viernes, 31 de enero de 2020


INQUIETUD EN EL SECTOR AGRARIO

El sector agrario está agitado e inquieto. Sus gentes suelen ser tranquilas y pacíficas, pero desde hace ya algún tiempo están recibiendo varapalos diversos. Y se les ha agotado la paciencia.

Si de verdad se quiere mantener la actividad en el medio rural e impedir que la España interior se siga vaciando, es imprescindible la existencia de un sector agrario potente y rentable. El cual ha de ir complementado con la industria agroalimentaria necesaria para transformar y comercializar sus producciones.

Pues bien en los momentos actuales cuando existe tanta teórica preocupación por la España vaciada, resulta que el agro español está recibiendo un notable maltrato. Lo que ha llevado a que nuestros campesinos inicien movimientos de protesta para denunciar el menoscabo que están padeciendo en sus rentas.

Aparte de otros muchos, uno de los problemas principales del sector ha sido y es la estabilidad mantenida a lo largo del tiempo en el nivel de los precios agrarios. En contraposición se han producido incrementos muy notables en el coste de los inputs que los agricultores y ganaderos necesitan utilizar para obtener sus productos.

Un ejemplo. El maíz en el año 1990, cuando participé en la redacción del Plan General de Transformación de la zona regable Centro de Extremadura, se pagaba a 30 pesetas el kilo. Hoy año 2020 su precio es de unos 180 €/t. Que equivale a 30 pesetas el kilo. ¿Es esto lógico? ¿Y se preguntarán ustedes, por qué se sigue cultivando maíz?

Creo que la causa radica en que la producción unitaria, gracias a la mejora en la técnicas de cultivo, en las variedades utilizadas y en sus ciclos, ha crecido desde unos 8.000 kg/ha en los año 90 hasta más de 14.000 kg/ha en la actualidad.  

En el tomate para transformación ocurre tres cuartos de lo mismo. Su cultivo se mantiene por el aumento de producción unitaria alcanzado, ya que el precio lleva años estabilizado en torno a los 75-78 €/t.

En contraposición con la estabilidad de precios el coste de los inputs se ha incrementado sensiblemente. Los fertilizantes, piensos, semillas y plantones, productos fitosanitarios y veterinarios, la energía, los combustibles, el agua y la mano de obra han experimentado notables subidas de precio. Podíamos estimarlas en como mínimo un 25 %. Esto se traduce en que la capacidad de pago de las explotaciones agrarias, se reduce paulatinamente de modo que muchas han de abandonar por falta de rentabilidad.

Algunos justifican la estabilidad de los precios en que los campesinos reciben ayudas de la PAC. De la renta agraria en Extremadura del año 2018 algo más del 31 % correspondía a subvenciones de la política agraria europea. Aunque los pretendidos beneficios de la PAC darían para escribir un libro bastante gordo. Los buenos empresarios agrarios no necesitan de subvenciones. Precisan de precios suficientes que hagan sus explotaciones rentables y permitan una gestión con criterios empresariales. En mi opinión la política de subvenciones es nefasta. Tal vez sea yo la única voz que clame en el desierto. La subvención es perjudicial para el buen empresario agrario y se convierte en una sopa boba para el malo.

Pero es que el consumidor tampoco sale beneficiado de la estabilidad de los precios en origen. Son los intermediarios, como siempre, los que hacen su agosto y se llevan las ganancias. Productos que se pagan en el campo a 0,3 €/kg se venden al consumidor a 3 €/kg. Ya me contarán.  La polka frutera de Los Sabandeños “Es un intermediario” describe la situación.

La última barrabasada oficial cometida respecto de los costes agrarios ha sido el incremento desmesurado habido en la fijación del salario mínimo interprofesional. En la campaña 18-19 experimentó un incremento del 22,3 %  y esta campaña del 2020 lo hará en un 5,5 %. Consecuencia: en Extremadura por ejemplo se ha producido un importante incremento en el desempleo agrario. Un buen número de explotaciones se muestran incapaces de poder pagar estos nuevos salarios. Así lo han manifestado con total unanimidad los dirigentes de las asociaciones agrarias.  El campo ya no aguanta más y se está levantando en una enérgica protesta. Es totalmente lógico.

Pero no sólo está el problema de los precios y los costes. Nos quedan situaciones agresivas para el sector como las consecuencias del Brexit, los aranceles de Trump o importaciones incontroladas de productos de terceros países que bordean la competencia desleal. 

Como remate hay movimientos pseudoecologistas, con gran influencia en la opinión publicada y desgraciadamente en las administraciones, que están decididamente en contra del sector agrario. Lo acusan de gastar agua, de contaminar y de otras lindezas. Incluso lo demonizan como causante del cambio climático cuando su participación en las emisiones netas es del 0,4 % del total. Ignoran el efecto sumidero de CO2 que aporta el sector agrario. Y pasan por alto los esfuerzos que se han hecho para ahorrar agua y para ser más sostenibles.

Además olvidan que gracias al sector agrario se alimenta la humanidad, sus producciones son una importante componente de nuestras exportaciones, se fija la población al territorio, se cuida el medio ambiente y se generan rentas y empleos muy importantes para la economía del país y de las zonas rurales además de ser la base de la industria agroalimentaria.

Ya es hora de reivindicar los beneficios del sector agrario y ponerlos en valor. Si la sociedad no lo hace así, nadie debería extrañarse de que el sector se agite y proteste. Y de que la España interior se siga vaciando.
 


viernes, 24 de enero de 2020


EL IMPERIO ESPAÑOL ESTÁ EN LA HISTORIA

España se convirtió durante los siglos XVI y parte del XVII en un gran imperio al modo como lo fueron en distintas épocas el griego, el romano, el sacro imperio romano-germánico, el otomano, el inglés, el francés o el austro – húngaro y ,con algunos matices, como pueden ser hoy día los Estados Unidos. 

La estrella que fue el imperio español comenzó a languidecer paulatinamente para apagarse definitivamente a lo largo del siglo XIX. A finales del mismo perdimos Cuba, Puerto Rico y Filipinas los últimos vestigios de un extenso imperio en donde no se ponía el sol. Le dábamos la alternativa a los americanos que empezaban el suyo.

Después de todo eso vendrían episodios menos imperiales como nuestra presencia en el protectorado de Marruecos, en Ifni, en Guinea Ecuatorial y en el Sáhara Occidental en donde la presencia española se apagó, ya en el tercer cuarto del siglo XX. El año 1975 marcó nuestra salida definitiva de África tras la Marcha Verde, después de un desacertado proceso de descolonización por parte de España que dejó abandonado a su suerte al noble pueblo saharaui, el cual lleva 45 años desterrado en la hamada desértica argelina sin que España mueva un dedo para mejorar su situación.

Países europeos cercanos a nosotros como Francia o Inglaterra se muestran orgullosos por haber sido imperios en su día, incluso habiéndolo sido de menor entidad que el español. Pero nosotros no. Algunos movimientos ligados a la “progresía” española andante abjuran ahora de nuestra historia y pasan a alimentar una leyenda negra construida fuera de España, para denigrar al que fuese un gran imperio como el nuestro. Probablemente el origen de esta leyenda antiespañola se encuentre en los enfrentamientos religiosos entre católicos (España) y protestantes del resto de Europa, que luego se alimentaría de diversos movimientos y organizaciones de países enemigos de lo nuestro.

Los movimientos internos en España que denigran al imperio español y contribuyen al mantenimiento de la leyenda negra, tienen el objetivo de hundir el concepto de nación española, convertido hoy día en el “punching ball” de los separatistas, alimentados desde un gobierno central que no sabe adónde va, ni qué modelo de España pretende hacer. Estos movimientos basan su estrategia en analizar hechos acontecidos hace cinco siglos con criterios actuales. Lo que demuestra que no pretenden llevar a cabo un estudio riguroso de cómo fue nuestro imperio sino solamente denigrarlo. Lo  científico sería comparar lo que hicimos los españoles con lo que llevaron a cabo otros imperios en épocas ya lejanas pero próximas a cuando el imperio español estaba en su apogeo.

Acontecimientos tan extraordinarios como el descubrimiento de América o la circunnavegación de la Tierra llevados a cabo por españoles o con el patrocinio de la corona española, deberían ser motivo para sentirnos orgullosos de nuestro emprendimiento y valentía para acometerlos, usando unos medios que, comparados con los que hay hoy día, eran muy precarios. Los mares, las olas y los obstáculos eran entonces muy parecidos a los de ahora. Los medios disponibles, no. Cuando se celebran aniversarios o centenarios de algunas de estas efemérides, los poderes públicos pasan sobre ellas de tapadillo, como si nos avergonzáramos de lo que hemos sido.

Es evidente que en procesos de descubrimientos de nuevos territorios y de conquista de los mismos, aparecen episodios de enfrentamientos. En ellos no se reparten caramelos precisamente. Pero esto ha ocurrido en todas las actuaciones de los imperios. Los españoles no hemos sido peores que otros imperios. Ni mucho menos. Por tanto no deberíamos flagelarnos en este sentido.

España llevó a cabo una colonización que en América se basó en las leyes Nuevas y en las leyes de Indias, que buscaban la protección e integración de los nativos y su defensa. Aunque pudieron cometerse algunas tropelías sobre todo en los estadios iniciales de la conquista, España trató bastante bien a los indígenas, respetando su identidad e intentando integrarlos con los españoles. Eso está a la vista. Bartolomé de las Casas y el dominico Francisco de Vitoria con su derecho de gentes contribuyeron a la protección de los indígenas a los que las leyes promulgadas respetaban sus modos y costumbres y sus derechos dimanantes de la ley natural.

Hoy día los resultados de lo que constituyó el imperio español están a la vista. La cultura española está extendida por un buen número de naciones y el idioma español es hablado por más de 500 millones de personas en el mundo. Residuos de nuestra arquitectura colonial esparcidos por una infinidad de lugares demuestran que los españoles fuimos bien acogidos y logramos mezclarnos con las poblaciones indígenas.

Quizás otros imperios no lo lograron. Por eso deberíamos sentirnos satisfechos de esa época. Aunque deploremos los abusos que pudieron cometerse. Pero las luces son más abundantes que las sombras en este caso. Y tendríamos que estar orgullosos de ello.


viernes, 17 de enero de 2020


UNA MODIFICACIÓN LEGAL URGENTE

El éxito conseguido por la plataforma Teruel Existe que con menos de 20.000 votos ha logrado un escaño al Congreso de los Diputados en las últimas elecciones del mes de noviembre, ha desatado un movimiento de tipo cantonalista que recorre España. Se anuncian una nueva plataforma en Soria para que exista, el partido Cáceres Vive o comienzan intentos en León para romper la comunidad autónoma de Castilla y León, entre otros.  

Y es que el premio alcanzado por la plataforma turolense ha sido muy sustancioso y su voto en la sesión de investidura ha resultado ser definitivo para inclinar la balanza en favor del nuevo presidente del gobierno. La falta de transparencia ha impedido conocer con exactitud qué ha recibido a cambio de su voto el partido de Teruel. Supongo que alguna o varias inversiones pendientes en infraestructuras o algo parecido para su tierra. Y espero y confío en que no habrá juego subterráneo de intereses personales, ya que es lo último que nos faltaba.

Esta plataforma local de Teruel es el primer aviso de que si se consolida el efecto llamada, que no es descartable, podemos terminar en las próximas elecciones con un parlamento fragmentado con 25 o 30 partidos. Todos ellos subastarán el voto de sus pocos diputados al mejor postor. Y veremos espectáculos tan deprimentes como los presenciados recientemente.

El que se produzcan situaciones como las descritas es consecuencia de lo dispuesto en la Ley Electoral vigente, que permite que ocurran casos como los del ERC, Convergencia o como se llame ahora, PNV, Coalición Canaria, Nueva Canarias, UPN, Bildu, Regionalistas de Cantabria o Teruel Existe. Necesitan un puñado de votos para obtener uno o más escaños.

En las últimas elecciones del 10-N-19 un escaño de Teruel Existe se obtenía con algo más de 19.000 votos. Cada escaño de los 10 obtenido por Ciudadanos le ha supuesto más de 163.000 votos: 8 veces más que a los turolenses. Los separatistas de ERC han necesitado unos 67.000 votos para cada uno de sus 13 escaños obtenidos: 2,4 veces menos que Ciudadanos. El resultado es que tenemos hoy día un parlamento muy fragmentado, que se ha convertido en un auténtico guirigay, una especie de jaula de grillos en la que cada uno va a lo suyo, dejando de lado lo más importante que es España y el interés general de los españoles. Y la cosa puede empeorar en el futuro.

Creo que es imprescindible una modificación de la Ley Electoral, que debería acometerse con carácter de urgencia. Se trataría de eliminar a aquellos partidos que no obtengan al menos el 5 % de los votos válidos emitidos considerando una circunscripción nacional. Esto sacaría del juego a la práctica totalidad de los partidos nacionalistas, regionalistas o locales que sólo concurren en sus territorios.

Habría que modificar los artículos 162 y 163 de la Ley Electoral para conseguir lo anterior. Y establecer una circunscripción nacional única con el límite de porcentaje fijado del 5 %.

Resulta descorazonador a fuer de injusto que ERC con el 3,61 % de los votos en las últimas elecciones haya obtenido 13 escaños y Ciudadanos con el 6,79 % ha obtenido solamente 10. Sorprendente ¿no?

Si se hubiera aplicado esta regla del 5 % en los últimos comicios, solamente cinco formaciones estarían representadas en el Congreso: PSOE, PP, Vox, Unidas Podemos y Ciudadanos. El resto de partidos presentes ahora en la Cámara no habrían llegado ni con mucho a ese 5 % y estarían fuera del juego parlamentario nacional.

Esos partidos minoritarios han de concurrir y participar en sus elecciones autonómicas y allí desarrollar sus estrategias, ya que no se presentan a nivel nacional sino solamente en sus territorios.

En la situación actual nos encontramos con paradojas como que la investidura de un presidente dependa de votos minoritarios que los venden a buen precio. Ahí tenemos los ejemplos del PNV que siempre ha obtenido ganancias para su territorio con todo tipo de gobierno sea de izquierdas o de derechas. Ha estrujado y sacado el jugo a ambos. O el apoyo de ERC y Bildu a la investidura del nuevo presidente del Gobierno que ya veremos cuánto le cuesta a España.

Los separatismos y localismos están consiguiendo que nos olvidemos de España. Y España y los españoles son lo más importante. Habría que recordar que España también existe. ¿O, no?

viernes, 10 de enero de 2020


PARADOJAS EN EL DESEMPLEO EXTREMEÑO

En los últimos tiempos se están produciendo una serie de acontecimientos que ponen de relieve las dificultades que tienen los empresarios para encontrar mano de obra en algunos sectores económicos extremeños. Mi perplejidad aumenta por momentos cuando analizo las circunstancias que concurren.

Los fruticultores de Extremadura han tenido serias dificultades durante la campaña de 2019 para encontrar mano de obra con vistas a recoger la fruta producida en nuestras tierras. Los productores de cerezas, ciruelas, melocotones o nectarinas, se topan con obstáculos de todo tipo para poder encontrar la mano de obra necesaria para la recolección de estos frutos que constituyen una parte muy importante de nuestra producción agraria.

Igual situación se da cuando llega la vendimia o la época de recolección de la aceituna, otros importantes productos de nuestra tierra, o para localizar mano de obra para las diferentes faenas agrícolas o ganaderas en general.

Podría darse la circunstancia de que el problema estuviese circunscrito al sector agrario pero es que en la industria tampoco los empresarios son capaces de hallar la mano de obra necesaria para sus emprendimientos, de modo que me consta que alguno de ellos está pensando en hacer las maletas para irse con su negocio a Portugal, que está ahí al lado.

Parecería razonable que hubiese dificultades para encontrar trabajadores en aquellas comunidades autónomas españolas en donde existe una tasa de paro muy reducida. Lo que ya no es tan lógico es que en una de las regiones con más alto porcentaje de paro sobre la población activa como es Extremadura, los empresarios se las ven y se las desean para poder contratar mano de obra.

Veamos datos de la Encuesta de Población Activa (EPA) correspondiente al primer trimestre de 2019 justo antes del comienzo de las campañas agrícolas más importantes que se dan en Extremadura. Están publicados por el INE (Instituto Nacional de Estadística) y  por tanto son cifras oficiales.

Había en nuestra comunidad autónoma en ese momento, un total de 112.200 parados de los cuales 20.300 correspondían a la agricultura, 3.400 a la industria, 2.300 a la construcción, 38.000 al sector servicios y 48.300 buscaban un primer empleo o lo habían perdido el último año.

La primera reflexión que se me ocurre es la siguiente ¿cómo es posible que habiendo 20.300 parados en el sector de la agricultura, los empresarios agrarios no sean capaces de encontrar mano de obra para recolectar sus productos? Y eso sin contar los demandantes de primer empleo que son más de 48.000.

De los datos del número de parados se deduce que hay potencial mano de obra en número suficiente para cubrir la demanda de empleo, puesto que las cifras oficiales así lo avalan. El problema en mi opinión es que fallan o no se han habilitado los mecanismos para obligar a los desempleados, al menos los del sector correspondiente, a que trabajen cuando exista demanda de empleo como es el caso.

Sin ninguna duda soy defensor de la protección social a los parados, faltaría más, pero también lo soy, de que si existe demanda de empleo la normativa obligue a los parados que perciben prestaciones por desempleo a trabajar. Si se niegan procedería la retirada de las ayudas que perciben.

Tampoco entiendo en qué consisten los traídos y llevados planes de empleo que tanto  gustan a nuestros políticos. El primer plan de empleo es aceptar el trabajo cuando existe y un parado es requerido para ello.

Me malicio que en esta extraña paradoja: hay desempleados y no se encuentra mano de obra, el Plan de Empleo Rural, el AEPSA o como se llame ahora, tiene bastante que ver. Y es inadmisible que esto ocurra.

La sopa boba siempre ha sido una mala solución. Y debería procederse a una nueva regulación de todo este tinglado para evitar la picaresca, de modo que los desempleados tengan la obligación de ir trabajar cuando exista demanda de empleo.

Porque si no se actúa así las prestaciones por desempleo pueden estar convirtiéndose en un refugio para gentes de pocos escrúpulos, que se aprovechan de unas ayudas que en realidad no les corresponden y están perjudicando a aquellos desempleados que realmente las necesitan.

Y no es de recibo la justificación de que se paga poco el trabajo en la agricultura como algunos argumentan. Ya es obligatorio abonar el Salario Mínimo Interprofesional y por tanto no hay excusa posible. De modo que con el número de parados tan alto que existe, encontrar mano de obra no debería ser difícil.

Aunque en este tema, que es complejo, también los precios percibidos por los agricultores y ganaderos puede que tengan una importante influencia en el mismo. Con precios estabilizados desde hace muchos años es imposible mejorar los salarios. Y si la diferencia entre lo que se percibe trabajando y la prestación por desempleo es pequeña, la tendencia es a no trabajar. La PAC tiene aspectos negativos que también tienen mucho que ver en esto. Pero no la cambiarán. Se trataría de mejorar precios y quitar o reducir subvenciones. Pero esto a muchos no les interesa. Empezando por los intermediarios. Productos pagados en campo a 0,3 €/kg se venden en la tienda a 3 €/kg. Nadie ha sido capaz de resolver este enigma.

Pero me temo que en todo esta paradoja del desempleo extremeño, hay votos de por medio. Y me malicio que ni tirios ni troyanos moverán un dedo para resolver el problema. Y Extremadura seguirá languideciendo cada vez más hundida y sin posibilidad de levantar cabeza.


viernes, 3 de enero de 2020


EL SECTOR AGRARIO Y EL CAMBIO CLIMÁTICO

En los tiempos que corremos tan agitados que casi no nos queda tiempo para reflexionar, uno encuentra, a veces, opiniones emitidas por ciertos grupos o personas que no están basadas en la realidad de los hechos. Se obra con mucha ligereza por parte de algunos cuando se exponen apreciaciones y juicios que pueden causar daño a los sectores afectados por esas manifestaciones las cuáles no tienen fundamento alguno.

En diversas ocasiones he podido comprobar que se considera al sector agrario como uno de los causantes del cambio climático debido a sus emisiones de GEIs (Gases de Efecto Invernadero) a la atmósfera. Y no es cierta esta apreciación. El sector agrario que está constituido por la agricultura, la ganadería y la silvicultura prácticamente no contamina, como comprobaremos por los datos que seguidamente se exponen y analizan, tomados de publicaciones oficiales del Ministerio para la Transición Ecológica.

De acuerdo con el Inventario Nacional de Emisiones a la Atmósfera (Emisiones de Gases de Efecto Invernadero – Edición 2019) publicado por este ministerio, se detallan los datos de emisiones correspondientes al año 2017, último completado.

De un total de emisiones brutas de 340.231 kt de CO2 equivalente correspondiente a España, el sector energético en el que se integran  las industrias de la energía y manufactureras, el transporte y los combustibles emite a la atmósfera un total de 258.913,1 kt o lo que es lo mismo el 76,1 % del total.

Los procesos industriales y uso de productos que integran las industrias de minerales, química y del metal emiten un total de 28.247,3 kt de CO2 equivalente lo que significa el 8,3 % de la totalidad de las emisiones.

El apartado de residuos emite 13.545,8 kt de CO2 equivalente lo que representa el 3,98 % del total.

Por último la agricultura emite 39.524,5 kt de CO2 equivalente lo que supone el 11,61 % de todas las emisiones. Pero el sector agrario presenta una particularidad muy destacable. Además de emitir Gases de Efecto Invernadero a la atmósfera actúa como sumidero de CO2 fijando los sistemas forestales, los cultivos y los suelos agrícolas un total de 38.327,8 kt de CO2. Así que el balance neto de emisiones del sector agrario alcanza en realidad la cifra de 1.196,7 kt de CO2.  

 Por tanto gracias a la exclusiva actuación del sector agrario que actúa como sumidero de CO2 las emisiones brutas de 340.231 kt de CO2 equivalente quedan reducidas a 301.903 kt de emisiones netas.

Las emisiones reales del sector agrario representan solamente el 0,4 % de las emisiones netas. Como puede deducirse la agricultura, la ganadería y la silvicultura tienen una muy reducida participación en la emisión de GEIs y por tanto en la componente de influencia antrópica sobre el cambio climático.

El efecto sumidero proviene principalmente del sector forestal y de las tierras de cultivo. Su explicación es que a través de la función clorofílica o fotosíntesis las plantas fijan CO2 que junto a la absorción de agua da lugar a los hidratos de carbono que constituyen la materia seca de los árboles y cultivos. De paso en el proceso fotosintético se emite O2 a la atmósfera.

Este aspecto ha de resaltarse porque al sector agrario muchas veces se le culpabiliza de efectos perniciosos sobre el cambio climático que como hemos visto no son ciertos.

La capacidad de fijar CO2 por parte de los sistemas forestales y de las tierras de cultivo hace que la contribución del sector agrario a las emisiones de CO2 equivalente sea muy reducida y casi equilibrada.

Por eso toda la parafernalia montada en contra del sector agrario, con especial incidencia en las emisiones de metano por parte de la ganadería de rumiantes, es una falacia si se tiene en cuenta el sector en su conjunto. Al cual no ha de culpabilizarse más que en una parte mínima de la emisión de GEIs. Toda la presión que se hace para reducir el consumo de carne de vacuno y de ovino a causa de la emisión de metano por estas especies, es absurda y su resultado final será causar perjuicios innecesarios a los ganaderos que crían estas cabañas. Aunque en este asunto  pueden subyacer otras cuestiones relacionadas con el movimiento animalista. Pero esa es otra historia.

La consecuencia que puede extraerse de los datos analizados, es que el sector agrario actúa como un importante sumidero de CO2 y que su participación en la componente antrópica del cambio climático es mínima.

Si extrapolamos la situación a regiones como Extremadura, en la que el sector agrario tiene un peso importante en el PIB, la conclusión es que en nuestra comunidad autónoma este sector de la economía no sólo no es emisor de GEIs a la atmósfera, sino que tiene un efecto positivo por su capacidad de fijar CO2 y su efecto sumidero es ventajoso frente al cambio climático.

Y no debemos olvidar que además de los beneficios anteriores el sector agrario, asegura el abastecimiento alimenticio a los ciudadanos, genera rentas y puestos de trabajo, fija la población en el territorio evitando su despoblamiento y es la base de una potente industria agroalimentaria. Deberían subrayarse y poner en valor todos estos beneficios del sector agrario y descargarle de culpas que no tiene.