viernes, 16 de febrero de 2024

 

EL REGADÍO DE TIERRA DE BARROS

Durante mi desempeño de la jefatura del Servicio de Ordenación de Regadíos de la Junta de Extremadura, tuve la oportunidad de iniciar los estudios para poner en riego unas 15.000 ha en Tierra de Barros. Era a comienzos de este siglo. Hace más de 20 años.

Desde el principio estos nuevos regadíos se diseñaron mediante la utilización de métodos de riego localizado de alta eficiencia, como es el riego por goteo. Se trata de riegos de apoyo a cultivos leñosos, como el olivar y viñedo muy presentes en la zona y otros como almendro, pistacho o nogal de nueva introducción.

La característica principal de estos riegos es su sostenibilidad. Con una concesión de agua, aprobada por la Confederación Hidrográfica del Guadiana de 43,38 Hm3/año, se van a regar 15.170 ha. Esto nos da una dotación unitaria de unos 2.860 m3/ha.año. Como puede deducirse son regadíos de reducido consumo de agua, si se compara con otros de la cuenca cuya dotación media puede estar entre 5.500 – 6.000 m3/ha.

El suministro del agua para riego se efectuará desde los embalses de Alange (36,63 Hm3) y Villalba (6,75 Hm3).

En la planificación hidrológica de la Confederación Hidrográfica del Guadiana, existe una reserva de recursos para estos regadíos. Por tanto, el organismo de cuenca garantiza que existe agua para estos riegos, en las condiciones medias que se dan en esta cuenca hidrográfica.

Hasta aquí todo lógico y normal.

Y ahora empieza el baile.

A los burócratas de la UE no les gustan nada los regadíos. Como a los ecologistas. Y van a poner todas las pegas que puedan a estos riegos de Barros. Y qué decir de la administración española, que se le llena la boca de que tenemos que hacer regadíos sostenibles. Y estos lo son. Pues debieran apoyarlos sin fisuras ante Bruselas. Y no lo hacen.

Hay más. El acuífero subterráneo de Tierra de Barros está prácticamente sobreexplotado y con algún problema de nitratos. Pues bien, estos regadíos que utilizan agua superficial serían un modo de descargar la presión sobre los recursos hídricos del acuífero. Y además se reducirían las pérdidas de nitratos por lixiviación y consiguiente contaminación de las aguas subterráneas, al poder aplicar en el riego por goteo técnicas de fertirrigación que conllevan un mejor uso de la fertilización nitrogenada.

Pues bien, y a pesar de existir agua disponible en la planificación de la cuenca del Guadiana y contar el proyecto con DIA (declaración de impacto ambiental) positiva, desde Bruselas, a 2.000 km, se permiten poner en duda tanto la planificación de la CHG como la DIA. Es decir, dudan de las actuaciones de la administración española y autonómica en normas que han sido promulgadas por las mismas. Hay que ver hasta dónde puede llegar la prepotencia de la administración europea, manejando los fondos del FEADER a su antojo y su ideología ecologista.

Pero no todo son luces en los regadíos de Barros. En mi opinión tienen una pega. Son regadíos de una elevada inversión por hectárea. La situación topográfica con elevaciones desde los embalses de Alange y Villalba, la necesidad de construir balsas de regulación y presurización del riego, cierta discontinuidad en la distribución parcelaria y el propio riego por goteo y su telecontrol los hacen ser unos regadíos caros.

Y es que los regadíos modernos y sostenibles, resultan caros. Y además los riegos de Barros en su inversión han resultado muy afectados por la desmesurada subida de costes que han experimentado los materiales de construcción en los últimos años.

Antes de la revisión al alza de los precios, el coste del proyecto estaba en el entorno de los 250 Millones de euros. De esta cifra 65 M de euros los aportarían los regantes y el resto 185 Millones de euros las administraciones, supongo que con fondos del FEADER dentro del programa operativo.

La revisión de precios ha elevado el coste en 100 millones de euros, resultando una cifra final de 350 millones de euros. Y el problema supongo radica en que hay que buscar financiación para el incremento de inversión que se ha producido.

Con la inversión final revisada, el coste por hectárea ascendería a unos 23.000 €, cifra elevada, pero que podría ser asumible dado los incrementos de producción previsibles, sobre la situación de secano. Supongo que se habrán hecho los cálculos de viabilidad correspondientes. En los estudios previos, llevados a cabo en mi época, con las condiciones de entonces, salían las cuentas.

Los regantes aportarían alrededor de 4.300 €/ha, casi el 20 % del total, cifra importante pero asumible por ellos ya que han aceptado el convenio. Y también asumirían los costes anuales de explotación y mantenimiento de la zona regable.

Creo que el elevado coste de inversión es el único inconveniente que podría ponerse a los riegos de Barros. Que precisamente es el único del que nadie habla.

Por lo demás este nuevo regadío sería un modelo de regadío sostenible por la alta eficiencia en el uso de agua que conlleva, la disminución de la presión sobre los recursos hídricos del acuífero, la reducción de lixiviación de nitratos y el intento de reducir costes energéticos durante la explotación, mediante la construcción, incluida en el mismo, de una planta solar fotovoltaica.

Veremos en qué terminan estos regadíos. Pero sería importante para Extremadura continuar con su transformación.

De no hacerlo sería una burla para 1.200 regantes que han puesto su ilusión en ellos y una decepción para varios  municipios de la Tierra de Barros, que llevan años esperando que este proyecto se haga realidad.

 

 

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