LAS CAUSAS DE
UNA DERROTA
Suele
admitirse en política que las elecciones no las ganan los aspirantes sino que
las pierden los partidos que gobiernan. Este aserto parece que se ha cumplido una
vez más en el caso de Extremadura. Con la salvedad de que Vara ha hecho una
travesía del desierto bastante digna y políticamente acertada. La moción de
censura, que fue un éxito aunque resultase derrotada, constituyó el punto de
inflexión. ¿Habría tenido algo que ver el ex presidente Ibarra en la adopción
de esta estrategia parlamentaria?
Hay causas de tipo formal que pueden explicar
los últimos resultados electorales en Extremadura. Un acto de entronización
como si fuera un “Imperator” romano; un cambio de nombre de la Junta de Extremadura
innecesario a todas luces que dio lugar a un elevado coste económico para las
instituciones; venganzas sectarias contra altos cargos de la anterior
administración socialista; unos viajes a Canarias jamás explicados con claridad;
los premios Ceres, junto a los “números” protagonizados por Woody Allen, Andy y Lucas y Pablo Alborán; o
un video ridículo en contra de los andaluces, todo ello enmarcado en una
legislatura cocinada desde el marketing más descarado que lo único que vendía
era ineficacia de la administración disfrazada de grandes logros, utilizando como altavoz unos medios de
comunicación manipulados - el diario Hoy
y la cadena SER se revelarían como las principales excepciones - serían algunos ejemplos de ese tipo de causas.
Pero,
en mi opinión, las razones de la derrota de Monago son mucho más profundas, y
parten del hecho de que a lo largo de la legislatura este “gobierno de los
mejores” nunca cayó en la cuenta del daño que hacía a una gran parte del pueblo
extremeño con sus decisiones de gobierno y con sus recortes indiscriminados, deslumbrado
por el poder y por la parafernalia oficial.
Porque
cuando se pasa de las musas al teatro y se analizan datos reales de fuentes
fidedignas como el INE, a pesar de posibles “cocinas” favorables, se suele
obtener una aproximación bastante cercana a la realidad de los hechos que
contrasta con la ficción en la que se han movido estos políticos.
Examinemos
los datos de Extremadura en la legislatura que se acaba y veremos la realidad de
la situación y en consecuencia las verdaderas causas de la derrota popular.
A
final de 2014, último dato disponible, Extremadura tenía una población de
1.078.400 habitantes, 12.400 pobladores menos que al inicio de la legislatura.
Es decir una reducción de población del 1,13 %.
El
número de desempleados según la última EPA (único índice válido en la UE para
medir el paro) ascendía a 151.800, 35.300 más que los que había cuando comenzó
el mandato de los populares. Esto representa un 30,3 % de incremento sobre el número de parados que
dejó Fernández Vara.
En
cuanto a ocupados había 354.800, 29.700 menos que al inicio de mandato. Es
decir la población ocupada había disminuido un 7,72 %.
El
PIB, medido en la base 2008, en 2010 se modificó para hacerlo más favorable, ha
decrecido en 262 Millones de Euros.es decir un 1,52 %. Si se deflacta el PIB y
se mide a precios de mercado la cosa sería mucho peor.
El
PIB per cápita se ha reducido de 15.869 € a 15.752 € o sea 117 € en el período.
En porcentaje un 0,73 %.
La
deuda pública ha pasado de 1.821 M€ al comienzo de la legislatura a 3.092 M€ al
final de 2014. Se ha incrementado en 1.271 M€, o sea un 69,8 %. Y eso que se ha
recortado a diestro y siniestro. ¿Para qué se ha utilizado el importe
desmesurado de este aumento de la deuda?
El
déficit a final de 2014 era del 2,44 % muy lejos del 1 % que era el objetivo.
Esto representaba 421 M€ de diferencia.
La
renta “per cápita” de Extremadura es la más baja de España, alcanzando
solamente un 65 % de la media de las regiones de la UE. La divergencia con la
media comunitaria se ha acrecentado sensiblemente en esta legislatura pues
había estado en el 72 %. Se han perdido siete puntos.
Más
del 30 % de los extremeños están en el ámbito de la pobreza cuando la media de
España es del 22 %.
Estas
y no otras son las causas reales de la derrota de los populares. Y si se piensa
fríamente el pueblo extremeño ha sido bastante indulgente con este gobierno lo
cual puede ser explicado por el grado de clientelismo creado o, tal vez, por la
resignación que es una característica tradicional de los extremeños.
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