viernes, 25 de enero de 2019


PLASENCIA TAMBIÉN EXISTE

Plasencia es una ciudad de casi 41.000 habitantes. La cuarta ciudad en población de Extremadura. En la distribución provincial de Javier de Burgos de 1833 estuvo a punto de ser designada capital de una provincia que comprendía las tierras extremeñas al norte del Tajo. Pero no pudo ser. Los caciques de la época lo impidieron.

No obstante, por su situación geográfica es el centro neurálgico de una serie de comarcas muy importantes: el Valle del Jerte, Valle del Ambroz, la Vera, la Sierra de Gata o las Hurdes. Y gracias a los recursos naturales disponibles y a la laboriosidad de sus gentes el área puede ir desarrollándose con escasa ayuda oficial.

Durante lo que llevamos de transición Plasencia y sus comarcas casi siempre han quedado un poco lejanas del poder político autonómico.  El área territorial placentina queda muy lejos de Mérida y de sus cabildeos presupuestarios, tanto en distancia (150 km) como en la toma en consideración de sus problemas. En la capital autonómica ignoran al norte extremeño.

En Plasencia se han producido una serie de despropósitos de los que el poder autonómico ha pasado olímpicamente. Por ejemplo, en 1985 nadie en Mérida se opuso al cierre de la línea férrea Ruta de la Plata, lo que causó un gravísimo perjuicio a la ciudad del Jerte, que quedó aislada en un fondo de saco de la línea de Madrid.

También la ciudad había sido despojada de su Regimiento de Órdenes Militares nº 37 de guarnición en la ciudad durante muchos años. La Academia de la Guardia Civil que por lógica debía haberse instalado en Plasencia para compensar la pérdida de su guarnición militar, se situó en Mérida a mayor gloria de la ciudad que había obtenido la capitalidad autonómica. Les parecía poco semejante bicoca. A Badajoz le compensaron con una de las más importantes brigadas mecanizadas del país en la base de Botoa.

Como magra recompensa, el estatuto de autonomía extremeño designó a la ciudad del Jerte como sede del Personero del Común (el defensor del pueblo extremeño) Todavía no ha sido desarrollada esta figura que carece de edificios, de estructura administrativa y de presupuesto. ¿Cuántos años han pasado?

La Junta de Extremadura ha sido la primera en oponerse a la apertura en Plasencia de un centro adscrito a la Universidad Católica de Ávila. Nos deberían explicar con claridad las razones de semejante oposición. Si es que existe alguna.

Como cuestión más reciente en donde se demuestra la marginación que sufren Plasencia y sus comarcas dentro de la comunidad autónoma, me encuentro con la siguiente noticia: Los enfermos del área sanitaria de Plasencia tienen un tiempo para operarse de 200 días. Los del área de Mérida de 40 días. Claro que el estar al lado de donde se cuece el presupuesto da muchas ventajas. He aquí la prueba.

Ya lo había denunciado el alcalde placentino. El área de salud de Plasencia es un auténtico caos. Faltan médicos especialistas de diversas materias. Hay quirófanos que no funcionan. Las diálisis se suspenden por la tarde por falta de personal y medios. Y la consecuencia es evidente: un enfermo del área sanitaria de Plasencia tarda 5 veces más en operarse que uno del área de Mérida. ¿Por qué? ¿Es que no contribuyen igual con sus impuestos?

Y en la Consejería de Sanidad el titular y sus directivos están encantados de haberse conocido y contentísimos de su nefasta gestión. Y en el colmo de la desfachatez presumen de que han reducido las listas de espera y los tiempos de atención. Sobre todo, en el área de Mérida que es la que les afecta. ¿Es que los enfermos del área sanitaria de Mérida son extremeños de primera división y los del área sanitaria de Plasencia juegan en tercera categoría? Los de segunda división pertenecen al área de salud de Cáceres que también tardan o tardamos lo nuestro:145 días.

El señor Consejero, responsable de este estropicio, debería tener en cuenta que la salud es lo más importante que tiene un extremeño. Y que no hay derecho a que existan estas abismales diferencias. Los medios sanitarios se concentran en las áreas de salud pacenses, especialmente en Mérida y Badajoz. Como casi todo en Extremadura. Y este cuento tendría que acabarse cuanto antes. De lo contrario Cáceres y su provincia deberían abandonar este juego en el que nunca ganan.

Si el estado de las autonomías se hizo para acercar los servicios al ciudadano, en Extremadura se traduce en una absoluta desigualdad, sobre todo en el caso de la sanidad. Son impresentables las diferencias que existen en esta materia.

El señor presidente de la Junta de Extremadura debería tomar urgentes cartas en el asunto para que esta vergonzosa situación se resuelva de inmediato y más todavía cuando su profesión es la de médico. La sanidad de Plasencia y su área de salud debe tener más importancia que el hecho de que los trenes extremeños se rompan cada dos por tres. Y mucha más para los placentinos y comarcanos, y creo que también para los extremeños sensatos, de si hay que aplicar o no el artículo 155 en Cataluña.


viernes, 18 de enero de 2019


 EL INCIERTO FUTURO DE LA MARINA DE VALDECAÑAS

Hace unos cuantos años los terrenos conocidos como Isla de Valdecañas con una extensión de unas 114 ha, sobre los que hoy se levanta la urbanización de alto standing Marina de Valdecañas, estaban ocupados por masas de eucaliptos y matorrales de escaso valor ambiental.

En el año 2003 esta área y toda la limítrofe al embalse de Valdecañas, con una extensión de 7.459 ha fue declarada por la Junta de Extremadura como ZEPA (Zona de Especial Protección de Aves) denominada “Embalse de Valdecañas” e incluida en la Red Europea Natura 2000.

En abril de 2007 la propia Junta de Extremadura declaró la construcción de la urbanización como PIR (Proyecto de Interés Regional) con el fin de legalizar la ejecución posterior de la obra. Se construyó una primera fase con 185 villas de lujo, hotel, campo de golf e instalaciones complementarias: piscinas, playa artificial, jardines, embarcadero…etc.

Asociaciones ecologistas consiguieron que los tribunales de justicia declararan esta urbanización como ilegal por estar construida sobre la ZEPA, que es una zona protegida. Actualmente se está pendiente de la ejecución de sentencia sobre la misma.

Parece que los estudios que sirvieron de base para declarar esta ZEPA no eran muy completos a juicio de los expertos del CSIC de la Estación Biológica de Doñana, a los que el TSJEX (Tribunal Superior de Justicia de Extremadura) ha encargado un informe ambiental para valorar la solución futura más conveniente para esta urbanización de lujo de cara a la ejecución de la sentencia: demolición y restauración ambiental, restitución a su estado inicial o conservación de lo hecho.

De igual modo en el informe de esos expertos se reconoce que el valor ambiental de la Isla no era extraordinario. ¿Y siendo así por qué se incluyó en la ZEPA? De igual modo dicho informe echa de menos la existencia de datos ambientales antes de la construcción del complejo. Estas consideraciones son indicio de que la declaración de esta ZEPA por parte de la Junta de Extremadura se hizo como poco de manera un tanto precipitada. La política ambiental lo dominaba todo pensando erróneamente que iba a ser la solución para Extremadura. Se ha demostrado que estas políticas conservacionistas son un craso error si no se complementan con firmes políticas de desarrollo que en Extremadura brillan por su ausencia.

No obstante, me asalta una duda respecto de este informe del CSIC ¿Cómo es posible que el resto de la superficie que queda de la ZEPA, si se excluye la Marina de Valdecañas y que suma 7.345 ha, no tenga capacidad de acogida para la fauna que habitaba en las114 ha ocupadas por la urbanización (el 1,52 % de la superficie total de la ZEPA)? ¿Esta circunstancia se ha estudiado a fondo en el informe? Porque da la impresión de que se produce una fragmentación en el estudio del CSIC. Considera dos conjuntos inconexos: por un lado, la Marina de Valdecañas y por otro el resto de la ZEPA. Lógicamente ha de haber interacciones entre ambas.

Las organizaciones ecologistas promotoras de la iniciativa para la demolición de la urbanización se muestran eufóricas porque, según ellos, el informe del CSIC les da la razón y propugna la demolición y restauración ambiental como mal menor desde el punto de vista ambiental, que es el único considerado por ellos. Los impactos económicos y sociales parece que no han de tenerse en cuenta.

Creo que el Tribunal va a tener que hilar muy fino cuando dictamine sobre la ejecución de la sentencia. El valor ambiental de la Isla de Valdecañas que, el propio informe del CSIC considera como no extraordinario, no debiera interferir negativamente en las condiciones socioeconómicas de un área muy castigada, con un bajo nivel de desarrollo y para la que la construcción de esta urbanización de lujo ha supuesto una inyección de oxígeno para fijar la población e incrementar sus débiles rentas.

Si el tribunal opta por la demolición de lo construido con una restauración ambiental o la restitución a su estado inicial y no se mantiene la urbanización, nos encontraremos ante dos situaciones muy negativas: una que la zona volverá al subdesarrollo anterior, y otra que todos los extremeños a través de la Junta de Extremadura habremos de indemnizar a los promotores de la obra con el lucro cesante y restitución de lo invertido, ya que la urbanización tenía todas las bendiciones autonómicas para su construcción. Difícil papeleta para los jueces.

Espero que este episodio servirá de lección a los políticos extremeños para no llevar a cabo más protección del territorio. Sobre todo, si esta se hace sin estudios muy concienzudos sobre el particular.

Parece que Extremadura que ocupa el furgón de cola del desarrollo español, con la menor renta y PIB per cápita de España, debería abandonar ya el camino conservacionista si no quiere que la emigración alcance límites insostenibles y convierta a la región en un desierto.

Una cosa es proteger las áreas de alto valor ambiental, a lo que nadie debería oponerse, y otra es convertir Extremadura en un parque natural, sin desarrollo posible. Eso tiene un precio y habría que ver si los extremeños estamos dispuestos a pagarlo. Y no sólo los ecologistas.

Por eso tal vez sería muy urgente que la Junta de Extremadura revisara las zonas protegidas existentes liberando de esta protección a todas aquellas que no tengan un valor ambiental destacado. De lo contrario el desarrollo extremeño continuará siendo muy precario o inexistente. Y como consecuencia Extremadura será difícil que levante cabeza.

viernes, 11 de enero de 2019


LA MUERTE DE LAURA LUELMO

La reciente muerte violenta de la joven profesora zamorana Laura Luelmo, ha servido para constatar una vez más, que algo no funciona bien en el sistema normativo penal español y en su aplicación.

Adelanto que no soy jurista, mi profesión es ingeniero agrónomo, y aunque tengo una cierta formación leguleya por mi condición de funcionario durante 40 años, mis razonamientos se basan en la aplicación de la lógica y del sentido común; de los míos.

Por eso parto de una base, probablemente diferente de la que defienden sesudos juristas y especialistas en la materia. Como ciudadano de a pie entiendo que la legislación penal, la aplicable al caso de la muerte violenta de Laura, ha de tener como objetivo prioritario la defensa de los derechos de las víctimas y no la de los intereses de sus verdugos. Aunque considero loable que se trate de conseguir la reinserción de los delincuentes durante su reclusión en prisión. Pero en mi indocta opinión el Código Penal debiera preocuparse con preferencia de las víctimas. Son las que más pierden y las que más sufren. Y no parece que la norma esté dirigida a alcanzar ese objetivo.

En este triste episodio, que no debiera haber ocurrido nunca, la que ha perdido más es Laura. Como en su momento les sucedió a Diana Quer, a Marta del Castillo o a Mari Luz Cortés. Le han segado de raíz su joven vida y su futuro. Y nada ni nadie podrá resarcirle de esa pérdida. No quiero ni pensar el sufrimiento y la angustia de esta joven mujer ante su cruel asesino y la imposibilidad de defenderse de su ataque, aunque ofreciera toda la resistencia de la que fue capaz.

Una vez ocurrido este asesinato he vuelto a escuchar las simplezas de siempre de los políticamente correctos que constituyen, según ellos, la progresía andante y dirigente de esta España nuestra que va dando tumbos.

A los cinco minutos de confesar el agresor su crimen, ya estaban los medios de comunicación y tertulianos de lo políticamente correcto con los mantras de que hay que mantener la cabeza fría; que no se debe legislar en caliente, en frío tampoco legislan o lo hacen de modo insuficiente y que hay que reinsertar a los delincuentes, pobrecitos míos. Y así una serie de estupideces que son repetidas una y otra vez como una cantinela indecorosa.

Nadie defiende con prioridad y firmeza a las víctimas. Una vez asesinadas es como si desaparecieran de la escena. Menos la familia, que por cierto la de Laura ha mantenido una postura impecable y equilibrada en todo el proceso, los allegados y algunas gentes de buena fe, nadie se ocupa de ellas. Pasan a un segundo plano desde el punto de vista social.

Eso sí, antes se las obsequia con aplausos en sus funerales y muchas velas encendidas y manifestaciones y carreras, con el lema de que todos somos Laura y cosas de esas que, salvo para confortar un poco a las familias, no sirven de mucho. Y después a otra cosa, mariposa.

Lo de los políticos raya en la desvergüenza. En lugar de legislar adecuadamente y adaptar el Código Penal para defender a las víctimas, se dedican a perorar unos contra otros sin hacer nada sólido. O incluso tratando de derogar disposiciones del Código Penal como la prisión permanente revisable, sólo porque no se les ocurrió a ellos, proponerla. Sin analizar si eso es bueno o malo para los ciudadanos. Sin considerar por qué se aplica en otros países.

Las justificaciones son de lo más pedestre. Por poner un ejemplo de alta referencia: el presidente del gobierno despacha la derogación de la prisión permanente revisable con el razonamiento de que la misma no ha logrado impedir este asesinato. Hombre ni la ley de violencia de género ha impedido que 47 mujeres hayan muerto este año a manos de sus asesinos. Ni el Código Penal ha sido capaz de frenar los diversos delitos que se producen. Así que, según tan inteligente conclusión, derogamos leyes y códigos y santas pascuas.

Si a este asesino que había matado con anterioridad a una mujer y acosado y agredido a otra, hubiera estado en la cárcel bajo la aplicación de la prisión permanente revisable, hoy día Laura Luelmo, seguiría dando sus clases en el instituto de Nerva y viviendo y disfrutando de su joven vida y soñando su futuro junto a su familia y amigos.

El que individuos de esta catadura anden sueltos sin control es lo que pone en peligro a la sociedad. Que tiene que defenderse de ellos para salvaguardar los derechos de los ciudadanos que nos dedicamos a vivir en paz y a cumplir la ley.

A estos últimos son a los que tienen que amparar las leyes y códigos. Y no dar ventaja a los derechos de los criminales frente a los de sus víctimas reales o potenciales.

A ver ahora quien devuelve a sus padres, a su pareja y a sus familiares la vida de Laura. Ellos también sufrirán durante toda su existencia esta irreparable pérdida.

Y está muy bien que se trate de reinsertar a los delincuentes. Pero sólo a aquellos que admitan esa reinserción. A los otros, como el asesino que nos ocupa, hay que retirarlos de la circulación. Claro que diré que es presunto hasta que un juez lo condene. Esa es la grandeza del estado de derecho. Que además de a los delincuentes ha de proteger con prioridad a las víctimas.

La conocida sentencia de Concepción Arenal “odia el delito y compadece al delincuente” quizá tuviera justificación en las condiciones sociales del tiempo en que se pronunció. Yo la completaría hoy día añadiendo “y siempre, defiende en primer lugar a las víctimas”


viernes, 4 de enero de 2019


EXTREMADURA MALTRATADA

Estoy seguro que el presidente de la Junta de Extremadura, por quien tengo el máximo respeto y consideración a nivel personal, conoce con precisión la situación de Extremadura en el contexto de España.

Somos una región de 41.300 Km2 con poco más de 1 millón de habitantes. Continuamos ocupando el último lugar en PIB y Renta Bruta disponible “per cápita”; tenemos la tasa de paro más alta de España y dentro de ella también la juvenil. Disfrutamos de los niveles de pobreza más elevados de la nación. Pero el señor Fernández Vara sabe que los extremeños tenemos dignidad. Y el Estado español la está pisoteando y está maltratando a Extremadura. Y no nos lo merecemos.

Da la impresión de que el presidente autonómico no es plenamente consciente de lo que ocurre con el tren en Extremadura. Puede deberse a que lo utiliza poco.

Lleva tiempo mareando la perdiz con Renfe, con Adif, con el ministro de la “caspa” y con el presidente del Gobierno, el actual que es de su cuerda y el anterior que no lo era, sin tomar decisión eficaz alguna sobre el transporte ferroviario en Extremadura. Y los extremeños nos sentimos maltratados y con nuestra dignidad pisoteada.

Se ha puesto al frente de dos manifestaciones una en Madrid cuando gobernaba el PP y la otra en Cáceres cuando gobierna su partido. Ninguna ha servido para nada. Ni el Pacto por el Ferrocarril, tampoco El desastre ferroviario en Extremadura sigue y continuará mientras el presidente y su partido en la región no adopten medidas firmes y contundentes.

Los extremeños no merecemos el maltrato a nuestra dignidad que nos están infligiendo los gobiernos de España, este y los anteriores de todos los tiempos, también los de la transición, que se anunció como una nueva época para España. En España volvía a amanecer. En Extremadura todavía no se ve el alba.

Podemos ser un pueblo pobre, resignado y poco reivindicativo, pero somos un pueblo leal y digno. Y nos merecemos tener el mismo trato que el poder central otorga al resto de comunidades autónomas. Sobre todo, cuando pagamos los mismos impuestos, aunque seamos en disfrute de servicios, españoles de segunda división.

El poder regional, en un lamentable error se dejó cerrar en 1985 la Vía de la Plata, una línea de ferrocarril clave para Extremadura antes y ahora que formamos parte de la Unión Europea más todavía. Sin la menor protesta extremeña nos quedaron sin un eje vital para la salida de nuestros productos hacia Europa. Todavía no he visto ni un solo movimiento de la Junta de Extremadura reivindicando la apertura y acondicionamiento de esa línea para conectar con el eje Atlántico transeuropeo en Salamanca y con los puertos del Norte de España.

También se ha dejado escapar el tren Lusitania que ahora discurre por Salamanca ¿Sabe lo que significa eso? Pues que el futuro AVE Madrid – Lisboa, no circulará por Plasencia, Cáceres, Mérida y Badajoz, lo hará por la ciudad charra para enlazar con una Y hacia Lisboa y Oporto. Al tiempo.

Lo del tren “digno” raya en la desvergüenza. Si no lo ha hecho todavía debería leerse los detallados e imparciales informes que un grupo de ingenieros del Club Senior de Extremadura ha confeccionado sobre el desarrollo de este tren “digno” entre Badajoz y Madrid. Podrá comprobar cuánto tardará en llegar a la capital de España. Calculan que como mínimo será en 2025. En el informe también se describe la chapuza en la que consistirá el mencionado tren, circulando por vías antiguas y nuevas, con parte electrificada, cuando se haga, y parte no. Nos han vuelto a engañar señor presidente.

Yo le sugiero una solución para que esto se arregle. Consiste en “apretar” al presidente del Gobierno. Que es lo que hacen en Cataluña y en el País Vasco. Exactamente igual. Sin contar los diputados extremeños del PP que ya lo harán, el PSOE tiene 4 diputados extremeños en el Congreso y Podemos 1. 5 diputados: el mismo número que tiene el PNV.

Como usted es persona inteligente, lo entenderá fácilmente. Mi propuesta es que advierta al señor Sánchez de que los diputados socialistas de Extremadura en el Congreso, junto a la diputada de Podemos (que supongo se unirá para este fin) romperán la disciplina de voto en los próximos presupuestos y los votarán en contra. Salvo que paralelamente se promulgue una ley especial de carácter nacional que contenga las inversiones necesarias del Estado - esas que nunca se han hecho en la historia extremeña - para sacar a Extremadura del pozo en el que se encuentra y conseguir la nivelación de servicios con el resto de comunidades autónomas. Y no me refiero sólo a las inversiones ferroviarias. La sanidad, la educación y otras infraestructuras relacionadas con las nuevas tecnologías también necesitarían apoyos del estado central.

Déjese de pamplinas y paños calientes y hágalo. Eso es lo que hacen los separatistas catalanes y vascos para conseguir sus propósitos. Y les va de maravilla. Se llevan todo. Échele valor y hágalo. Tendrá detrás a todos los extremeños que lo apoyarán sin fisuras.

Tome medidas firmes como la que le sugiero, porque el diálogo y los buenos modos no han dado resultado. Ya verá como el gobierno central empieza a respetar a los extremeños de los que usted es presidente. En este guirigay en el que han convertido España es la única manera de que te solucionen los problemas: por las bravas.

Y no admita en Extremadura ningún Consejo de Ministros hasta que a nuestra comunidad autónoma se le otorgue un trato digno desde Moncloa. Al menos el mismo que se concede a los separatistas catalanes.