CIENTIFICOS
CATALANES INDEPENDENTISTAS
Uno
lee algunas manifestaciones en los medios de comunicación sobre las razones que
justificarían una posible independencia de Cataluña, que le dejan helado.
Una
de ellas que he tenido la oportunidad de contemplar en la prensa digital es la
de un grupo de científicos catalanes pertenecientes al colectivo “Científicos
por la República” de la ANC (Asamblea Nacional Catalana). Justifican la
independencia catalana con el contundente y riguroso argumento de que “España (salvo
Cataluña, claro) es un país agrícola y de caza”. Chúpate esa.
Parece
que de unos 45.000 científicos e investigadores que según el diario digital
desarrollan su labor en Cataluña, unos 1.000 apoyan la independencia. Menos
mal. Sólo suponen el 2,22 % del total. 44.000 no parecen entrar en el juego. Aunque
el colectivo de científicos soberanistas, sin datos que puedan demostrarlo,
asegura que la mayoría de los científicos catalanes apoyan la independencia.
Como puede verse puro rigor.
Los
argumentos que esgrime este grupo de sabios soberanistas, entre los que se
encuentran destacados catedráticos e investigadores, lo dejan a uno atónito y
con muchas dudas sobre el nivel cultural de estos adalides de la ciencia.
Diera
la impresión de que están inmersos en una burbuja provinciana mirándose allí el
ombligo y encantados de ser tan inteligentes y tan avanzados investigadores. Es
un ejemplo de colectivo defensor de un pretendido supremacismo catalán sobre el
resto de España. Que por cierto no se sustenta en base alguna.
Estos
científicos se ve que están inmersos en sus trabajos, están en la introspección
más absoluta y, ensimismados, no se enteran de nada. Ni siquiera se molestan en
conocer los datos estadísticos. Ellos en su inmensa soberbia y prepotencia no
necesitan esa información. Su opinión es irrefutable.
Calificar
al resto de España como un país agrícola y de caza es cuando menos una temeridad.
Los últimos datos disponibles en el INE de la distribución del PIB por sectores
de actividad dan para el sector de agricultura, ganadería y pesca en España una
aportación al mismo del 2,65 %. Si con este valor se califica a España como un
país agrícola que venga Dios y lo vea. Cataluña aporta el 1,42 % menos de la
media pero no tan lejos de ella. Claro que si se compara con la Comunidad de
Madrid que aporta el 0,15 % Cataluña podría considerarse como una comunidad de
tipo silvo pastoril.
Dos
regiones tan denostadas por los catalanes secesionistas como Andalucía (4,31%)
y Extremadura (8,30 %) con aportaciones respectivas de la agricultura al PIB,
son algo más agrarias pero no predomina en ninguna de ellas el sector primario.
Así que la principal razón que argumentan estos científicos para abrazar la
independencia carece de toda consistencia.
Como
el primer argumento empleado no resiste el menor análisis utilizan otros con
tintes más políticos y de todavía más complicada demostración con hechos o
datos.
Consideran que España es un país "monolítico y oligarca" que "asfixia
el libre pensamiento y la libertad creadora". Y que desprecia a la
ciencia.
Están
seguros de que la república catalana les permitiría aumentar la inversión en
investigación y situarles como un país puntero. Estos
Científicos por la República también consideran
que la clase política catalana es infinitamente más abierta y
avanzada que la española y por eso creen a pies juntillas que con un estado
propio el presupuesto para I+D en relación al PIB sería muy superior al que se
da en España.
Parecen ignorar las tropelías que los políticos
catalanistas han cometido hasta llegar a la declaración unilateral de
independencia, saltándose a la torera las leyes y sentencias judiciales e
incluso los informes de los asesores legales de su parlamento. Curiosa opinión
la que tiene este colectivo sobre los que significa ser un político avanzado y
abierto.
Como se ve este grupo de científicos
separatistas también cree en la taumaturgia de la nueva república catalana.
Piensan que al instante siguiente de estar en su nuevo estado aquello será como
el País de las Maravillas, una Arcadia feliz. Se dedicarán montañas de dinero a
la ciencia y a la investigación. Naturalmente no cuantifican qué dinero
destinará a este fin el nuevo estado ni de dónde se obtendrán los cuantiosos
fondos que se supone se necesitarán para llevar a cabo sus programas científicos.
Eso como en la rima asonante lo dejan al arbitrio del poeta.
Para rematar entran en terrenos aún más
pantanosos, los cuáles están tomados del argumentario que manejan los
independentistas. Es el mantra de que el franquismo sigue gobernando España.
Esta afirmación es indicadora de que o no
vivieron el franquismo o que si lo vivieron tienen bastante mala memoria. En
este último supuesto ha de subrayarse que para llevar a cabo programas de
investigación de excelencia la buena memoria es condición necesaria, aunque no
sea suficiente. Si España fuese hoy día franquista y no un país democrático,
ellos estarían calladitos o investigando allende nuestras fronteras. Si es que
daban la talla para hacerlo.
Por descontado gracias a que España es una
democracia consolidada que respeta los derechos humanos ellos pueden exponer
libremente sus ideas y apoyar al independentismo. Con el “generalito” y sus
adláteres a los mandos no se les habría ocurrido hacerlo. Seguro que
pertenecerían al grupo de los que le hacían la pelota al dictador. Como tantos
de ellos que, después durante la transición, han presumido de que en tiempos
dictatoriales eran furibundos demócratas.