viernes, 29 de diciembre de 2017

LOS JUBILADOS EN EL DISCURSO DEL REY

Tengo por costumbre ver y escuchar con atención el discurso navideño del Rey. Al día siguiente procuro leer con detenimiento el texto completo del mismo para comprobar con sosiego lo que ha dicho o ha omitido el monarca en su alocución a los españoles.

En su reciente mensaje de Navidad, el monarca trató sobre muchas cuestiones que preocupan a nuestra sociedad y que afectan a nuestra vida diaria, tales como el terrorismo yihadista, la corrupción, el tipo de empleo y su estabilidad, la desigualdad social, la violencia de género o el cambio climático.

Por más vueltas que le he dado no he encontrado en su alocución una mínima alusión a los jubilados españoles. Somos más de 9 millones. Ni media palabra sobre los pensionistas. Y eso que muchos de ellos están siendo y han sido la base de sostenimiento de muchas familias durante la larga crisis que todavía muchas capas de la población española padecen.

Da la impresión que los jubilados no estamos de moda. Ni siquiera el monarca se acuerda de nosotros. Da más relevancia al cambio climático - un fenómeno a largo plazo, cuyas causas se encuentran en discusión por una parte de la comunidad científica - que a un colectivo de españoles que durante muchos años con su trabajo y esfuerzo ha contribuido al progreso de España. Increíble.

Ahora cuando por razones de edad provecta y estado físico deteriorado este colectivo espera el apoyo de la sociedad para que les devuelva lo aportado durante muchos años, bajo la forma de pensiones dignas acordes con las cantidades cotizadas, solo perciben el silencio y el olvido de la situación en la que se encuentran. Decepcionante.

Tal vez el monarca o quienes le asesoran en la redacción de estos discursos estén mal informados de la situación de las pensiones y de la tesorería de la Seguridad Social en España.

Es posible que ignoren, ya que ellos tienen asegurada su jubilación futura con gran desahogo, que las pensiones se revalorizan en España un 0,25 % anual. De momento parece que se mantendrá esta tónica hasta el año 2030. Y eso que según el gobierno ya hemos dejado atrás la crisis y la cosa va como un tiro. Menos mal porque si no, las reducirían. Y ya veremos si no llegamos a esa situación. De momento el Gobierno se ha gastado casi la totalidad del Fondo de Contingencia de las Pensiones que se encontró cuando llegó al poder y que ascendía a casi 70.000 Millones de Euros.

Si la inflación en España para los pensionistas la estimamos en un valor medio del orden del 2 % anual -  los componentes de su cesta de la compra más importantes: electricidad, gas o alimentación suben más que el porcentaje oficial del IPC que para el año 2017 es del 1,2 % – los  jubilados perderemos poder adquisitivo al menos en un 1,75 % acumulado cada año. Cada ejercicio que pasa y las pensiones no se actualizan con el IPC - ya llevamos varios años con la revalorización del 0,25 % - los pensionistas perdemos capacidad de compra. En roman paladino: vivimos peor. Todos.

Por eso muchos de nosotros esperábamos algún gesto de cariño, de comprensión y  hasta de ánimo por parte del monarca para con este numeroso colectivo de retirados. Pero no se ha producido. Ignoramos las razones, pero como somos viejos y ya se sabe que el diablo sabe más por viejo que por diablo, nos las imaginamos. Hoy por hoy los pensionistas no interesamos. Somos una rémora para la sociedad que además se muestra incapaz de aprovechar la experiencia de los retirados. Hasta las próximas elecciones en que los políticos volverán a sus mendaces cantos de sirena para con el colectivo. Como siempre.

Esta sociedad que está formada en una gran parte por ciudadanos que también llegarán a la edad de retiro y se encontrarán probablemente con unas condiciones iguales o peores a las actuales, debería reflexionar sobre el particular y exigir a los poderes públicos que se solucione, de una vez por todas, el problema de las pensiones. Hay varios expertos que aportan respuestas al problema y que consideran que si se hacen las cosas con inteligencia el sistema puede ser sostenible.

Dada la situación existente, el colectivo de pensionistas se encuentra muy preocupado por su futuro y especialmente por la sensible pérdida de poder adquisitivo de sus remuneraciones de jubilación. Por el camino que llevamos, en el año 2030 la reducción que habrán experimentado los importes de las mismas estará en el entorno del 30 %. Ya veremos si queda alguno para contarlo.

Dado el cúmulo de circunstancias tan negativas que nos agobian los jubilados hemos echado de menos un gesto del monarca para con nosotros.  Somos conscientes de las limitaciones que tienen estos discursos institucionales del monarca. Pero creo que nos merecíamos al menos una palabra de aliento de Felipe VI. Pienso que los pensionistas somos más relevantes para España que el cambio climático por muy de moda que se haya puesto este fenómeno. En fin otra vez será. Esperaremos.

Mis mejores deseos de felicidad para todos los lectores en el año 2018, con mi gratitud por el tiempo que dedican al seguimiento de este blog.



viernes, 22 de diciembre de 2017

UNA NUEVA ESTACIÓN DE FERROCARRIL PARA PLASENCIA

El trazado del ferrocarril convencional dejó a Plasencia con su estación ferroviaria Plasencia - Ciudad en la línea de Salamanca. Se construyó un empalme ferroviario a unos nueve kilómetros de la ciudad placentina en una estación inicialmente denominada Plasencia – Empalme hoy nombrada como Monfragüe. En esta estación confluían las líneas Cáceres – Madrid y Cáceres  - Salamanca.

El malhadado y erróneo cierre de la línea férrea Ruta de la Plata entre Plasencia y Astorga ha dejado a Plasencia en un fondo de saco respecto de la línea convencional Badajoz – Cáceres – Madrid, de modo que para llegar a la ciudad del Jerte en tren ha de tomarse un desvío desde la estación de Monfragüe abandonando la línea directa entre Cáceres y Madrid mediante un by – pass de acceso y salida.

Actualmente nos encontramos en un proceso nuevo con la construcción de la línea de alta velocidad y futuro AVE Madrid – Lisboa. Plasencia no puede ni debe quedar al margen y ha de integrarse en esta línea con la construcción de una nueva estación dentro del trazado de alta velocidad. La situación de la actual estación en Plasencia no es operativa al quedar fuera de la línea principal.

En el pasado mes de Junio tuve ocasión de viajar en AVE a Tarragona y la estación  construida para este tren de alta velocidad denominada “Camp de Tarragona” se encuentra ubicada a 12 kilómetros del centro urbano de la que fue capital de la provincia romana tarraconense. Se trata de una estación moderna y funcional enlazada con la ciudad mediante una línea de autobuses urbanos además del correspondiente servicio de taxis. Tarragona sigue manteniendo su estación antigua en la línea convencional dentro de la ciudad, pero allí no entra el AVE.

Por similitud con el caso de Tarragona a Plasencia le conviene la construcción de la estación que estuvo proyectada inicialmente dentro de la línea del AVE y que al parecer se ha desechado su ejecución.

Situándola en la finca Retortillo, en Fuentidueñas o en sus proximidades, ha de construirse una nueva estación para la alta velocidad obviando los posibles problemas ambientales que pudieran existir mediante la adopción de las correspondientes medidas correctoras y compensatorias.

A una estación en fondo de saco como es la actual de Plasencia no es viable ni práctico que entre el AVE. Se precisa la construcción de una nueva terminal en la línea del AVE. Esta se ubicaría bastante próxima a la autovía nacional A 66 y a la autovía autonómica EX – A1.

Porque hay que pensar que esta estación nueva ubicada en la línea de alta velocidad y futuro AVE no sólo sería la estación de Plasencia con ser el núcleo de población más importante sino también la de todas sus comarcas: Valle del Ambroz, Valle del Jerte, La Vera con núcleos notables como Jaraiz, los valles del Alagón y Árrago con ciudades destacadas como Coria o Moraleja y también la Sierra de Gata y las Hurdes.

Plasencia no puede volver a cometer el error de quedar al margen del ferrocarril con una estación en fondo de saco que es inoperativa por las dificultades técnicas y el aumento de tiempo que comporta que los trenes de alta velocidad entren hasta la ciudad.

Por eso desde este humilde blog y como placentino me permito solicitarle al Ayuntamiento de Plasencia que reflexione seriamente sobre el particular y solicite del Ministerio de Fomento la construcción de una nueva estación lo más cercana a la ciudad que se pueda, como ya estuvo proyectada, sobre la línea de alta velocidad y del futuro AVE.

Y por descontado hay que seguir reivindicando ante la Junta de Extremadura y ante RENFE, ADIF y el Ministerio la reapertura modificando y adaptando su trazado a la condiciones siglo XXI de la vía férrea Ruta de la Plata, mediante una línea doble electrificada que sería el camino más corto para transportar a Europa desde Extremadura viajeros y mercancías. Como mínimo hay que reactivar con las modificaciones de trazado que se precisen el tramo entre Plasencia y Salamanca y mejor todavía hasta Astorga para una mejor comunicación con el norte de España y sus puertos.

Y completar esta línea mejorando en las mismas condiciones antes apuntadas el tramo Mérida – Sevilla para la conexión de Extremadura con los puertos del sur de España.

Será difícil conseguir la reapertura de la Ruta de la Plata pero hay que intentarlo pues existen razones estratégicas, económicas y sociales para llevarla a cabo. Aunque ahora no estén los tiempos para la lírica. Nunca lo estuvieron para Extremadura aunque sí para otras regiones.

Si se consigue este último objetivo Plasencia dispondría de dos estaciones: una en la línea del AVE y otra en la de Salamanca (Ruta de la Plata) con lo que se conseguiría dar un mejor servicio a la ciudad del Jerte y a sus comarcas.


viernes, 15 de diciembre de 2017

VENGA A EXTREMADURA EN TREN, DON MARIANO

Los medios de comunicación dan cuenta de que el presidente del Gobierno ha realizado una visita a las bodegas del cava Freixenet, en el transcurso de la campaña electoral de Cataluña para los comicios del 21 D.

Parece ser que la visita a esta industria puntera en elaboración de cava la ha realizado con el fin de enviar el mensaje de que no se boicotee la adquisición de productos catalanes en el resto de España.  Yo, que soy en principio contrario al boicot, le haría una pregunta a Don Mariano ¿por qué cree Vd. que muchos españoles boicotean la compra de bienes y servicios de origen catalán?

Entiendo que debe conocer las razones pues para eso es el presidente. Seguro que le suena lo de que España nos roba, o tal vez lo de que lo andaluces y extremeños viven de la sopa boba y somos unos vagos o quizá aquello de que Cataluña es Dinamarca y el resto de España es el Magreb tal y como aseguró el charnego alcalde socialista de Blanes sin que se le desmintiera. Del golpe de estado y de irse de España, ni hablamos.

Permítame que le diga que no ha estado Vd. muy fino en la elección de la visita. Precisamente una industria catalana del cava no es el sitio más idóneo cuando su Ministerio de Agricultura, tiene pendiente adoptar una decisión para impedir ¿o no? la ampliación de las superficies de viñedo de cava hasta el año 2020. La congelación de superficies la ha solicitado el Consejo Regulador de la Denominación Cava, de mayoría catalana, que defiende los intereses de esta región en contra de los de Extremadura en donde el sector del cava va como un tiro y necesita ampliar las hectáreas.

Da la impresión de que con esta visita Vd. apoya los intereses catalanes del cava en contra de los de otras regiones como la extremeña. Podía Vd. haber visitado una fábrica textil, de conservas o automovilística. Pero soy consciente de que estamos en Navidad y hay que promocionar el cava. El de Cataluña, claro.

Así que para compensar y ya que Vd. es hombre equitativo, no le va a quedar más remedio que darse una vuelta por Extremadura para animar a mi amigo Marcelino Díaz y a los otros empresarios del cava que están muy preocupados sobre la decisión que pueda adoptar su ministerio.

Si viene a Extremadura yo le sugiero que lo haga en tren. Abandone por una vez su coche oficial, el helicóptero o el avión y tome el tren. Vivirá una experiencia muy divertida.

Le voy a adelantar alguna de las peripecias que puede vivir si decide venir a mi tierra por vía férrea.

La primera es que el tren llegue en hora y sin incidencia alguna. La probabilidad de que esta circunstancia se produzca tiende a cero. No digo que el suceso sea imposible. Pero es prácticamente nula la probabilidad de que tenga lugar tan gozoso acontecimiento.

A partir de ahí lo menos malo que le puede ocurrir es que el tren llegue con retraso. Esta situación es la que suelen sufrir los usuarios en sus desplazamientos por vía férrea desde o hacia Extremadura. De las diez últimas veces que he utilizado el tren de Cáceres a Madrid de ida o de vuelta, en todas menos en una he llegado con retraso. Entre 15 minutos y media hora.

Y después le puede pasar de todo. Le detallo algunos posibles escenarios. El primero es que el convoy, que como Vd. se imaginará es de desecho de otras líneas de regiones más privilegiadas, se averíe y se quede Vd. tirado en la estación de Talavera de la Reina, unas dos horas. Si se da este caso, tendrá alguna ventaja adicional: puede comprar en la pujante ciudad toledana una buena cerámica de la que se fabrica allí. Algo es algo.

También le puede ocurrir que la avería tenga lugar en pleno campo a un par de kilómetros de la estación más próxima. Los pasajeros se verán obligados a coger sus bártulos y recorrer a pie la distancia en busca de su salvación y tal vez de un autobús que les deje en Extremadura o en Madrid. Si esto sucede en verano, como ya ha ocurrido, ni le cuento lo que sudan los pasajeros caminando por los rastrojos con su equipaje a cuestas.

Además se dan otras minucias en el trayecto. Por ejemplo puertas que no abren por estar averiadas. Imagínese si hay un accidente. Los indicadores de las estaciones ubicados en los vagones no funcionan adecuadamente y cuando el tren se encuentra en Monfragüe el panel marca que estás en Montijo. Así que lo guiris que nos visitan se encuentran perdidos y obnubilados.

No le aburro más contándole otras diversas peripecias que suelen ocurrir en estos viajes férreos, como las entradas a Plasencia o atropellamientos varios.

Para que pueda comprobar en persona todo lo relatado, le ruego encarecidamente que venga en tren a Extremadura. Estoy seguro de que además de promocionar nuestro cava, como ha hecho en Cataluña, a la vista del indecoroso servicio ferroviario que padecemos, dispondrá lo necesario para que los extremeños disfrutemos de un tren del siglo XXI y no del siglo XIX en el menor tiempo posible. Su gobierno y también los anteriores de uno y otro signo político llevan años tomando el pelo a una región  que se caracteriza por su lealtad y resignación cristiana.

Los extremeños, como Vd. y Montoro bien saben, pagamos los mismos impuestos que el resto de España y deberíamos tener servicios similares.

Venga en tren, Don Mariano. Seguro que al terminar su viaje tomará las medidas precisas para que en Extremadura podamos disponer de una vez por todas de un ferrocarril decente.



jueves, 7 de diciembre de 2017

TERTULIANOS SABIHONDOS

El diccionario de la RAE define sabihondo como aquel que presume de sabio sin serlo.

Entre los tertulianos que participan en las diversas y numerosas charlas de radio y televisión en las que se trata de lo divino y de lo humano, podemos encontrar un buen número de sabihondos que sin el más mínimo recato juzgan sobre cualquier tema que pueda salir a la palestra. Da igual.

 Opinan de todo: de política por supuesto, pero también de sanidad, de educación, de la industria, de la agricultura, de religión, de derecho, de las sentencias judiciales, de la sequía, del medio ambiente, del cambio climático incluso de asuntos del corazón. Y por descontado de la situación de Cataluña y de las variadas soluciones para salir del encontronazo. Vamos, largan de cualquier materia que se les ponga por delante. Son omniscientes, como Dios.

Además tienen la particularidad de que su opinión la expresan hablando “ex cáthedra” como el Papa católico aunque no gocen de su infalibilidad.  Se escuchan a sí mismos y están encantados de conocerse y de habitar en este mundo formado por seres inferiores a ellos. Yo cuando a veces les escucho, lo corriente es que sólo les oiga, llego a la conclusión de que jamás hemos disfrutado en España de tanto portento ni “portenta” intelectual como en la actualidad.

Algunos de ellos en televisión, como medio auxiliar muestra de su modernidad y para apoyar sus opiniones, utilizan pizarras electrónicas y todo. En ellas exponen los primeros números que se les ocurren sin la pertinente comprobación ni base alguna que los sustente. Los sueltan ante audiencias de cientos de miles de oyentes o de televidentes, que escuchan embelesados la brillante exposición del tertuliano. Claro que si el exponente trata algún tema que el oyente domina, se empiezan a romper las costuras y sale a la superficie toda la ignorancia del tertuliano o contertulio palabras que son sinónimas.

Estos tertulianos sabelotodo son un exponente del desparpajo, de la osadía y de la cara dura. Cualquier persona normal tendría sumo cuidado y la máxima precaución cuando trata un tema que no domina y en el que no es un experto. Ellos no, con la mayor naturalidad opinan sobre lo divino y lo humano sin cortarse un pelo con una verborrea y una facundia estremecedoras.

Como digo no hay tema que se les resista. Opinan de todo incluso sobre los cálculos y el grado de seguridad de una obra o sobre la mecánica de fluidos. Con esto del Google, la Wikipedia e Internet se consideran expertos en cualquier materia de que se trate, incluidos los temas sanitarios, hasta aquellos de los que tienen dudas los médicos. Ellos pontifican, saben de todo y tienen soluciones para todo. Hasta para la hepatitis C.

Hace unos días tuve la oportunidad de presenciar en directo la actuación de uno de estos contertulios en un programa de televisión. Aunque es presidente de una Comunidad Autónoma se convirtió por un momento en avezado experto en agua y en regadíos. Dibujó en una pizarra muy moderna y a su estilo, el croquis de un embalse, el del Ebro, que está ubicado en Cantabria aunque su vaso ocupa también una pequeña superficie en Castilla y León.

Después de criticar con acritud los métodos de construcción y pago de expropiaciones del embalse - ya pueden imaginarse durante el mandato de quien se construyó - llegó a la conclusión de que gracias a él regaba toda la cuenca del Ebro. Después de la diatriba sobre su ejecución y sobre el mentor principal de ella, vino a reconocer la bondad e incluso las propiedades sobrenaturales de la obra en cuestión.

Continuando su intervención y sin sonrojo alguno, aseguró sin la menor duda ni vacilación que el susodicho embalse que tiene una capacidad de almacenamiento de 540 Hm3, regaba 900.000 ha, todas las que se riegan en la cuenca del Ebro. Y que claro gracias a Cantabria que se había sacrificado regaban los de aguas abajo. 900.000 ha ¡casi nada¡ Y que a él o a Cantabria, en compensación ni siquiera le habían construido un puente necesario para evitar un rodeo de 30 km.

El presentador se tragó la proclama sin oponer reparo alguno a la indudable fantasía del político. Me temo que el auditorio quedaría convencido de lo que es capaz de hacer este taumatúrgico embalse. Que con tan sólo 540 Hm3 de capacidad suministra el agua para el riego de casi 1 millón de hectáreas.

Como del tema que trataba tengo ciertos conocimientos, sobrecogido de espanto cambié de cadena y me puse a reflexionar sobre la necesidad de escribir una entrada en este blog que tratase de estos contertulios que saben de todo y no saben de nada.

Decía una de mis abuelas que era muy sabia, como la mayoría de las personas de su época que lo tuvieron muy difícil para salir adelante, que “el que mucho habla, mucho yerra”. Este aforismo se cumple con holgura en estos tertulianos de amplio espectro que hablan de todo y no saben de nada. Son los tertulianos sabihondos.

De estos especímenes de la opinión que proliferan en nuestras tertulias se podría decir aquello de que: deslumbran pero no alumbran.  

viernes, 1 de diciembre de 2017

NUEVOS USOS Y COSTUMBRES

Los españoles somos especialmente proclives a acoger con un inusitado grado de entusiasmo costumbres y modas que vienen de fuera de nuestras fronteras. Nos prestamos a arrumbar nuestras propias tradiciones para echarnos en brazos de usos foráneos que no tienen raigambre alguna en España.

Ya hace años que papá Noel o Santa Klaus, una tradición europea con antecedentes estadounidenses, se metió en los entresijos de la sociedad hispana para suplantar en parte nuestra Navidad y a los tradicionales Reyes Magos, que siguen luchando con denuedo por mantenerse. De momento parece que lo consiguen pero ya veremos por cuanto tiempo. Tienen muchos enemigos de corte republicano.  

En época más reciente costumbres que son tradición de la sociedad norteamericana como Halloween, el Black Friday o el Thanksgiving Day (Día de Acción de Gracias) están calando a través de una ósmosis imparable hasta penetrar en los hábitos de la sociedad española.

Su altavoz son los medios de comunicación y la publicidad machacona en ellos y sus agentes de acogida las empresas y algunos entes sociales que lo hacen con un entusiasmo que pienso es fruto de los posibles beneficios económicos que estos nuevos usos les puedan proporcionar.

La globalización, las nuevas tecnologías aplicadas al proceso de ventas, y las redes sociales con su potente capacidad de extender las nuevas costumbres han contribuido sobremanera a que la absorción de esos usos extranjeros por parte de una sociedad como la española que está teledirigida sea más fácil. Nuestras capas sociales, con algunas excepciones, se caracterizan por su carácter gregario en donde la masa sin capacidad de pensar debido a su bajo nivel cultural y a su elevada estulticia, sigue las directrices que le marcan los agentes que movilizan los hábitos ciudadanos.

Esta manipulación generada desde los medios de comunicación y las redes sociales es la que permite que nuevos usos se introduzcan con inusitada rapidez en la sociedad, la cual los engulle sin reflexionar sobre su origen ni sobre la conveniencia de su asunción.

Yo pienso que la sociedad española que alberga una escala de valores muy reducida, trata de dar patadas a seguir como en el rugby olvidándose con presteza de sus tradiciones, del concepto de lo que es clásico, para despeñarse por un torrente de sensaciones desconocidas en una enloquecida carrera por lo novedoso.

Niños y jóvenes disfrazados de Halloween, frases de ridícula traducción como “truco o trato” proliferan estos días por los diferentes estamentos sociales de España los cuales dejan de lado, en una enloquecida carrera para romper con su pasado, tradiciones ancestrales del día de Todos los Santos, tales como las salidas al campo para asar las castañas, los populares calbotes denominación con la que se conocen en Extremadura, o la representación del Don Juan de Zorrilla en la noche de difuntos.

Lo del Black Friday (Viernes Negro: horrible y ordinaria denominación) al final se convierte en un adelanto de las tradicionales compras de Navidad. Aquí es posible que se produzca un simple cambio de cromos, dado que los individuos tenemos una capacidad de gasto limitada por nuestra renta disponible. Esta disponibilidad monetaria para la  compra se distribuiría en un espacio de tiempo más largo.

Aunque ahora la recuperación económica que ya afecta a distintas capas de la población, aunque no a todas ni mucho menos, hará posible un aumento en el volumen total de ventas. Algún incremento de compra a nivel individual también se conseguirá sobre la base de machacar las meninges de los adictos al consumismo para que aumenten su nivel de endeudamiento.

Y lo del pavo del Día de Acción de Gracias es otro despropósito que adquiere cada día más seguidores. Las gracias me imagino hay que dárselas a Dios Padre y nunca al gobierno que francamente hace más bien poco por el bienestar de los españoles. Aquí en España hemos de agradecer todos los días al Altísimo por permitirnos sobrevivir en este frenesí en el que hemos convertido a la piel de toro. Pues bien todos los cuartos jueves del mes de noviembre empieza a introducirse en España la costumbre de comer pavo relleno, como los americanos. Al menos se beneficiarán los granjeros que los crían.

Claro que todavía mantenemos incólumes en España algunas ancestrales costumbres. Ante la grave sequía que padecemos de la que no se ven signos evidentes de finalización, en nuestro medio rural empieza a movilizarse a los santos haciéndoles rogativas para que el líquido elemento nos riegue de nuevo. Y es que con las cosas de comer (y con las  de beber) no se juega. Y los santos todavía tienen mucha influencia allí arriba.

A este respecto me viene a la memoria la anécdota de aquel cura rural que le espetó a los campesinos que estaban muy alarmados por la sequía y pretendían hacer rogativas al santo patrón del pueblo para que lloviera: no andéis moviendo el santo todavía que no está el tiempo “lloveor” y me vais a fastidiar el invento.