RESIGNACIÓN Y FELICIDAD EN EXTREMADURA
Extremadura
es una comunidad autónoma que se caracteriza por su resignación ante el pasado,
el presente y el futuro.
Abandonada
de los poderes centrales españoles a lo largo de la historia, ha sido una
región periférica a la que los poderes públicos nunca han hecho caso en sus
débiles reivindicaciones.
Aislada
en la raya de Portugal durante un largo período de tiempo, sus abundantes
recursos naturales: agua, tierras, sol y energía vienen siendo explotados por
el capitalismo español externo a la región, de modo que se ha convertido en
suministradora de recursos naturales para que otras regiones de España se
beneficien y desarrollen.
Con
pocos habitantes actualmente, algo más de 1 millón, tras fuertes emigraciones
sobre todo a lo largo del siglo XX y perdiendo población de forma prácticamente
continuada, sus propios políticos han apostado por conseguir una región verde,
mediante la adopción de políticas ambientalistas absurdas, que han constituido
un corsé para el desarrollo regional.
Ignoro
las razones por las que los políticos regionales se han dejado engañar por
estas políticas verdes que han traído consigo que, Extremadura, en lugar de
converger en desarrollo con la media española, se encuentre ubicada en los
últimos lugares de los indicadores macroeconómicos como PIB, renta disponible y
es abanderada del desempleo.
Eso
sí, por el territorio extremeño campan a sus anchas los seres vivos que
constituyen su fauna y su flora se encuentra protegida, mientras sus hombres y
mujeres, jóvenes especialmente, se ven obligados a abandonar la región buscando
mejores horizontes personales. Hay bastantes municipios con el 100 % de su
territorio protegido.
Pero
todo lo llevamos con resignación.
La
resignación extremeña no tiene límites. Se prometió un AVE (el de 350 km/h) que
teóricamente estaría destinado a unir a través de Extremadura dos grandes
conurbaciones como son Madrid y Lisboa. Era una inversión lógica, destinada a
unir dos capitales europeas, que carecen hoy día de un enlace directo por
ferrocarril.
Pues
bien, la cuestión ha ido degenerando, y del AVE clásico, el que circula entre
Madrid y Sevilla o Barcelona, hemos pasado a tren de alta velocidad, a tren de
velocidad alta, a tren de altas prestaciones y por último a tren digno. En cada
cambio de denominación la velocidad de proyecto ha ido disminuyendo, de modo y
manera que al final será un tren Alvia que circulará como máximo a 220 km/h.
Es
indudable que se trata de una mejora sobre lo que había, que venía del siglo
XIX, pero no es lo que se prometió inicialmente, un AVE, que debería haber
circulado por la región en 2010. El nuevo señor ministro de Transporte con la
desfachatez que le caracteriza pone ahora el final completo de esta degenerada
línea Badajoz – Madrid en 2032. Cuando el presidente del gobierno había fijado
como objetivo el año 2030.
Su
argumento es que en Castilla La Mancha y concretamente en Talavera y Toledo no
se ponen de acuerdo con el trazado. Pero a al tratarse de una obra de interés
nacional que rebasa los intereses autonómicos, la decisión del trazado es
responsabilidad del Estado. Aunque sea conveniente llegar a un consenso con las
comunidades autónomas afectadas. Pero esto no puede suponer más retrasos en la
terminación de esta obra que acumula años y años de demora.
Todo
este proceso de degeneración AVE - Tren digno lo ha aguantado Extremadura con
paciente resignación. Hay que destacar que algún sector de la sociedad civil de
Extremadura, considerando que el AVE es un lujo por el alto coste de los
billetes - ya se está viendo que la entrada de competidores con Renfe lo que
hace es disminuir el coste de estos - se conforman con este tren de digno.
Somos pobres hasta para pedir.
Los
convoyes que sirven este tren digno serán de tipo Alvia, procedentes de los que
circulaban en Galicia y Asturias, que nos los endilgarán a los extremeños.
Trenes de segunda mano y como dicen los carteles taurinos para las novilladas:
de desecho de tienta y defectuosos. Eso sí, convenientemente tuneados.
Y
de este modo entramos en un círculo vicioso que llevará a la destrucción de
Extremadura y su despoblamiento. No se invierte porque no hay población y así…hasta
la derrota final.
Pero
aquí no terminan lo despropósitos ferroviarios. Los europarlamentarios
socialistas votan para que la reapertura de la vía férrea Corredor Oeste – Ruta
de la Plata quede en le Red Global con el horizonte 2050, en lugar de incluirlo
en le Red Básica Ampliada con límite el año 2040, y ganancia de 10 años en los
plazos de ejecución. Y Extremadura se resigna y aguanta. No he visto
actuaciones contundentes de los políticos extremeños en esta materia.
El
disparate continúa con un ejemplo más. Siendo Extremadura la principal
productora de energías renovables y exportando el 80 % de la producción a otras
regiones, resulta que el proyecto CCGreen, un campus tecnológico con centro de
proceso de datos a ubicar en Cáceres con 800 millones de euros de inversión no
podrá disponer de energía en la cantidad necesaria como alto consumidor hasta
al menos el año 2026.
Pero
por estas tierras, al parecer, somos muy felices. Hay festivales y fiestas de
guardar y no guardar para dar y tomar. Panem et circenses, que diría un hispano
romano afincado en la noble Emérita Augusta. Comenzamos con las fiestas de
Navidad que empiezan en noviembre y las rebajas de invierno, los antruejos, los
carnavales, la Semana Santa con grados de interés regional, nacional e
internacional, mercados medievales, el Womad cacereño, certámenes sobre el
queso, el vino, las aceitunas y el jamón, festivales de cine en corto y en
largo, ferias y fiestas en todos los pueblos y ciudades con sus espectáculos
taurinos, la playita y las rebajas de verano y cerrando el ciclo Halloween
(antes Todos los Santos). Como se ve gozamos de una gran felicidad llena de
resignación.
Pero
es lo que hay.