viernes, 24 de mayo de 2024

 

CRISIS HÍDRICA ¿HAY FUTURO SIN INTERCONEXIÓN DE CUENCAS?

Con este interesante título hace unos días el Instituto de la Ingeniería de España, ha celebrado una jornada que hay que enmarcar en el contexto del período de sequía que estamos padeciendo en España y que, pese a las últimas y abundantes lluvias, todavía afecta a parte de ella especialmente a las cuencas internas de Cataluña, a las del levante español y al Guadalquivir.

Un grupo de ingenieros expertos en el apasionante tema del agua ha debatido sobre las condiciones actuales en las que se mueve la planificación y la gestión del agua en España, aportando ideas con vistas a conseguir que haya agua para todos en el contexto de variabilidad climática en el que nos movemos.

La cantidad media anual de aportación de agua que se da en España 111.000 Hm3, parece que podría ser bastante para atender a todos los usos con suficiente garantía. El problema es que la distribución de esta lluvia es muy irregular en el espacio y en el tiempo en la geografía peninsular española.

Las condiciones climáticas y diferencias de aportaciones entre la España seca y la húmeda hace necesario atender dos cuestiones importantes.

La primera es incrementar la capacidad de regulación de agua, llevando a cabo la construcción de nuevos embalses cuando existan posibilidades reales para hacerlo. La segunda habría que mover el agua desde las cuencas excedentarias a las deficitarias siempre que ello sea posible y queden a salvo las garantías de la cuenca cedente.

Me llamó la atención el hecho de que los participantes no hicieran demasiado hincapié en la problemática suscitada por la adopción de los caudales ecológicos como restricción previa a los sistemas de explotación, circunstancia que tuvo lugar en el año 1999 y que ha introducido una discordancia total en los planes hidrológicos posteriores.

Las características climáticas españolas con regímenes naturales muy irregulares en los ríos españoles hubieran aconsejado como más acertado el considerar a los caudales ecológicos como un uso más, sometido a concertación con el resto de los usos socioeconómicos, en función de las situaciones hidrológicas de normalidad o sequía que fueran teniendo lugar.

Diversos autores consideran que los métodos de cálculo hidrológicos o hidrobiológicos utilizados para la fijación de los caudales ecológicos no están suficientemente contrastados y homologados.

Por tanto, parecería lógico el llevar a cabo previamente los estudios precisos para afinar estos métodos de cálculo, antes de dar por definitivos los valores a considerar en los caudales ecológicos.

Los puntos de posibles excedentes de agua en España se encuentran en los tramos finales de los ríos peninsulares, Duero, Tajo y Ebro. Existen también excedentes en las cuencas del norte y cantábrica, pero aquí es más difícil poder trasferir recursos a otros territorios debido a las condiciones orográficas de estas cuencas hidrográficas.

Aunque el sistema de gestión del agua por cuencas hidrográficas que rige en España desde hace mucho tiempo puede considerarse correcto, hay que dar un paso más y considerar a España peninsular como si fuera una cuenca única, a la que aplicar los criterios de gestión y planificación del agua más adecuados, para conseguir un aprovechamiento más idóneo de los recursos hídricos sin romper los equilibrios territoriales.

De ahí la necesidad imperiosa de redactar un nuevo Plan Hidrológico Nacional que contemplando de un modo global la situación, permita diseñar posibles transferencias de agua inter-cuencas a fin de solucionar los problemas de déficit y garantía que sufren alguna de ellas.

Se evitarían, las circunstancias tan penosas que se están dando, uno de cuyos ejemplos es la situación en las cuencas internas catalanas y el abastecimiento a la conurbación de Barcelona, en donde la situación de emergencia existente por el bajo volumen de agua acumulada en los embalses obliga a restricciones en el abastecimiento urbano, impropias de un país desarrollado en pleno siglo XXI.

Pero la implementación de posibles nuevos trasvases ha de hacerse con un estudio exhaustivo de la situación tanto en la cuenca cedente como en la cesionaria a fin de evitar posibles perjuicios y desequilibrios territoriales de los que andamos sobrados en nuestro país.

Y establecer las correspondientes compensaciones entre cedentes y cesionarios. El agua es un bien público de todos los españoles, pero la riqueza ha de estar equitativamente repartida, evitando desequilibrios territoriales como consecuencia de cesión de recursos hídricos de unas cuencas a otras.

Y solventar aspectos tan peregrinos como que el Ebro esté aportando anualmente miles de hectómetros cúbicos de agua al mar, para posteriormente desalinizar esta agua marina para transportarla en barco a Barcelona, a fin de solucionar la situación de emergencia existente.

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