martes, 26 de mayo de 2015

AGUA Y ABASTECIMIENTO AGROALIMENTARIO

El crecimiento de la población mundial continua imparable aunque haya experimentado una cierta desaceleración. Thomas Malthus en 1798 ya enunció en su famoso tratado ”An Essay on the Principle of Population” la regla que establece que mientras las poblaciones crecen en progresión geométrica los recursos necesarios para su subsistencia lo hacen en progresión aritmética.

Hace algún tiempo, en un estudio de la FAO publicado en el año 2003 titulado World Agriculture: Towards 2015/2030 esta institución estimaba que la población mundial en el año 2030 ascendería a unos 8.100 millones de habitantes. También evaluaba que para asegurar un abastecimiento agroalimentario suficiente para esa población, con base en la situación existente en el año 1998, las producciones en los regadíos mundiales habrían de crecer en un 81 %. Asimismo calculaba que este incremento habría de conseguirse aumentado la superficie de tierras irrigadas nada más que en un 23 % y los recursos hídricos necesarios en solamente un 14 %.

A pesar de que se han conseguido algunos logros desde que la ONU en sus objetivos del milenio 2000 se propuso reducir sensiblemente la malnutrición crónica en la población mundial que estaba entonces en más del 18 % de la misma, todavía en los momentos actuales más de 800 millones de habitantes de la tierra, por encima del 11 % de la población, continúa padeciendo dicha limitación vital. Sufre hambre crónica.

Si analizamos la utilización del agua en la agricultura y refiriéndonos a la consecución del objetivo FAO de lograr para el año 2030 el abastecimiento alimentario de la totalidad de la población se le exige a la agricultura de regadío un esfuerzo considerable ya que tendrá que producir más alimentos con una proporción menor de tierras y de recursos hídricos disponibles.

Para poder conseguir este objetivo la agricultura irrigada habrá de incrementar su productividad actuando en diferentes direcciones. La primera es la obtención de material vegetal (semillas, variedades de plantas) más productivo, resistente a plagas y enfermedades y con su ciclo mejor adaptado a las condiciones climáticas que existan en cada punto. También la agricultura de precisión puede ser otra palanca importante en esta línea.

En lo que concierne al uso del agua en el riego se le exigirá también un sensible incremento de la productividad obtenida por m3 de agua utilizado.

Para esto es necesario en primer término determinar con la mayor precisión posible las necesidades de agua de los cultivos y a tal efecto será imprescindible el conocimiento diario de los valores de las variables que lo determinan: temperatura, radiación, humedad relativa y régimen de vientos. Esto supone la necesidad de dotar al medio rural de estaciones agrometeorológicas que determinen estos parámetros y nos permitan fijar el valor de la evapotranspiración de referencia y a partir de él las necesidades reales de los diferentes cultivos para poder fijar con la mayor exactitud las dosis de riego.

En segundo lugar es indispensable conseguir la mejora de la eficiencia global del riego, tanto de la de transporte y distribución del agua como la del riego en parcela. Para ello es imprescindible la introducción de métodos de riego de alta eficiencia como el riego localizado (eficiencia de 0,9 – 0,95) o la aspersión (eficiencia 0,80 – 0,85) que permiten una notable mejora en el uso del agua y en consecuencia un sensible ahorro de ella en relación con los métodos tradicionales de riego por gravedad: inundación o surcos (eficiencia de 0,6 – 0,7). Por término medio un cambio en el método de riego desde gravedad por inundación a riego localizado puede suponer un ahorro de agua del orden del 30 %.

En este marco y para llevar a cabo una programación más exacta de los riegos será necesario conocer con la mayor exactitud (uso de tensiómetros, sondas...etc) el estado de humedad de la zona no saturada del suelo para adicionar el agua de riego en los momentos en los que su uso sea más eficaz de cara a la producción.

Por último el cambio climático si se consolidan los pronósticos de los expertos, contribuirá a hacer aún más complicado el uso del agua para conseguir alimentar a la población mundial. Estas previsiones climáticas resumidas son: un incremento de la temperatura, consecuencia del cual aumentarán las necesidades de agua de las plantas y una disminución de la pluviometría lo que traerá consigo una menor disponibilidad de recursos hídricos.

Tenemos un reto muy importante por delante. Estoy seguro que la inteligencia del hombre y los programas de investigación encontrarán soluciones para resolver el problema. Pero el reto en tremendamente difícil.





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