EXTREMADURA:
¿QUÉ HACER PARA SALIR DEL POZO?
El
Instituto Nacional de Estadística (INE) ha publicado dentro de la Contabilidad
Regional de España, los datos correspondientes a las macromagnitudes económicas
del año 2022.
Extremadura,
una vez más, sale malparada y ocupa los puestos de cola en las clasificaciones.
Se encuentra en el fondo del pozo. Examinemos algunos datos.
En
PIB expresado en términos de volumen, Extremadura es la región que menos creció
(2,1 %). A continuación de Extremadura se situaron Castilla la Mancha (2,2 %) y
Castilla y León (3,1 %). Las comunidades autónomas que más crecieron fueron
Baleares (12,5 %) seguida de Canarias (9,7 %) y Madrid (7,2 %). Es decir,
Baleares creció casi 6 veces más que Extremadura. El PIB medio de la UE-27 se
situó en el 3,4 %.
Respecto
al PIB “per cápita”, Extremadura ocupa el tercer lugar por la cola (21.343
€/hab.). Sólo supera a Andalucía (21.091 €/hab.) y a la ciudad autónoma de
Melilla (20.698 €/hab.).
La
Comunidad de Madrid se encuentra a la cabeza de este indicador con 38.435 €/hab.,
seguido del País Vasco (35.832 €/hab.) y Navarra (33.798 €/hab.). Es decir, en
Madrid el PIB por habitante es un 80,1 % mayor que en Extremadura. El PIB per
cápita medio de la UE – 27 es de 35.440 €/hab. Esto significa que el PIB por
habitante extremeño es de un 60,2 % del medio de la Unión Europea.
Respecto
a la Renta Bruta Disponible de los Hogares “per cápita”, según los datos
publicados por el INE correspondientes al año 2021, encabeza la clasificación
el País Vasco (20.865 €) seguido de Madrid (20.357 €). Extremadura, ocupa la
penúltima posición (13.378 €) y solamente supera a la ciudad autónoma de
Melilla (13.151 €). Es decir, un extremeño tiene una renta bruta disponible del
64,1 % de un vasco.
Otros
indicadores como la tasa de pobreza o exclusión social AROPE para el año 2022, indican
que Extremadura presenta el más alto valor de España, con el 36,9 %, seguida de
Canarias (36,2 %) y Andalucía (35, 8 %). La media de esta tasa a nivel nacional
es del 26 %. Extremadura se encuentra más de 10 puntos por encima de este valor
medio.
Por
otra parte, Extremadura ha sido la única comunidad autónoma española que ha
perdido población en el año 2022. El censo se ha reducido en 2.502 personas.
Como
puede deducirse, seguimos en el fondo del pozo. Y no se vislumbran visos de
mejora.
A
la vista de estos datos y de la permanencia de los mismos en el tiempo, se
necesita de manera urgente que Extremadura cambie radicalmente sus políticas de
desarrollo. Hay que dar un giro de 180º a las mismas.
Los
resultados anteriores demuestran que ha sido un grave error aplicar casi
exclusivamente políticas de corte ambientalista y proteccionista en Extremadura,
que han traído como consecuencia, que en que en la actualidad nos encontremos
con una elevada superficie de territorio protegido. Esta protección resulta ser
un corsé para el desarrollo y condiciona mucho la economía de una zona. Es
evidente que todas las zonas dignas de protección por sus valores ambientales
debieran continuar protegidas. Pero esto hay que determinarlo mediante estudios
multidisciplinares que demuestren la existencia de valores dignos de
protección. En este tema la Universidad de Extremadura podría jugar un
importante papel, que hasta ahora no ha desempeñado.
Hay
que pasar a políticas de industrialización. En primer lugar, transformando en
la región nuestros recursos endógenos para quedarnos con el valor añadido.
Extremadura tiene una estructura bastante avanzada de producción
agroalimentaria, con una agricultura y ganadería muy tecnificadas, que obtiene
productos de elevada calidad. Y su transformación primera y siguientes ha de
hacerse en la región y no exportar el producto bruto, del que se beneficien
otras comunidades autónomas o países.
Pero
esto ha de completarse con políticas que apuestan por las industrias basadas en
las nuevas tecnologías, que son las que generan empleos de calidad. Somos uno
de los mayores productores de energía renovable. El 80 % de la misma se exporta
a otras zonas de España. Debiéramos exigir que una parte de la energía
producida se consumiese en nuevas industrias a instalar en la región. Esto
sería lo justo y equitativo. Lo otro es someter a Extremadura a una nueva
colonización energética.
Es
evidente que nuestro potencial turístico puede ser otro importante apoyo para
el desarrollo regional. Disponemos de paisajes, ciudades con historia,
monumentos, y gastronomía de alta calidad que han de ser puestos en valor. Y
eso exige incorporar la región a circuitos internacionales y especialmente al
eje Madrid – Lisboa.
Y
dejar de lado las políticas de subvenciones y sopa boba, pasando a políticas
que generen empleo estable y de calidad. La Universidad ha de impartir las
titulaciones necesarias para disponer de personal idóneo, completado con los
programas de formación profesional.
Pero
Extremadura ha de resolver con urgencia el importante déficit de
infraestructuras especialmente ferroviarias que padece y que impide un adecuado
desarrollo. Hay que impulsar los tres corredores ferroviarios vitales para la
región. La línea de alta velocidad Badajoz – Madrid, la reactivación de la
línea férrea Ruta de la Plata, un servicio torpemente eliminado en 1985 y la
modernización de la línea Mérida – Brazatortas. Sin estas comunicaciones
Extremadura está aislada tanto para transporte de viajeros como de mercancías.
Y
habría que empezar a diseñar un marco de infraestructuras aéreas para la
región.
Las
empresas no vendrán a Extremadura si no hay buenas comunicaciones. El disponer
de ellas es algo que deberíamos reivindicar con fuerza los extremeños.
Mis
mejores deseos de felicidad y alegría para el año 2024, a todos los lectores
del Blog.