viernes, 15 de julio de 2022

 

UNA NUEVA DIVISIÓN TERRITORIAL PARA EXTREMADURA

La nueva comarcalización anunciada hace unos días por la Junta de Extremadura y que divide la región en 9 comarcas de una manera a mi entender bastante subjetiva y sin fundamento territorial claro, parece que ha sido retirada de la circulación porque a simple vista daba la impresión de que estaba poco elaborada. Como ejemplo a la comarca de Plasencia se le excluían Montehermoso y Jaraíz tradicionalmente unidas con la capital del Jerte. Al norte del Tajo, la provincia de Cáceres se dividía en tres comarcas, mientras que al sur solo se proponía una.

Uno que no es experto en ordenación del territorio, pero que en función de los puestos que ocupó en el IRYDA y posteriormente en la Confederación del Guadiana y en la Junta de Extremadura ha tenido ocasión de conocer a fondo el territorio de Extremadura, cree tener un conocimiento suficiente de la región y por eso me he permitido bosquejar una nueva división territorial. Creo que comparto con algunos expertos en territorio, al menos en parte, la nueva división territorial que propongo.

Un problema de Extremadura, como lo tiene Canarias, es la división en dos provincias. Hay tendencia a buscar agravios comparativos entre ellas. Si Extremadura hubiera estado dividida en cuatro provincias, cosa que debería haber ocurrido en la división territorial de Javier de Burgos en 1833, probablemente se hubieran reducido los problemas de celos entre las dos provincias como ahora se pone de manifiesto en muchas ocasiones. Y que siguen en pie, a pesar de los llamamientos a la cohesión territorial que se hacen desde algunos estamentos de la sociedad civil, como ha hecho el Club Senior de Extremadura en unas recientes jornadas celebradas en Guadalupe.

El modelo que propongo supera lo que se conocería como comarca, para abordar una unidad superior que yo denomino unidad territorial y que tendría unas dimensiones prácticamente igual a las que se hubieran producido dividiendo Extremadura en cuatro provincias.

Mi propuesta es fraccionar Extremadura en cuatro unidades territoriales con cabeceras en Badajoz – Mérida con la capital como una especie de distrito especial al estilo de Washington, Don Benito – Villanueva, Cáceres y Plasencia. Serían las unidades territoriales con superficies en torno a 10.000 km2 y agruparían población alrededor de la mitad de la que hay actualmente en cada provincia.

He llevado a cabo un estudio del Área Territorial de Plasencia y puede ser el modelo a seguir. El Área territorial de Plasencia tiene una extensión de 8.816,43 km2 y representa el 44,4 % de la superficie provincial de Cáceres (19.868 km2) y el 21,17 % de la de Extremadura (41.634 km2). Agruparía las antiguas comarcas de Hervás, Jaraíz, Coria, Plasencia y Navalmoral. La población total ascendería a unos 196.000 habitantes (datos de 2020), aproximadamente el 50 % de la población de la provincia cacereña.

El nuevo modelo a aplicar para el desarrollo del área de estudio se basa en la consideración de una capital del área Plasencia (39.860 habitantes) que se ubica en la parte central del territorio. Como cabeceras de comarca se sitúan: Jaraíz de la Vera (6.503 habitantes), Hervás (3.957 habitantes), Coria (12.366 habitantes) y Navalmoral de la Mata (17.163 habitantes).

Como núcleos de expansión se consideran las siguientes poblaciones:

Comarca de Jaraíz de la Vera: Jarandilla de la Vera (2.828 habitantes).

Comarca de Plasencia: Montehermoso (5.739 habitantes), Malpartida de Plasencia (4.602 habitantes), Cabezuela del Valle (2.194 habitantes).

Comarca de Hervás: Zarza de Granadilla (1.805 habitantes) y Pinofranqueado (1.736 habitantes)

Comarca de Coria: Moraleja (6.750 habitantes), Torrejoncillo (2.935 habitantes), Valverde del Fresno (2.309 habitantes)

Comarca de Navalmoral de la Mata: Talayuela (7.371 habitantes), Almaraz (1.744 habitantes)

El modelo se constituye con una capital de área territorial, 4 cabeceras de comarca y 11 núcleos de expansión. El conjunto de los núcleos anteriores tiene una población de 119.862 habitantes que representa el 61 % de la población total del área de estudio.

Este número de núcleos seleccionados 16 representa el 11,5 % del total de núcleos de población del área de estudio (139).

Mediante esta nueva división territorial se trata de mejorar el uso de los recursos públicos existentes en el área, buscando una mejor utilización de los mismos mejorando su eficiencia y su eficacia, de modo que sirvan de soporte a las actividades de la iniciativa privada o público - privada en las cuales ha de apoyarse el desarrollo de esta área territorial.

Considerada a nivel autonómico, tiene una dimensión territorial y número de habitantes idóneo para poder definir un modelo de desarrollo que permita la puesta en valor de todos sus recursos naturales, industrializarlos, transformarlos y comercializarlos al máximo dentro y desde el territorio para retener su valor añadido en él, de modo que el área evite su despoblamiento, que en algunas zonas empieza a ser preocupante y de difícil recuperación.

Se proponen en el modelo desarrollado, actuaciones en materia de: sedes de la administración autonómica, infraestructura de carreteras, ferrocarriles y de digitalización y conectividad, agroalimentaria y de mejora de regadíos, industrial con nuevos polígonos, sanitarias con adecuación de hospitales en Plasencia, Coria y Navalmoral, de educación con refuerzos de los centros existentes de la Universidad de Extremadura y de la UNED y de justicia entre otras, al objeto de acercar los servicios al ciudadano y facilitar el acceso a los mismos, de modo que con esta cercanía y una adecuada dotación  se pudiera facilitar la permanencia de las poblaciones en el medio rural evitando el despoblamiento y la conversión en un desierto poblacional.

El modelo propuesto puede ser mejorable y tal vez pudiera constituir con las mejoras que hubiere lugar, un punto de partida para una nueva división territorial de Extremadura.

Este blog tomará unas vacaciones para ver si nos recuperamos de estas olas de calor que nos azotan. Como ustedes los amables lectores también tienen derecho a un merecido descanso, nos veremos a primeros de septiembre. Salvo que algún acontecimiento importante nos obligue a opinar en plena canícula. Que lo pasen bien.

viernes, 8 de julio de 2022

 

FICCIÓN Y REALIDAD

En la España actual se dan diferencias muy notables entre la imagen oficial que se transmite sobre la situación de la nación y la realidad que se vive en nuestras capas sociales.

La España oficial vive en un mundo de gasto imparable y de fantasía. Tenemos una presidencia y 22 ministerios de los cuáles tres son vicepresidencias, muchos de ellos sin funciones que justifiquen su existencia, pues sólo sirven para cumplir compromisos de colocación de miembros del partido que forma coalición con el socialista.

Es una elefantiásica administración central, con una gran parte de sus competencias principales transferidas: sanidad, educación, industria, comercio, turismo, agricultura o medio ambiente entre otras, que coexiste con 17 administraciones autonómicas, más 2 ciudades autónomas.

Además, permanecen a nivel local las diputaciones provinciales en todas las autonomías no uniprovinciales y más de 8.000 ayuntamientos que, a su vez, se agrupan en mancomunidades. Como puede deducirse, una administración absolutamente gigantesca que hemos de sostener los españolitos con nuestros impuestos.

Como por otra parte aspiramos al estado del bienestar, casi todo lo que tenemos lo hemos conseguido endeudando a España hasta llegar al 120 % de nuestro PIB, una de las deudas más elevadas de los países de la UE y, además, superando casi siempre los límites establecidos para el déficit de cada ejercicio. Vivimos como ricos, cuando no lo somos.

La reciente cumbre de la OTAN, siendo importante su organización para España, en mi opinión, se ha excedido en pompa y boato. Con un país endeudado hasta las cejas, nos permitimos invitaciones con acompañantes y excursiones varias con banquetes y fiestas sin tasa. Se justifica el dispendio con el argumento de que la cumbre ha generado ingresos muy por encima de los gastos, sin que exista constancia demostrativa alguna. Podían haber sido un poco más comedidos.

Y luego están exageraciones ridículas como la del ministro Albares, asegurando que esta cumbre de la OTAN ha estado al nivel de la conferencia de Yalta, o de la caída del muro de Berlín. Sí que podemos presumir de una buena organización. Pero es que, en España, siempre se han organizado bien estas cosas.

Una ministra, una secretaria de estado y varias asesoras se desplazan en avión Falcon oficial, cuando hay un montón de vuelos comerciales, a Nueva York y Washington a darse un garbeo, sin que nos hayan explicado cuáles han sido sus actividades concretas que justificaran el periplo, más allá de algún “selfie”. Ellas podemitas de siempre, que juraban que solamente viajaban en clase turista. ¡Cómo cambian los tiempos ¡

Pero la realidad de España tiene otras caras mucho menos agradables que las que publicita el gobierno en sus manifestaciones públicas.

Somos el país con más paro de la UE, un 13 % frente al 6,6 % de media europea, y estamos continuamente manipulando los datos para dar la impresión de que hay menos desempleo del que realmente existe. La última maniobra ha consistido en hacer que los fijos discontinuos no figuren como parados cuando no trabajan. Así se han escamoteado cientos de miles de trabajadores que, estando desempleados, no figuran como tales.

Frente a las muestras de despilfarro oficial antes reseñadas, las descritas sólo son una mínima muestra, nos encontramos con los datos publicados por el INE, sobre la Encuesta de Condiciones de Vida en España del año 2021.

La tasa de riesgo de pobreza o exclusión social AROPE siglas de (At Risk of Poverty or Social Exclusion) ha pasado del 27% en el año 2020 al 27,8 % en el año 2021. Esta tasa tiene tres componentes: el riesgo de pobreza, la carencia material y social severa y la baja intensidad en el empleo.

 

De igual modo el ingreso medio por persona en el año 2021 ha sido de 12.269 € un 0,2 % inferior al del año anterior.

 

En función del nivel de actividad, estaba en riesgo de pobreza el 58,6 % de los parados, el 17,9 % de los ocupados y el 16,2 % de los jubilados.

 

La desigualdad también aumentó. El índice de Gini que toma el valor 0 para igualdad perfecta y 100 para desigualdad máxima, se situó en el valor 33 en la medida de desigualdad de ingresos. El año anterior era de 32,1.

 

El análisis por comunidades autónomas muestra que el ingreso por persona alcanza en el País Vasco los 15.544 € mientras que Extremadura es donde menos valor alcanza el ingreso con 9.500 €. La media de España está en 12.269 €.

 

Respecto de la tasa AROPE la media nacional se sitúa en el 27,8 % siendo Navarra con un 14,7 % la de menor valor de la tasa y Ceuta con un 43 % y Andalucía y Extremadura con un 37,8 % las de más alto valor.

 

La tasa de pobreza, una componente de la tasa AROPE, sitúa la media de España en un 21,7%, siendo Navarra con un 9,8 % la de menor tasa y Ceuta, Andalucía y Extremadura las de mayor incidencia con un 32,3 %.

 

En España el 32,7 % de la población no puede irse de vacaciones una semana al año y el 8,8 % tiene muchas dificultades para llegar a fin de mes.

 

Y el último dato de la inflación eleva la misma al 10,2 % cifra que no se producía desde hace 40 años. Destacan las escandalosas subidas de los precios de la energía eléctrica, del gas, de los combustibles y de la cesta de la compra. Miles de familias están sufriendo graves penurias por esta alza de precios y Cáritas o los Bancos de Alimentos, constatan como se incrementa el número de familias a las que atienden.

 

De los datos anteriores se deduce que la realidad de la sociedad española es muy distinta a las proclamas triunfalistas del gobierno y de los partidos que lo sustentan.

 

Vista la cruda realidad, se debería empezar cuanto antes a reducir gastos oficiales superfluos y en paralelo llevar a cabo una reducción de impuestos, para dar algo de oxígeno a la sociedad española que lo está pasando francamente mal. Y dejarse de fastos y fuegos artificiales, que no conducen más que a la derrota en las próximas elecciones, como vienen apuntando la mayoría de las encuestas.