PROCESO DE
DESMANTELAMIENTO DE LA SANIDAD PÚBLICA
Hasta
la llegada de los populares al gobierno central hace unos tres años, la sanidad
pública española, en términos generales, era un modelo de eficacia y de buen
hacer de los profesionales de todos sus estamentos, lo que se traducía en una
calidad de servicio al paciente que estaba a la altura de las mejores de Europa
y con un coste en porcentaje del PIB que no superaba la media europea.
La
irrupción de los neoconservadores del PP con su obsesión de privatizar todo lo
público para transferir el negocio a manos de los capitalistas amigos empresas
o personas físicas, está generando en la sanidad pública una degradación de los
servicios que se traduce en una considerable pérdida de la calidad en la atención
a los pacientes, debido a los drásticos recortes llevados a cabo que afectan
especialmente a las dotaciones de personal y medios técnicos.
Esta
idea privatizadora, aunque algo atenuada, ya la venían desarrollando los
populares desde hace algunos años en las autonomías gobernadas por ellos
especialmente Madrid y Valencia, pero su llegada al gobierno central le ha dado
un nuevo impulso, a partir de la promulgación de normativa básica sanitaria.
La
maquiavélica actuación que están llevando a cabo los populares en materia de
sanidad pública ha consistido en degradar los servicios a base de introducir
copagos y recortar en personal, en medios, en camas hospitalarias y en atención
a los pacientes, de modo que estos, se vean obligados a utilizar la sanidad privada
en manos de los capitalistas amigos del poder. Esta es la jugada que está
haciendo el PP con la sanidad pública. Y parece que está consiguiendo sus
propósitos al menos parcialmente. Gracias a las “mareas blancas” salidas a la
calle en su defensa el desastre no ha sido mayor.
Voy a describir un caso que he conocido y, por
discreción, eludiré los nombres de personas y hospitales.
Un
amigo mío con un determinado problema de salud está tratándose en la sanidad
pública. A la hora de acometer la intervención quirúrgica que necesita, el jefe
del servicio del hospital público, al que increíblemente se le permite trabajar
al mismo tiempo en la sanidad privada, le dice que en la sanidad pública,
debido a los recortes, no existe una técnica quirúrgica de la que sí dispone
una clínica privada, en la que él puede intervenirle. Le manifiesta que si le
opera en el hospital público no le asegura el éxito total de la intervención al
no disponer de esa moderna técnica.
En
honor a la verdad esta duplicidad de actuación de algunos médicos en la doble
faceta público – privada viene de muy atrás y ningún partido en la transición
ha sido capaz de impedirla. Y es objeto de múltiples abusos de algunos
facultativos que aprovechan impunemente su doble condición.
Así
que mi amigo, que tiene posibles afortunadamente, no duda en acudir a la
clínica privada, para, tras rascarse el bolsillo, ser operado por el mismo jefe
de servicio que trabaja en la sanidad pública.
Y
esta es la estrategia aplicada por los populares. Degradar la sanidad pública
de modo que sus medios técnicos, quirúrgicos y personales sean inferiores a los
que existen en la sanidad privada, lo contrario de lo que ocurría hasta ahora,
para obligar a los ciudadanos a que suscriban los correspondientes seguros privados
o pasen directamente por taquilla en la sanidad privada que es lo que a ellos
les interesa.
Su
objetivo parece que consiste en relegar la sanidad pública a una especie de
beneficencia para pobres a base de reducir su calidad asistencial. Sería parecido
al modelo existente en la época franquista antes de que el dictador acometiera
una de sus realizaciones más sensatas: el Seguro Obligatorio de Enfermedad,
precedente de la sanidad pública universal instaurada por los socialistas con
buenos resultados y que ahora intentan desmantelar los populares.