sábado, 24 de enero de 2015

LA CAJA B  (UN CUENTO REAL)

Érase una vez una empresa que con el objetivo de defraudar al fisco llevó durante más de 20 años una contabilidad B y en correlación con ella una caja B.

Tanto la contabilidad A como la B eran controladas y manejadas por el gerente – tesorero, el último de los cuáles, al igual que sus antecesores en el cargo, fue fichado para la empresa con la conformidad del presidente y del consejero delegado de la misma así como del secretario del consejo de administración.

Como es normal en toda empresa, el gerente - tesorero no era un ente autónomo dentro de la misma que pudiera hacer de su capa un sayo, sino que recibía instrucciones provenientes del presidente y del consejero delegado a los que reportaba directamente y a los que daba cuenta periódicamente del estado de la doble contabilidad. Hubiera sido prácticamente imposible la existencia de esta doble contabilidad sin el conocimiento y conformidad de la cúpula empresarial.

De esa caja B, que se nutría de operaciones en negro realizadas por la empresa, se pagaban por parte de la gerencia en mano dentro de sobres, diferentes sobresueldos a la cúpula empresarial y a varios directivos de la misma. Al tratarse de dinero negro de la contabilidad y de la caja B,  los perceptores no lo declaraban a hacienda y se lo embolsaban sin más trámite.

De igual modo se abonaron en dinero negro procedente de dicha caja B, en connivencia con algunos profesionales y otras firmas, el importe de diferentes obras e instalaciones llevados a cabo por la empresa para mejorar los edificios tanto en sus oficinas centrales de Madrid como en algunas  de la periferia. Asimismo se financiaban procesos periódicos de publicidad masiva de la firma.

El último gerente - tesorero que era muy avispado, por si venían mal dadas, llevaba unos apuntes manuscritos de esta contabilidad paralela en los que anotaba de donde provenían los ingresos en negro y a quienes se pagaba con ellos. Las anotaciones contenían una relación pormenorizada con fechas, cantidades abonadas y nombre de los perceptores así como de los que entregaban dinero negro a la empresa.

Pero el gerente - tesorero, que era algo sinvergüenza, de las cantidades en negro que entraban en la empresa se apropiaba poco a poco de parte de ellas y las transfería a cuentas en Suiza y otros países, camuflándolas de modo que no pudieran ser detectadas en la contabilidad paralela. Con el tiempo amasó una considerable fortuna que situó en diferentes paraísos fiscales.

Inesperadamente una inspección fiscal a la empresa descubre esta contabilidad B y levanta los correspondientes expedientes. Los inspectores, en pura lógica, van a empapelar a la empresa que es la titular del desaguisado y no al gerente - tesorero que es un empleado de la misma.

No obstante cuando se huelen el empapele los directivos de la empresa, para hacerle responsable, despiden al gerente – tesorero, aunque en compensación le dan una indemnización en diferido, de modo que durante más de un año es la persona que más cobra en la empresa y además le mantienen coche, secretaria y un despacho en la sede de la misma y le pagan la seguridad social.

Al detectarse los fondos que el gerente - tesorero ha amasado y que se encuentran fuera de España ilegalmente, la inspección de Hacienda lo considera único responsable del desaguisado  y los jueces lo enchironan en prisión preventiva sin más miramientos.

El presidente, consejero delegado de la empresa, secretario del consejo y directivos que autorizaron los pagos en negro de las obras realizadas en su sedes por la empresa y/o percibieron suculentos sobresueldos en negro de la caja B, se encuentran hoy día libres, todos están en sus puestos y pasan por ser los más honrados del lugar. Además se permiten dar lecciones de honestidad a todo el que los quiere oír.

Hace unos días los jueces le han concedido la libertad, eso sí con medidas cautelares, al gerente- tesorero que llevaba 19 meses en el “talego”  previo pago de una fianza de 200.000 €. Ya está en la calle ¿Cantará el gerente – tesorero o habrá nuevo pacto en diferido con la empresa? De momento parece que canta y alto.

Antes de producirse la excarcelación de aquél, el presidente, consejero delegado y directivos de la empresa han ido clamando por las esquinas que la caja y la contabilidad B eran cosa exclusiva del gerente - tesorero y que la empresa y sus dirigentes no tenían nada que ver en el asunto. Los que escuchaban tales manifestaciones se quedaban boquiabiertos, atónitos, con cara de tontos y pensando si les consideraban idiotas.

Y colorín colorado este cuento se ha acabado. El cuento lo he podado un poco de ramas accesorias en aras de la brevedad.

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