viernes, 24 de abril de 2020


LA REAL SOCIEDAD ECONÓMICA EXTREMEÑA DE AMIGOS DEL PAÍS

Hace unos días, antes de producirse el confinamiento vírico, mi buen amigo y compañero en el Club Senior de Extremadura, Paco González Zurrón, me invitó a participar en la capital pacense en una tertulia que tiene lugar en la sede de la institución que da título a este artículo, los martes, no recuerdo si con periodicidad semanal o quincenal, y en la que se tratan temas muy diversos, siempre de interés para Extremadura y para Badajoz.

Me sugirió Paco que tratara el tema del camalote, una especie invasora que lleva un tiempo apropiándose del ecosistema del río Guadiana y que ha devenido en una gran preocupación para los intereses extremeños de la cuenca y para los pacenses en particular. Le argumenté que no soy un experto en camalote y que sólo podría contar mi experiencia cuando apareció por primera vez esta especie invasora en el río, pues en aquel tiempo yo ocupaba el cargo de presidente de la Confederación Hidrográfica del Guadiana. Así que hablaría de lo que viví por entonces.

Hizo mi presentación a los asistentes Manolo Piedehierro directivo de la Institución, que también es amigo mío y que ocupó el cargo de secretario general de la Confederación en mi época de presidente de la misma. Con un auditorio reducido pero de un gran nivel intelectual y profesional, transcurrió la hora y media de tertulia. Para el que suscribe fue un gran placer y un honor intervenir en ella. Así que mi agradecimiento a los que me invitaron a participar.

Pero no quería yo hablar de esta tertulia sino de la Real Sociedad Económica Extremeña de Amigos del País (RSEEAP), la Económica para el público en general, que tiene su sede en Badajoz. Una institución de base cultural, ilustrada y liberal que fue fundada por una Real Orden del año 1815. Estamos ante una veterana institución que ha logrado pervivir por más de doscientos años y que ha visto pasar ante ella monarquías, repúblicas, guerras civiles, dictaduras y períodos democráticos como el que afortunadamente vivimos hoy.

Una sociedad que agrupa a gentes de ideología diversa pero siempre con la tolerancia por bandera, que tienen a la cultura como una base principal de convivencia y el debate como mecanismo fundamental para el intercambio de ideas.

A lo largo de su dilatada trayectoria ha contribuido a impulsar múltiples actividades en la ciudad y en la región. Desde cátedras de diversas materias, a escuelas normales de magisterio masculino y femenino, academias como la de medicina o la de dibujo y pintura, comisiones para el estudio y conservación de monumentos históricos e incluso la fundación de la Caja de Ahorros y Monte de Piedad de Badajoz en 1889, hoy desgraciadamente absorbida por una entidad bancaria.

Las Sociedades Económicas de Amigos del País, surgieron en España en la segunda mitad del siglo XVIII, durante el reinado de Carlos III que las puso bajo protección real tal y como se refleja en sus nombres. La primera de ellas fundada en 1775 fue la Real Sociedad Bascongada de Amigos del País.

Nacieron como elementos de extensión de las ideas de la Ilustración y para la difusión de los nuevos conocimientos científicos y técnicos de aquel movimiento reformista que aportaba nuevas luces a la sociedad de su tiempo y que suponía la entrada de nuevas ideas renovadoras de una nación atrasada y caciquil. Su objetivo era incorporar  España a Europa por entonces mucho más avanzada que nuestro país.

Hoy día permanecen activas en España 22 de estas sociedades y entre ellas figura la RSEEAP, a la que dan como fecha de fundación el año 1816.

La Económica de Badajoz organiza múltiples actividades, entre las que destaca variados ciclos de conferencias de un gran interés en las que se abordan temas diversos de naturaleza económica o social. Estos temas se tratan desde un ámbito constructivo y de tolerancia dado el alto nivel cultural y profesional de sus socios a algunos de los cuales conozco.

Ocupa una coqueta sede en la capital pacense y cuenta además de con un salón de actos con capacidad para unas 100 personas adornado con originales grabados, con una biblioteca que en la actualidad dispone de cerca de 25.000 volúmenes.

Creo que una institución como la RSEEAP, da prestigio y categoría a una ciudad como Badajoz y dice mucho de la altura de miras de las generaciones de socios que han sido capaces de mantener activa la institución por más de dos siglos.

Algunos directivos de la Económica me han propuesto dar una conferencia en el futuro en su sede. Probablemente será sobre el agua en Extremadura, que es el título de un libro que escribí hace unos pocos años. Será un honor para mí poder intervenir en tan prestigiosa institución. Pero ya veremos cuando, pues el coronavirus no para.



viernes, 17 de abril de 2020


PLANES HIDROLÓGICOS: LA CUADRATURA DEL CÍRCULO

En la actualidad se encuentra en proceso de participación pública la confección del denominado Esquema provisional de Temas Importantes (posteriormente pasará a ser definitivo), que es una fase intermedia en la redacción de los planes hidrológicos de las cuencas o demarcaciones hidrográficas de España para el tercer ciclo de planificación (2021 – 2027). Estos planes hidrológicos se confeccionan en base a lo dispuesto en la Directiva Marco del Agua (DMA) promulgada en el año 2000, la cual regula la política de aguas en la UE y que ya ha sido traspuesta al ordenamiento jurídico español.

Esta Directiva de corte eminentemente ambientalista se sustenta en algunos principios que, en mi opinión, perjudican a España. La DMA está redactada pensando en climas centro y norte europeos y no en las condiciones del clima mediterráneo típico de la Europa del sur, lo cual afecta principalmente a Grecia, Italia,  Portugal y España.

La DMA irrumpió en el panorama hídrico europeo, cual elefante en una cacharrería. Publicada en el año 2000, da prioridad a los temas ambientales (se nota la influencia de los lobbies ecologistas en Bruselas). Su objetivo de conseguir el buen estado de las masas de aguas tanto superficiales como subterráneas a más tardar el año 2027, se establece sin tener en cuenta que antes de la promulgación de esta norma existían importantes concesiones de recursos hídricos para usos económicos: abastecimiento, regadíos o usos industriales, que podrían verse afectados negativamente por sus disposiciones.

Con la idea de conseguir el buen estado de las masas de agua a toda costa, se ha establecido un régimen de caudales ecológicos al cual se le da un carácter de restricción previa a los sistemas de explotación. En “roman paladino”: los caudales ecológicos se aplican con carácter retroactivo y excluyente y con preferencia a usos preexistentes, sin posible indemnización por los daños causados a estos.

Recomienda la normativa que los caudales ecológicos han de concertarse con los otros usos. ¿Pero cómo hacerlo, si hay caudales en régimen natural de muchos de nuestros ríos que en estiaje se aproximan a cero? Para asegurar el caudal ecológico en esa época, este se tiene que suministrar detrayéndolo del volumen embalsado para usos económicos que son muy anteriores a la DMA. Por tanto afectan a usos  preexistentes y especialmente a los más de 3,4 Millones de hectáreas de regadíos que estaban en explotación con anterioridad a la DMA, tal y como figuran en el Plan Nacional de Regadíos redactado en 1998.

La segunda cuestión es el elevado coste presupuestario de las medidas de los programas de actuación que se diseñan en los planes hidrológicos. Estos programas parecen destinados a países de alto poder económico o para épocas de vacas muy gordas en los de menos capacidad de gasto. En ninguno de los dos casos se encuentra actualmente España. Y con el virus que nos azota posiblemente ni los países ricos de la UE estarán en disposición de cumplir los programas de medidas.

A todo esto hay que añadir la entrada en escena del cambio climático que traerá consigo menos lluvias y por tanto menos recursos hídricos disponibles y además más consumo de agua por los cultivos. Por otra parte se producirá un aumento de la frecuencia de lluvias torrenciales y habrá más sequías.

Así que estamos ante la cuadratura del círculo. Establecemos nuevos caudales ecológicos prioritarios en un escenario en el cual habrá menos agua y más consumo de los cultivos y de las poblaciones. Ya me dirán.

Una solución al problema podría consistir en aumentar nuestra capacidad de regulación con nuevos embalses. Así se garantizarían los caudales ecológicos y a través de ellos el buen estado de las masas de agua. De igual modo se aseguraría el mantenimiento de las garantías de las demandas de los diferentes usos si vienen épocas de sequía, aprovechando los recursos generados en las precipitaciones de alta intensidad cuya frecuencia irá en aumento por el cambio climático. De paso servirían para laminar posibles avenidas, reduciendo el riesgo de inundaciones.

Los movimientos ecologistas, que encuentran eco en el Ministerio de Transición Ecológica, tratan de culpabilizar a los regadíos de la situación por ser el uso que más agua utiliza. En lo que respecta a España ha de tenerse en cuenta que los regadíos son un sector estratégico que asegura el alimento de los ciudadanos (españoles y turistas), así como la fijación de la población en el territorio y provee de materia prima a la industria agroalimentaria. Gracias al sector agrario del que el regadío es principal exponente, estamos salvando la situación de emergencia por el coronavirus que ha aparecido en España. Por lo que el sector agroalimentario igual que el sanitario debe de ser mantenido y potenciado.

Los regantes españoles a través de las inversiones en modernización, han hecho y sigue haciendo un considerable esfuerzo económico para mejorar la eficiencia en el uso del agua. Pero hay serios indicios de que en los nuevos planes hidrológicos y en aras a la recuperación de costes que propugna la DMA, se pretende gravar aún más al regadío con nuevos cánones ambientales.

Se debería, antes de proponer alegremente estos nuevos gravámenes, estudiar la capacidad de pago de los diferentes tipos de explotaciones de riego que se dan en las cuencas hidrográficas españolas y luego decidir sobre el particular. Pero yo me pregunto si estos burócratas ministeriales conocen en qué consiste la capacidad de pago de una explotación de riego. Quizás deberían repasar la sistemática del USBR (United States Bureau of Reclamation). Pero opino que no lo harán.


viernes, 10 de abril de 2020


SANITARIOS Y SANIDAD EN ESPAÑA

Circulaba por la opinión pública y la publicada desde hace tiempo la idea de que en España disfrutamos de uno de los mejores sistemas sanitarios o sanidad pública del mundo. Creo que, en un exceso de optimismo, clasificaban a nuestra sanidad pública como una de las primeras en la escala mundial.

Yo creo que para analizar con rigor esta cuestión ha de distinguirse con claridad desde un principio entre los que son los sanitarios y lo que es el sistema de salud o sanidad pública de un país. Porque son cosas distintas.

Por una parte tenemos el conjunto del personal sanitario que está constituido por médicos, enfermeros, auxiliares, celadores, técnicos de laboratorio, de mantenimiento y de otras especialidades, administrativos, psicólogos, especialistas de ambulancias, farmacéuticos y sus auxiliares y veterinarios del sistema de salud. Es posible que me olvide de alguna profesión más, pero pueden darse por aludidos e incluirse en la lista.

Por otro lado está el sistema de salud o sanidad pública que es la organización que del personal sanitario y de los medios hospitalarios y de atención sanitaria hacen los políticos. El sistema de salud suele estar diseñado por estos últimos y los componentes de la cúpula dirigente de esta sanidad o bien son políticos o personas designadas por ellos y que si quieren permanecer en los cargos han de seguir las directrices que les marquen. Si no lo hacen la destitución rondará sus cabezas. Lo sé por experiencia personal en otra área de la administración.

En el diseño del sistema de salud público se establecen los medios hospitalarios o asistenciales, su distribución espacial y los medios auxiliares de todo tipo necesarios para que el sistema funcione y los sanitarios puedan prestar sus servicios en las mejores condiciones.

En este episodio del virus SARS – Cov – 2, causante de la enfermedad conocida como Coronavirus o COVID-19, y que está llevando al límite a todo el sistema de salud público, se está demostrando que una cosa son los sanitarios y otra muy distinta la sanidad.

Parto de la base de que no era nada fácil calibrar la gravedad de esta pandemia, aunque había datos muy claros en China, Corea del Sur e Italia que daban cuenta de su magnitud. La realidad ha sido que la situación ha cogido al sistema sanitario español absolutamente desprevenido. Hasta el punto de que se ha constatado la ausencia de los elementos de protección más elementales para los sanitarios. Han faltado gafas, mascarillas y equipos de protección integral que son los elementos más básicos para evitar el contagio de aquellos que tienen que curarnos. Esta situación de imprevisión ha sido intolerable. Sobre todo teniendo en cuenta el precedente del ébola. La imagen de sanitarios confeccionando trajes de protección con bolsas de basura es deprimente y sin duda tercermundista.

El sistema hospitalario se ha visto desbordado y en este aspecto han tenido mucho que ver los recortes que en el sistema sanitario español, cuya gestión está transferida a las comunidades autónomas, se han llevado a cabo como consecuencia de la crisis de 2008. En estos recortes han participado tirios y troyanos. Da igual el color. Han recortado todos en mayor o menor medida. Habitaciones cerradas, unidades de cuidados intensivos recortadas, menos personal de todo tipo y privatizaciones más o menos encubiertas, han causado un importante deterioro en la sanidad pública. En fin ahora recogemos los frutos, cuando el sistema se ve agobiado y a veces desbordado pues en muchas zonas no está dimensionado para dar una respuesta adecuada a esta pandemia.

De tal suerte que se ha llegado en algunos hospitales al límite, con las UCIs desbordadas, con falta de respiradores, lo que ha obligado a los médicos a tener que decidir a quién se atiende y a quién no. Es decir a determinar quién muere y quién se salva. Demoledor para el paciente por supuesto, pero también para el profesional que ha de dictaminar quién muere y quién vive.

Los sanitarios están dándolo todo a pesar de la falta de medios de todo tipo y son un ejemplo de profesionalidad, entrega y generosidad, pues están poniendo en peligro su propia integridad física. Desde luego que están cumpliendo como los buenos. Ni un reproche para ellos.

La sociedad ha valorado su esfuerzo y de ahí las muestras de agradecimiento que desde su confinamiento el pueblo español les dedica todos los días a las 20 horas. Ya que no tienen medios, al menos la población les agradece el esfuerzo ímprobo que están llevando a cabo.

De todo este episodio dantesco que estamos viviendo he extraído una conclusión definitiva. Tenemos unos profesionales sanitarios que son de los mejores del mundo. De esto no tengo duda. Pero el sistema sanitario no es lo mismo. Eso de que la sanidad española es de las primeras del mundo es una mentira y gorda. Y tengo en cuenta que es muy difícil hacer frente a esta pandemia. Pero el sistema sanitario no ha respondido. Los sanitarios sí que lo han hecho.

Los políticos de los que en definitiva depende la sanidad pública habrían de tomar buena nota de lo ocurrido, para evitar por todos los medios que semejante descalabro vuelva a suceder. Deberían reconsiderar que tal vez con menos políticos y más sanitarios pudiera resolverse el problema. Pero no lo harán. Verán como sus medios de comunicación construyen y difunden machaconamente el correspondiente relato. Lo terrible es que la gente, la que se salve claro, se lo tragará. Estamos ante una sociedad aborregada que no piensa. Solo quiere cerveza y playa. Así que hasta otra pandemia.

viernes, 3 de abril de 2020


VIEJOS ESPAÑOLES: UN ÚLTIMO SACRIFICIO

A muchos españoles de edad provecta les va a toca morir por el coronavirus. Y lo harán con generosidad e incluso con alegría. Parte importante de dos generaciones de mayores, aquellos que ya han deshojado en torno a 70 o más calendarios, van a dar su vida, lo único que les queda, para en un último y generoso sacrificio tratar de salvar la de sus hijos y nietos.

Viejos que han recibido el coronavirus de forma pasiva, muchos de ellos solos en sus casas o aparcados en las residencias de mayores y sin intervenir de forma alguna en su génesis y propagación.

Ellos no asistieron a la irresponsable manifestación feminista del 8 – M en Madrid, ni al no menos irresponsable congreso de Vox, ni a los partidos del Atleti en Madrid o Liverpool, o del Valencia y el Atalanta en Bérgamo y la capital del Turia, ni han jugado como el Real Madrid partidos de la Euroliga de baloncesto en la ciudad de Milán contagiada del virus hasta las trancas, ni han ido ni han venido en avión a China o Italia principales focos de la contaminación. Tampoco han tenido arte ni parte en la falta de previsión y de decisión del gobierno, ni en la estulticia de la mayor parte de los políticos ante la pandemia que se avecinaba.

Estaban tranquilamente en sus casas o en sus residencias de mayores, viendo transcurrir apaciblemente la vida, esperando que la muerte les llamara cuando correspondiese. Y de pronto se presenta una virosis que les ataca con preferencia al resto de los ciudadanos. Que va directamente a por ellos, ya que son el estrato de la población más débil. Sus muchos años han disminuido sensiblemente sus defensas. Y el virus ataca en donde atisba debilidad. Las patologías previas padecidas por muchos de ellos, agravan la situación. Están cayendo en cantidades industriales. Como moscas. El 85 % de los fallecidos tiene 70 años o más.

La pandemia ha cogido desprevenido al sistema sanitario español. Faltan gafas, mascarillas y equipos de protección individual para los sanitarios, que son elementos básicos para defender del virus precisamente a los que tienen que curarnos. Las UCIs se quedan pequeñas, sin respiradores suficientes para tratar a los miles de enfermos que las llenan. Y que se multiplican en progresión geométrica.

Ante el colapso del sistema y la falta de medios, los médicos tienen que aplicar una norma de actuación radical: el triaje. Que en primera acepción del diccionario de la RAE significa: acción de escoger, separar, entresacar. Ya se pueden suponer. Los galenos tienen que decidir quién muere y quién se salva. Menuda papeleta ética. Pero tienen que hacer algo ante la falta de medios del sistema hospitalario español. Y en el entresaque les toca morir a estos viejos a los que les juraban y perjuraban que teníamos uno de los mejores sistemas sanitarios públicos del mundo. Y se lo creyeron a pies juntillas. Los mayores ahora constituyen el destrío del triaje aplicado.

Estos viejos oyeron hablar de recortes en la sanidad. Pero pensaron que no iba con ellos. ¡Cómo la sociedad los iba a dejar tirados¡ Imposible. Mientras tanto los políticos recortaban medios y personal en el sistema de la sanidad pública, para salvar la crisis. No se recortaban ellos ni un solo euro en sus privilegios y canonjías. Ni reducían su número. Al contrario cada vez había más diputados, ministerios, cargos y carguitos todos bien remunerados.  

Y cuando se presentó la pandemia en todo su esplendor, un sistema sanitario público tan recortado en medios por las decisiones políticas, colapsó. Y se aplicó el triaje. En las UCIs entraban los que estaban con más posibilidades teóricas de salvarse. No el que se encontraba peor. En alguna UCI se aplicó el principio de que los viejos con más de 70 años, no tenían cabida. Se les abandonaba a su suerte. Que era la muerte casi segura. Una eutanasia pandémica.

Dos generaciones de españoles que levantaron un país devastado por la guerra civil, y que con su trabajo, y no con el de Franco, consiguieron llevar a España a ser una potencia económica mundial, eran dejadas de la mano de Dios. Los mismos españoles de bien que, a la muerte del dictador, apostaron por una reconciliación nacional para olvidar aquella tragedia y que favorecieron una transición hacia un período democrático que dura más de 40 años y que ha supuesto la etapa de mayor bienestar de España.

A ellos que trabajaron años y años como burros de carga, acudiendo incluso al pluriempleo, y que consiguieron poner las bases del estado del bienestar para que lo disfrutaran sus hijos y nietos, ahora les aplican un triaje, invitándoles a morirse. Esta sociedad sin valores sólidos, hedonista, consumista y frívola les exige, con la mayor frialdad, un último y definitivo sacrificio después de todos los que tuvieron que hacer para dar a las generaciones siguientes una España mejor.

Ahora que caigo, yo también soy viejo. Con casi 73 tacos de calendario consumidos. Rezaré para que el virus no me infecte. Porque ya sé lo que me espera.  A ver si hay suerte y consigo ver a mi primer nieto que está de camino. Intentaré cuidarme al máximo, pero no las tengo todas conmigo. Aunque me defenderé como gato panza arriba.  Porque si me alcanza el virus y enfermo gravemente, me espera el triaje. ¡Qué pena y qué vergüenza¡