovables es un camino ya emprendido en las zonas
regables españolas. De igual modo el análisis de Big Data y la introducción de
la IoT (Internet of Things) y de las técnicas de Inteligencia Artificial,
teledetección, drones y telecontrol empieza a abrirse paso en nuestras zonas
regables con el objeto de hacer un mejor uso del agua de riego, aumentar su
productividad y mejorar la sostenibilidad de nuestros regadíos.
Confiemos
en que la difusión y la lectura de este libro editado por FENACORE contribuya a
que la sociedad española conozca mejor el regadío y los beneficios de todo tipo
que comporta y con hechos y argumentos se hayan desmontado los injustificados
ataques que desde ciertas organizaciones se hacen contra él.