EL AGUA: ESE INCOLORO OBJETO DE DESEO
Como
es bien sabido, el agua es un recurso básico imprescindible para la vida en la
biosfera, para asegurar el abastecimiento alimentario a las poblaciones y para
facilitar el desarrollo de los territorios.
Estas
características han hecho que este recurso indispensable para el hombre sea
considerado como un bien público propiedad de todos los ciudadanos de un
territorio o estado y, en consecuencia, la gestión del mismo ha sido competencia
de las administraciones públicas y su distribución a la población ha estado
encomendada a los ayuntamientos o mancomunidades.
Desde
hace ya algunos años la corrupción campante por España que afecta en buena
medida a los políticos que administran los organismos públicos y el ansia de
obtención de dinero por parte de las entidades locales, junto a la crisis de
negocio en sectores como la construcción, ha dado lugar a que los buitres
empresariales hayan puesto su vista y sus garras en el sector del agua y,
muchas veces, en connivencia con políticos corruptos hasta las entretelas, han
comenzado un proceso continuado de privatización de la gestión del agua con el
objeto de obtener pingües beneficios, compensando con las migajas, que son
sustanciosas, a los políticos consentidores de esta privatización y a las
entidades municipales.
Su
primer objetivo ha sido el agua urbana que es la parte del sector que puede
producir beneficios más sustanciosos a corto plazo. Y esto ocurre por dos razones
principales: porque hay usuarios seguros que pagan a tocateja y unas
instituciones públicas que convenientemente untadas, consienten todos los
desmanes habidos y por haber a la mayor parte de las empresas que privadamente
gestionan el agua para las poblaciones.
La
actuación depredadora se comienza realizando campañas para desprestigiar la
gestión pública, consistentes en argumentar que el agua resulta más cara si se
gestiona directamente por los ayuntamientos o mancomunidades, aderezado con que
se produce una gran despilfarro de la misma. Para preparar al personal se
argumenta con la cantinela de que el agua es todavía muy barata y por eso se
tira.
Luego
viene la adjudicación de la gestión a esas empresas privadas, eso sí
manteniendo la titularidad pública del servicio, para facilitar la recaudación
y la aplicación de la normativa correspondiente al que se le ocurra no pagar
puntualmente por ella.
Y
al poco tiempo comienzan las subidas del coste del servicio con argumentos tan
peregrinos como que se ha mejorado el mismo, que ya no hay fugas o que la
calidad es mejor y por estas razones se produce el incremento de precio.
Para
completar el cuadro de aprovechados, hay administraciones como la Junta de
Extremadura que además crea y aplica a los consumidores un canon de nuevo cuño
que constituye una doble imposición e incrementa todavía más el coste del
líquido elemento para la población.
Eso
sí se queda muy claro al consumidor que el agua como elemento sustancial es
gratuita y lo que se paga es el coste del servicio de ponerla a disposición del
usuario. El corolario de la nueva estrategia es que el agua experimenta un
sensible incremento de precio. Miren sus recibos desde hace unos 10 años a esta
parte. Se quedarán sorprendidos por el aumento experimentado en el precio del
agua.
Como
ejemplo el coste medio del agua urbana en Extremadura pasó de 0,72 €/m3 en el
año 2000 a 1,21 €/m3 en el año 2009. Esto supone un incremento del 68 % en esos
diez años. O sea una media del 6,8 % anual. Y todavía no se había impuesto el
canon autonómico que se aplicó en 2012.
Pero
el agua tiene otras facetas como la alimentaria sobre la que ya han comenzado a
planear los carroñeros. Los regadíos mundiales, unos 320 Millones de ha de
tierras irrigadas de acuerdo con datos de la FAO, producen aproximadamente el
60 % de los alimentos mundiales. Y aquí las grandes multinacionales que ya
manejan a su antojo los precios de los productos básicos: trigo, maíz, arroz,
soja…etc. también comienzan a meterse en los mercados del agua para tener
controladas todas las variables.
No hay comentarios:
Publicar un comentario