domingo, 18 de mayo de 2014

LAS POLÍTICAS VERDES PARA EXTREMADURA ¿SON BENEFICIOSAS?

Desde nuestra entrada en la UE, Extremadura una región que siempre ha ocupado el último lugar en PIB per cápita de España y uno de las regiones con un índice de desempleo más alto, ha apostado prioritariamente por políticas ambientales y conservacionistas, jaleadas desde Europa, más que por políticas desarrollistas que permitiesen un mínimo desenvolvimiento regional y facilitasen la convergencia de Extremadura con el resto de España y con la media europea.

El resultado ha sido que hoy día alrededor del 35 % del territorio extremeño goza de alguna figura de protección: ZEPA, LIC, Parque Nacional o Parque Natural, estando integradas estas zonas protegidas en la Red Natura 2000.

En estas zonas de protección las actividades económicas están muy atenuadas y son incapaces de generar el empleo suficiente para mantener o aumentar las poblaciones. Pero además se constituyen como un obstáculo para poder facilitar actividades económicas que favorezcan el desarrollo regional del resto del territorio. Me explico.

La futura autovía Cáceres – Badajoz atraviesa dos zonas protegidas: los Llanos de Cáceres y la Sierra de San Pedro. Pues bien, aparte de condicionantes técnicos como es la obligación de construir mediana reducida lo que afecta a la seguridad vial y trae consigo que haya que disminuir la velocidad de proyecto, el coste en estos tramos protegidos puede incrementarse hasta en un 25 % como consecuencia de las medidas ambientales que han de tomarse en estas zonas. Y alguna de las medidas son de tal naturaleza que mueven a la reflexión: construcción de costosísimos falsos túneles para paso de linces, cuando hace años que los linces no están, ni se les espera.

Es lógico y conveniente que espacios con alto valor ambiental sean objeto de protección y a esto nadie debería oponerse. Pero se tendría que haber llevado a cabo una ordenación previa del territorio extremeño para definir claramente y después de estudios rigurosos cuáles son los espacios que de verdad merecen protección. Lo que se ha hecho es una declaración de espacios protegidos, un poco a tontas y a locas, que posteriormente se ha convertido en un corsé para el desarrollo de Extremadura. Proyectos como la refinería se han visto anulados cuando podrían haber sido fuente de ingresos y empleo. Aunque en este caso tal vez haya habido otras causas e intereses colaterales. La DIA (Declaración de Impacto Ambiental) que es negativa da vergüenza ajena leerla.

Otro ejemplo destacado es la Marina de Valdecañas. Se declara protegido un espacio sin valores ambientales destacados: allí además de eucaliptos no había más que matorrales. El proyecto ocupa una superficie de 114 ha. , el 1,6 % de las más de 7.000 ha que tiene la ZEPA que lo incluye. A pesar de que la Junta de Extremadura trata de soslayar la protección ambiental mediante la creación de un PIR (Proyecto de Interés Regional), los Tribunales consideran que la figura de protección es previa y tumban el proyecto ordenando la demolición de lo construido. Resultado: 300 puestos de trabajo destruidos, un proyecto de futuro arruinado y una empresa más en concurso de acreedores.


Y concluimos ¿Son las políticas verdes las más convenientes para Extremadura? Parece que no, pues por el camino que vamos nos convertiremos en un corto espacio de tiempo en un desierto poblacional y económico. Eso sí lleno de espacios protegidos con una bajísima densidad de población. Y en renta continuaremos en el furgón de cola de España. Sin converger con Europa. 

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