viernes, 30 de octubre de 2020

 

ATENCIÓN PRIMARIA: ASÍ NO PODEMOS SEGUIR

Antes de la aparición en escena de la pandemia de la Covid 19, la atención primaria mal que bien iba tirando, con falta de medios en la mayoría de los casos, consecuencia de los recortes casi generalizados que ha padecido la sanidad pública desde la crisis de 2008.

Las consultas de los médicos de atención primaria estaban repletas. Yo creo que algunos pacientes iban a hacer tertulia a los centros de salud: en invierno tenían calefacción y en verano aire acondicionado.  

Este virus ha revolucionado a toda la sociedad y también a la atención primaria. Y las decisiones adoptadas por los gestores y los políticos que tienen a su cargo la sanidad pública han sido, en mi opinión, manifiestamente mejorables, por no decir sensiblemente erróneas. Es razonable evitar las aglomeraciones en las esperas de las consultas a fin de evitar riesgo de contagios por el virus y en ese sentido la atención telemática parece de lógica implantación. Pero sólo en determinados supuestos.

Es sensato que una parte de las consultas pueda llevarse a cabo por teléfono o por otros medios telemáticos más avanzados. Todas aquellas que supongan tareas administrativas: recetas, renovación de la dispensación de medicamentos, incluso renovación de bajas en determinados casos. Y estas consultas burocráticas han de atenderlas no los médicos sino otro tipo de sanitarios porque son actos rutinarios que no exigen ni el examen del enfermo ni su diagnóstico. De este modo los galenos pueden dedicar más tiempo al reconocimiento, diagnóstico y tratamiento de los enfermos, que es lo realmente importante y para lo que fueron preparados en la Universidad y en el MIR.

Al paciente que de verdad presenta una sintomatología que ha de diagnosticarse, no se le puede realizar la consulta por teléfono, salvo en circunstancias muy concretas en las que el médico conozca perfectamente al enfermo. En el resto de casos la consulta tiene que ser presencial. Con una cita previa expedida con rapidez, si se quiere evitar aglomeraciones en las salas de espera, pero presencial.

Y me da la impresión de que esto no se ha hecho así. El médico atiende todas las llamadas telefónicas sean del cariz que sean. Tanto atiende una renovación de recetas como a un enfermo que presenta una sintomatología que a veces ni el mismo enfermo es capaz de describir bien. Porque el enfermo no es médico. Y llega hasta donde puede y sabe en la descripción de los síntomas que padece. 

Lo anterior junto a la carencia de suficientes líneas de comunicación y personal para atenderlas, ha producido un atasco memorable en muchos centros de atención primaria. Y se ha originado un caos a consecuencia del cual todos estamos en peores condiciones. Los médicos porque se encuentran atiborrados de consultas telefónicas y son incapaces de dar un buen servicio a los pacientes. En consecuencia, estos empiezan a mostrar niveles de cabreo notables contra los médicos y los sanitarios en general que son víctimas de decisiones que ellos no toman. Porque los pacientes no entienden que su caso tenga que ser tratado por teléfono sin que un médico les reconozca adecuadamente antes de emitir su diagnóstico y recetarle su tratamiento.

La casuística que se está produciendo puede llegar a extremos, que afortunadamente, se dan con carácter excepcional. Los medios de comunicación se han hecho eco de un caso, creo que, en la provincia de Burgos, en el que una paciente ha fallecido de cáncer de colon, sin que el médico de atención primaria la haya recibido en consulta ni una sola vez. Cuando la gravedad se presentó, ya no hubo tiempo de salvarla. Otro caso en Extremadura, inconcebible, en el que una mujer de 48 años se ha pasado 8 días sin atención presencial del médico con fiebre alta e insuficiencia respiratoria y cuando la han ingresado ya era tarde y falleció. Creo que son casos excepcionales, pero ahí están.

Y son una desgraciada muestra de que las decisiones adoptadas en los centros de salud, no han sido las correctas. No se puede seguir así.  

De modo que el médico, con las protecciones que sean necesarias para evitar posibles contagios, ha de ejercer su función de reconocer personalmente al enfermo. Sin este modo de actuación pueden emitirse diagnósticos equivocados que empeoren la situación de los pacientes.

Así que cita previa (rápida) vale. Consultas telemáticas para tareas administrativas también sin que los médicos intervengan en ellas. Pero el reconocimiento, diagnóstico y tratamiento de los pacientes es indispensable que sea presencial y con la participación ineludible del médico y ayuda de los enfermeros en todo aquello que les compete.

 La consecución de un servicio eficaz y eficiente en los centros de atención primaria exige dotarlos adecuadamente. Sin medios materiales y personales suficientes no se podrán obtener resultados satisfactorios para todos.

En algunos medios gestores de la sanidad pública se argumenta que no hay médicos disponibles. Claro, como va a haberlos si desde la crisis de 2008 miles de ellos se han ido al extranjero ante las precarias condiciones de los trabajos que se les ofrecían en la sanidad pública española. Y ahora quieren cazar médicos a lazo, aunque no tengan ni la especialización ni la experiencia suficientes.

La situación actual no puede continuar así. Es un caos.

viernes, 23 de octubre de 2020

 

UN FARO DE EXCELENCIA Y TALENTO

Me gusta contemplar a través de la televisión la ceremonia de entrega de los premios Princesa de Asturias (antes Príncipe de Asturias) que tiene lugar cada año en la ciudad de Oviedo. Organiza este evento la Fundación Princesa de Asturias y el mismo cuenta con la presencia de los reyes, de la reina madre Sofía y de la princesa que da nombre a los premios.

Este año bajo estrictas medidas de seguridad y una drástica reducción del aforo como consecuencia de la Covid 19, ha tenido lugar la cuadragésima edición. Por razones sanitarias la ceremonia ha cambiado de escenario: del monumental Teatro Campoamor en donde se celebra regularmente, se ha trasladado al recoleto marco del Hotel La Reconquista. Las especiales circunstancias originadas por la pandemia que afecta a la mayoría de los países, han impedido la presencia física de varios de los galardonados, que sí han podido intervenir telemáticamente.

Me agrada sobremanera presenciar la ceremonia de entrega de los premios Princesa de Asturias, porque me proporcionan un balón de oxígeno, una ráfaga de optimismo, al descubrir la excelencia y el talento de los premiados, en contraste con tanta vulgaridad e incultura como imperan hoy en la sociedad española.

Los galardones otorgados premian el esfuerzo, la dedicación, el sacrificio y la constancia de los distinguidos con los premios y recompensan dilatadas trayectorias profesionales de entrega y de lucha en la consecución de unos objetivos literarios, culturales, científicos, técnicos, sociales o deportivos por parte de los distinguidos con estos prestigiosos premios.

He de confesar que siento una sana envidia de los premiados y reconozco que me hubiera gustado ocupar su lugar porque ello habría significado que mi actividad profesional o humana habría sido altamente valorada por la sociedad. Luego bajo a la tierra y pienso que es imposible mi sueño. Pero soñar no cuesta dinero. Y los sueños, sueños son, que escribiera Calderón de la Barca.

Cuando se detallan las trayectorias profesionales o humanas de los premiados uno siente en su interior la necesidad de emularlos y, a mí por lo menos, me sirven de acicate para mejorar el trabajo o las actividades personales y sociales que uno lleva a cabo a lo largo de su vida diaria. Creo que muchas personas experimentarán la misma sensación.

Estos premios son como una isla donde habitan la excelencia y la inteligencia, la cual emerge dentro de un océano social cada vez más inculto, adocenado, aborregado y conformista, más mediocre en mi opinión, en el que los valores del trabajo denodado, del esfuerzo y de la dedicación, en muchos casos altruista, están desapareciendo a ojos vista.

Afortunadamente no toda la sociedad camina por esas sendas de la indolencia y la vulgaridad. Hay muchos profesionales que en su trabajo demuestran su entrega y dedicación y aportan su talento para hacer una sociedad mejor. Pero la mayor parte de una masa social amorfa y aborregada abducida por el dinero como valor casi exclusivo, no sigue sus pasos.

Esta sociedad decadente en cuanto a valores tradicionales, es el reflejo del daño que políticos de pocas luces con sus erróneas decisiones están infligiendo a la misma. Me refiero a un aspecto fundamental para ella: la educación.

Los políticos están tomando decisiones en materia educativa que son la causa de la desidia, la dejadez y la mediocridad que predominan en nuestra sociedad. Los planes educativos van degenerando a lo largo del tiempo, ya que cada vez se exige menos esfuerzo al discente. Yo recuerdo mi plan de estudios del año 57 que constaba de ingreso, seis cursos de bachillerato con dos reválidas, el curso preuniversitario y en carreras técnicas superiores como la que yo cursé, un curso selectivo, otro de iniciación y cinco cursos, tres de ellos de especialidad. Era una prueba de obstáculos que exigía un esfuerzo importante del alumno para superar las distintas asignaturas. Entonces se limitaban las convocatorias y se trataba de igualar al alumno en un nivel superior, lo que exigía constancia, estudio y dedicación para poder alcanzarlo. Ni que decir tiene que los docentes estaban investidos de la autoridad necesaria para poder imponerse al alumnado. Y además los padres colaboraban con ellos.

Hoy día los nuevos planes tanto el vigente como el que se avizora en un futuro próximo, se basan en una reducción continuada del esfuerzo que ha de realizar el alumno para poder asimilar y dominar los conocimientos en las diversas materias, que son la base de su actuación profesional futura. Cada vez se tiende más a igualar por abajo. Se considera que el alumno menos capacitado ha de ser el referente, cuando el progreso está en tratar de igualar con el alumno más aventajado. La última ocurrencia es la de que se otorgará a los alumnos el título de bachillerato, aunque en sus notas haya varios suspensos.

Parece que tratan de construir una sociedad medio analfabeta y en consecuencia fácil de manejar y adoctrinar, de modo que asuma el pensamiento único que se le inculca sin posibilidad intelectual de rebatirlo y de esta manera poder ser manipulada “democráticamente” por los políticos para poder seguir viviendo ventajosamente a su costa.

Todo lo contrario de lo que significan los premios Princesa de Asturias, que tratan de recompensar y destacar la grandeza y el prestigio de todos aquellos profesionales de talento, gracias a los cuáles las sociedades progresan. Por eso me gustan estos premios. Son como un faro luminoso de optimismo, de excelencia y de inteligencia que contrasta con la mediocridad reinante.

viernes, 16 de octubre de 2020

 

AGUA: SITUACIÓN PREOCUPANTE EN EL GUADIANA EXTREMEÑO

El nivel de las reservas de agua embalsada en Extremadura al final del año hidrológico (2019 – 2020) no es muy tranquilizador que digamos. La situación empieza a generar preocupación en la cuenca del Guadiana extremeño. En la cuenca del Tajo el panorama hídrico es un poco más halagüeño.

Para definir la situación se han analizado los datos de la precipitación habida a lo largo del año hidrológico recién finalizado, recogidos por dos estaciones agrometeorológicas pertenecientes a REDAREX (Red de Asesoramiento al Regante de Extremadura) dependiente de la Junta de Extremadura y del Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación. Estas estaciones son la Finca La Orden en la provincia de Badajoz y Coria en la provincia de Cáceres.

De igual modo se han examinado los volúmenes embalsados al final de los años hidrológicos 18-19 y 19-20 en los embalses de riego de las cuencas hidrográficas de los ríos Guadiana y Tajo en Extremadura facilitados por las respectivas confederaciones hidrográficas. Y también se ha estudiado la situación de los distintos sistemas de explotación en relación a los índices de sequía permanente y escasez, con datos procedentes de dichos organismos de cuenca.

En lo que concierne a la precipitación acontecida en el año hidrológico 19-20 la lluvia caída en la estación de La Orden ha ascendido a 406,9 mm cantidad que representa el 88, 2 % de la precipitación media anual de los 10 últimos años (461,5 mm). Han llovido 54,5 mm menos que la media decenal. Si lo referimos a la media de la pluviometría anual de los últimos 5 años, que han sido bastante secos, la precipitación es ligeramente superior a esa media quinquenal (389,3 mm).

En la estación de Coria han llovido en el año hidrológico 19-20, 546,6 mm una cifra casi igual a la media de los 10 últimos años naturales (558 mm) y algo superior a la media de los últimos cinco años naturales (475,6 mm).

En cuanto al estado de los volúmenes de agua embalsada la situación es la siguiente:

En la cuenca del Guadiana al final del año hidrológico 19-20 en los principales embalses se acumulaban 2.250,8 Hm3, que suponen el 29,05 % de su capacidad máxima. En el final del anterior año hidrológico 18-19 el volumen embalsado ascendía a 2.852,2 Hm3 que representaba el 36,81 % de su capacidad total.

Al final del año hidrológico 19-20 hay embalsados 601,4 Hm3 menos que el año anterior. En porcentaje representa una disminución del 7,76 %.

Con índice de sequía prolongada en la cuenca del Guadiana extremeño solamente se encuentra el sistema Matachel. Pero en lo que respecta al índice de escasez, que avisa de la posibilidad de que las reservas de agua puedan afectar a los usos económicos al no poder ser atendidas sus demandas con los recursos hídricos almacenados, la situación es algo peor. En Emergencia se encuentra el sistema Piedra Aguda, en Alerta están los sistemas Alange – Barros y Tentudía y en Prealerta se hallan el Sistema General, Alto Zújar, Molinos – Zafra – Llerena y Aljucén – Lácara – Alcazaba.

Esta situación implica que, si el otoño, invierno y principios de la primavera son secos, podemos encontramos con problemas puntuales en los abastecimientos de agua y en serias dificultades para que los embalses puedan suministrar las cantidades precisas para un riego en condiciones normales del total de la superficie regable en el Guadiana extremeño. Así que habrá que estar muy atentos a la evolución de la climatología, para adoptar por parte de la administración y los regantes las decisiones que correspondan. Que principalmente consistirían en una ordenación de cultivos buscando los que sean más productivos por m3 de agua utilizado y en dar prioridad a la salvación mediante riegos de socorro de los cultivos de carácter permanente (frutales principalmente)

En todo caso en el Plan Especial de Sequías de la cuenca se establecen las medidas a tomar en cada nivel del índice de escasez.

Respecto a la cuenca del Tajo la situación es bastante mejor que en la cuenca del Guadiana. Analizando los principales embalses cuyos recursos se destinan al riego los datos son los siguientes:

Al final del año hidrológico 18/19 había acumuladas unas reservas de agua de 756,49 Hm3 lo que representaba el 28,33 % de la capacidad total de los embalses analizados. Al final del año hidrológico 19/20 el volumen acumulado ascendía a 1.189,08 Hm3 equivalentes al 44,53 % del volumen total. En la cuenca del había acumulados 432,59 Hm3 más que el año anterior.

En lo que concierne a los indicadores de sequía permanente y escasez, todos los sistemas de explotación del Tajo extremeño se encuentran en normalidad.

Estos datos nos muestran que la situación en la cuenca del Tajo es sensiblemente mejor que en la del Guadiana y que con un otoño, invierno y comienzo de la primavera en los que se presente un régimen normal de precipitaciones podrían acometerse los riegos de verano con normalidad. Si el período comentado es seco podría haber dificultades en algún sistema de explotación (Tiétar y Árrago que son deficitarios).

En todo caso el mensaje es que se debe ahorrar agua en todos los usos en los urbanos, en los industriales y en los regadíos que es el uso que mayor cantidad de agua utiliza. Y esperar que el tiempo atmosférico de aquí a la campaña de riegos sea lo más lluvioso posible.

viernes, 9 de octubre de 2020

 

LA PANDEMIA Y LOS POLÍTICOS

Como ha podido constatarse a lo largo del tiempo, la pandemia causada por el virus SARS – Cov – 2, se ha convertido en un problema muy serio que afecta gravemente a España y a los españoles.

No podemos considerar como algo habitual y rutinario que se produzcan cientos de miles de infectados, que haya miles de hospitalizados algunos de los cuales presentan secuelas posteriores a su alta médica con largos tiempos de recuperación y que la cifra de fallecidos supere los 50.000. La pandemia es un asunto muy grave que está afectando a la vida y también a la economía de muchos ciudadanos.

En mi opinión, la pandemia ha debido de tratarse como un asunto que afecta a la sanidad y a la salud principalmente, y en sus consecuencias a la economía. Por eso entiendo que las directrices para luchar contra ella tienen que ser dictadas por expertos independientes e imparciales. La lucha contra la pandemia no puede dejarse en manos de los políticos. Y menos de políticos de tan corto nivel intelectual como los que hoy padecemos en España.  

Las consecuencias de la Covid 19 son de tal gravedad, que hay que combatirla con las directrices que establezca un comité multidisciplinar de expertos independientes, no politizados ni a sueldo de los políticos. Estos expertos deberían establecer los tipos de medidas a seguir en cada caso, que habrían de ser aplicadas uniforme y obligatoriamente a nivel nacional. 55 organizaciones de científicos y profesionales sanitarios así se lo acaban de recordar al gobierno.

Lo sensato habría sido constituir un amplio equipo de especialistas independientes formado por médicos, epidemiólogos, virólogos, investigadores, farmacéuticos, veterinarios, enfermeros y economistas entre otros, en el que tuvieran cabida algunos de los investigadores españoles que ocupan destacados puestos de responsabilidad en el extranjero. Este equipo, en cuyo seno habría de existir una comisión ejecutiva para dar fluidez a las actuaciones, es quien debería haberse encargado desde el principio de dirigir las operaciones contra la pandemia.

Pero en España la lucha se ha dejado en manos de los políticos, asesorados por técnicos politizados (altos cargos nombrados por los políticos) y nunca ha existido un órgano de expertos independientes que dirigiera las operaciones. Y así nos ha ido. Tenemos los peores resultados de Europa y eso que los políticos, creyendo que el estado de alarma sería el bálsamo de Fierabrás, nos llevaron a unos de los confinamientos de la población más duraderos de la UE. Creo que el más largo de todos.

Cuando mejoró la situación sanitaria - estaría bueno que después de casi 100 días de confinamiento de los españoles, no se hubiera experimentado algún alivio - y al darse cuenta de que el encierro estaba destruyendo la economía, abrieron la mano en una desescalada (palabro inventado por los políticos) abrupta y no progresiva, a los gritos de ¡hemos derrotado al virus¡ y de ¡salimos más fuertes¡ eslóganes propagandísticos que se ha demostrado que son una burda mentira

Y es que estos mediocres políticos que estamos sufriendo en nuestro país de un tiempo a esta parte, son incapaces de dejar de lado sus intereses personales o de partido y poner por delante los de los ciudadanos y los de España. Y da igual el color político. En general, son gentes de ideas cortoplacistas que sólo tienen puesta la vista en las próximas elecciones y en función de ese dogma montan todas sus estrategias. Hay algunas excepciones, pocas, que confirman la regla.

La situación se ha agravado cuando se ha pasado de la alarma a la llamada cogobernanza, que es el modo que ha tenido el gobierno central de quitarse de encima el problema que le estaba achicharrando y pasárselo a las comunidades autónomas. Y entonces se ha formado un guirigay de no te menees. Cada autonomía ha establecido sus normas, sin que exista una unidad de criterio. Las directrices deberían haber sido definidas por el comité de expertos y el poder legislativo y el gobierno central deberían haberles dado forma legal de obligado cumplimiento para todos.

En Andalucía, en donde paso mis veraneos, regían unas normas y en Extremadura donde resido, otras distintas. Pero en Madrid crisol de todas las Españas, en donde confluimos todos los españoles y miles de extranjeros que entran por su aeropuerto de Barajas como Pedro por su casa, había otras. Y así hasta diecisiete. Incluida Cataluña que ha ido a su aire, como hace siempre, machacando los cerebros de sus habitantes con la cantinela de que con la independencia todo habría ido mucho mejor. Han pasado de España nos roba, a España nos mata. Y ahí siguen, creyéndoselo. No todos, claro.

Y actualmente seguimos camino de que se consolide esta ruina. Durante esta segunda oleada, se aprovecha la situación que es gravísima en todo el territorio, para apretarle las tuercas a la Comunidad de Madrid. El gobierno central enmienda la plana al autonómico - un desajustado gobierno de coalición de centro derecha - para buscar su caída y no la salud de los madrileños. Un despropósito jurídico tal que el TSJ de Madrid ha anulado la orden o resolución del Ministerio de Sanidad que ordenaba el cierre de la capital y de 9 municipios limítrofes. ¿Por qué el poder legislativo, ha dejado transcurrir el verano y no ha reformado alguna ley de sanidad para poder eludir el estado de alarma y legalizar el confinamiento o el cierre de municipios?

Concluyo de todo lo anterior que esta pandemia tendría que haber sido combatida por expertos y no por estos políticos que nos gobiernan. Son incapaces de dejar de lado sus intereses partidistas, para dar prioridad a los de los ciudadanos.

 

viernes, 2 de octubre de 2020

 

PUNTO DE ENCUENTRO: POLÍTICAS AMBIENTALES EN EXTREMADURA

Hace unos pocos días, Punto de Encuentro de la Sociedad Civil de Extremadura ha celebrado, en esta ocasión por medios telemáticos debido a la pandemia, una interesante jornada sobre la Nueva política urbanística y medioambiental en Extremadura, con el caso Marina de Valdecañas como referente principal.

La jornada estuvo moderada por Cecilio Venegas, presidente de Punto de Encuentro y participaron como ponentes: Cipriano Hurtado ecologista y miembro de ADENEX, Julián Mora catedrático de la UEX y Manuel Herrero secretario del Colegio de Arquitectos de Extremadura.

La sesión empezó un poco torcida porque estaba prevista la participación de un representante de la Junta de Extremadura que al final no compareció. Cosas de la administración que no se entienden. No obstante, a pesar de esta significativa ausencia, los ponentes dieron la talla que de ellos se esperaba y consiguieron que asistiéramos a un interesante debate sobre Valdecañas y las nuevas políticas ambientales y urbanísticas que Extremadura necesita, para asegurar unos adecuados niveles de desarrollo que sean compatibles con la protección de espacios ambientalmente valiosos.

El representante de ADENEX, me pareció un ecologista sensato y preparado. Si todo el ecologismo hispano mostrase la cordura de este representante, probablemente la cosa iría mucho mejor de lo que va. Y es muy probable que hubiera acuerdos entre los usos económicos y los ambientales. Pero desgraciadamente en el ecologismo, como en casi todo, ha hecho acto de presencia la política y así no habrá manera de cohonestar intereses. Será una lucha continuada. En su intervención, resumió con claridad el proceso jurídico – ambiental de la Isla de Valdecañas.

Julián Mora catedrático de la UEX y persona de amplios conocimientos, dio cifras definitivas que sitúan a Extremadura como la región de España con más protección ambiental. Con su 1.280.000 ha, Extremadura que representa el 8 % del territorio nacional, aporta el 24 % del total de superficie protegida de España. Por otra parte, mientras la media española es de 0,11 ha de superficie protegida por habitante, en Extremadura ya andamos por 1,2 ha/habitante. Argumentó que las declaraciones de zonas protegidas había que hacerlas con rigor científico y en base a lo que disponen las directivas europeas y no con un rotulador en la mano.

Tal vez si se hubiera actuado así, el problema de la Marina de Valdecañas no habría existido. Probablemente el territorio en donde se iba a asentar la obra de la urbanización no hubiera gozado de figura alguna de protección.

Manuel Herrero, se refirió a la necesidad de que en las nuevas políticas urbanísticas se ponga al hombre en el centro de la actuación, tal y como propugnan algunas agendas tanto de la ONU, como europeas o la agenda española. Es una sólida filosofía de actuación que la sociedad debería tener muy presente. Y criticó el contenido de algunas sentencias que impiden en zonas protegidas actuar incluso en las zonas declaradas de uso general, lo que llega a impedir la expansión de los núcleos de población afectados.

Respecto al futuro de las políticas ambientales, quedó meridianamente claro que las llevadas a cabo en Extremadura hay que modificarlas y revisar con rigor científico y ambiental las zonas protegidas hasta ahora declaradas, puesto que este no es el camino que le interesa a nuestra región.

Julián Mora puso de relieve que la pérdida continuada de población, especialmente de la población joven está debilitando fuertemente a Extremadura. Si mantenemos la línea seguida hasta ahora, el ponente manifestó que en el año 2035 la región tendría 850.000 habitantes, aproximadamente los que había en 1870. Retrocederíamos casi dos siglos.

Destacó que se necesitan ideas y no ideologías.

Cipriano Hurtado subrayó la influencia que el Covid 19 puede tener en el futuro de las políticas ambientales y urbanísticas. Piensa que es posible el abandono de la política de grandes aglomeraciones urbanas para ir a un sistema más espacial de ocupación del territorio, con nuevos parques, carriles bici o rutas senderistas y núcleos menos poblados.

Manuel Herrero cree que la legislación actual en materia urbanística es correcta pero que hay que retocar cuestiones puntuales, para facilitar las actuaciones especialmente en las áreas de uso general de las zonas protegidas.

Durante el debate que se suscitó al final de sus intervenciones, los ponentes contestaron a diversas preguntas que hicieron los participantes relativas a nuevas políticas ambientales y revisión de las existentes y de las zonas protegidas actuales.

Como cierre y pedido a los ponentes por el moderador un titular - resumen, Cipriano Hurtado se decantó porque hay que aplicar el sentido común huyendo de extremismos; Julián Mora argumentó que es necesaria una gestión integral del territorio usando criterios con rigor científico y Manuel Herrero sentenció que hay que situar a las personas en el centro de las actuaciones.

De este modo concluyó una interesante jornada promovida por Punto de Encuentro de la Sociedad Civil. Quedó el lunar de la ausencia del representante de la Junta de Extremadura del que hubiera sido muy interesante conocer las nuevas líneas en las que se moverá la política ambiental autonómica. Y es que la política tiene estas cosas.

Pero, en mi opinión, el alto nivel de los ponentes hizo que la jornada fuera de un gran interés para los que participamos en ella.