CAMBALACHE
El
título y la letra de este tango que compusiera allá por 1934 Santos Discépolo,
se adaptan como guante a la mano al lamentable espectáculo que hemos
presenciado en la constitución de los nuevos ayuntamientos como consecuencia de
los resultados de las elecciones locales del 26 de mayo pasado. Ya se vislumbra
que igual bochorno se está dando en la constitución de los gobiernos
autonómicos y del nacional.
“Que
el mundo fue y será una porquería ya lo sé, en el quinientos dos y en el dos
mil también” reza la letra del famoso tango.
Lo
malo del caso es que el mundo sigue siendo una porquería en el 2019 y me temo
que continuará el cambalache y la suciedad a lo largo de muchos años más. En el
mundo real y en el de la política aún
más.
El
deplorable espectáculo del chalaneo y el cambalache político, buscando sillones
y eludiendo programas de gobierno que resuelvan los problemas de los
ciudadanos, que se ha producido en la constitución de los nuevos ayuntamientos
alcanza lo esperpéntico y hubiera hecho las delicias de Valle – Inclán, dándole
al gallego argumentos para nuevas obras.
Algunos
ejemplos patéticos: En Jerez de los Caballeros ha sido investido alcalde el único
concejal de Podemos, con la anuencia de PP y Ciudadanos, dejando a dos velas al
PSOE el partido más votado que se quedó a unos pocos votos de la mayoría
absoluta. Los votantes jerezanos estarán decepcionados y haciéndose cruces. Es
incomprensible para una mente racional y lógica que el concejal menos votado
ostente la alcaldía.
En
Burgos y Huesca, recién constituidos los ayuntamientos respectivos ya se
anuncian mociones de censura, lo que da idea de la inestabilidad existente en
los pactos suscritos por los partidos políticos en estos ayuntamientos.
Decisiones de última hora deprisa y corriendo, cambios y “tamayazos” en el
último minuto, dan lugar a estos grotescos espectáculos.
En
Badalona, García Albiol del PP, el partido más votado con diferencia, ha resultado
apartado a última hora por un cambalache entre el PSC y los independentistas.
El
tango seguía:
Hoy
resulta que es lo mismo / ser derecho que traidor / ignorante, sabio o chorro /
generoso o estafador.
Todo
es igual / nada es mejor / lo mismo un burro que un gran profesor.
La abundancia actual de personas mediocres en
los partidos políticos es patente. La clase política moderna, entendiendo por
tal la que comenzó la transición en 1978, ha ido perdiendo categoría con el
paso del tiempo. La comparación de los políticos actuales con los del principio
de la transición no resiste el menor análisis. Ni tampoco con ingeniosos
políticos más antiguos como Estanislao Figueras, presidente durante la I República
española, que pronunció la conocida frase “Señores: voy a serles franco, estoy
hasta los cojones de todos nosotros” y se largó de España. Como consecuencia de
la mediocridad que impera en la política actual el cambalache y los chalaneos
políticos han ido “in crescendo” y los espectáculos circenses que presenciamos
hoy día son inenarrables a fuer de lamentables.
La desaparición del bipartidismo y la
fragmentación del voto en varios partidos políticos, ha determinado la práctica
ausencia de mayorías absolutas que quiérase o no dan estabilidad a los
gobiernos sean nacionales, autonómicos o locales. El bipartidismo tiene
ventajas e inconvenientes pero en general proporciona mayor estabilidad y si el
partido en el gobierno le falla a los ciudadanos, estos a los cuatro años lo
cambian por el partido opositor que tratará de hacerlo mejor por el riesgo de
ser sustituidos en las siguiente elecciones.
Habría que lanzarse a cambiar la ley electoral,
institucionalizando, como existe en Francia por ejemplo, la segunda vuelta.
Esto favorecería la estabilidad en los
gobiernos y la desaparición de formaciones nacionalistas, algunas de ellas para
sonrojo del sistema además independentistas, que quedarían relegadas a sus
ámbitos autonómicos y locales y no interferirían en las elecciones nacionales como
sucede ahora, ya que en muchas ocasiones han llegado a tener la llave del poder
y a decidir gobiernos.
Pero me temo que los políticos actuales no
están por la labor. El cambalache de cargos ha tomado carta de naturaleza y los
actores se han tirado al barro de la desfachatez para el intercambio de cromos.
Hoy día la elección del alcalde de un municipio no depende de la voluntad de
los electores sino tal vez de un pacto en el que puede influir decisivamente la
composición del gobierno de una comunidad autónoma o la del gobierno de la
nación según se negocie.
Se dejan de lado principios que han constituido
la seña de identidad de un partido por el que los ciudadanos lo votaron, para
aliarse con otro u otros partidos a los que los votantes concernidos no habrían votado en su vida.
Así que como dice el mentado tango
continuaremos cantando también en el siglo XXI:
Siglo veinte cambalache / problemático y febril
/ el que no llora no mama / y el que no afana es un gil.
¡ De pena¡