martes, 20 de enero de 2015

ENCUESTAS Y URNAS

El panorama político en España está cambiando día a día. La crisis que está afectando a una parte importante de la población, especialmente a las clases medias y trabajadoras, ha hecho reaccionar a los ciudadanos que se plantean nuevos modos de actuar.

Este cambio en la percepción política por parte de la población, es debido a que los partidos clásicos que han gobernado durante la crisis no han sido capaces de encontrar soluciones satisfactorias para sus problemas. Más bien han hecho recaer lo peor de la crisis sobre la mayoría de los españoles y han salvado el pellejo a los poderosos que se han hecho todavía más ricos de lo que eran incrementando aún más la desigualdad social existente.

En este escenario los abundantes casos de corrupción política se han hecho aún más patentes, por lo que los ciudadanos exigen a los políticos medidas inmediatas de transparencia y regeneración que se dan en otros países europeos, pero no en el nuestro.

En este contexto aparecen formaciones políticas de nuevo cuño como PODEMOS y otras más antiguas pero que no han tocado poder como Ciudadanos, que han aprovechado el desprestigio y la ineficacia política del bipartidismo para ofrecer soluciones nuevas, unas lógicas, entendibles y razonables, otras no tanto, pero que suponen la entrada en liza de caras e ideas novedosas. Todo esto ha despertado el interés de gran parte de los ciudadanos, sumidos en el hartazgo hacia una clase política ineficaz y corrupta en muchos de sus miembros.

Con este panorama se abordarán las próximas elecciones autonómicas y locales en mayo y las generales, previsiblemente en diciembre de 2015. Para tratar de atisbar cómo serán los resultados en las urnas, se hacen encuestas y más encuestas con conclusiones dispares, pero con un denominador común: descenso de intención de voto en los dos partidos clásicos, ascenso disparado de PODEMOS y de su líder y subida notable de Ciudadanos pero en un grado inferior a PODEMOS.

Con este nuevo paisaje político va a ser muy difícil que los resultados de las encuestas puedan coincidir sensiblemente con los de las urnas. Se ha producido un cambio sociológico que da lugar a un escenario nuevo muy distinto del que se daba en anteriores elecciones, por lo que los especialistas en análisis demoscópicos me imagino que se toparán con grandes dificultades.

Datos como el recuerdo del voto y el grado de fidelidad de los votantes con sus partidos se mueven en la incertidumbre dada la novedad de la situación. ¿Qué grado de fidelidad de voto mantienen los partidos del bipartidismo? ¿Se reproducirá el descalabro de las europeas en los dos partidos hasta ahora mayoritarios? ¿A la hora de introducir la papeleta en la urna el votante optará por la novedad de partidos inexpertos en el gobierno o por los partidos clásicos si estos en sus programas hacen un acto de contrición y ofrecen otros rostros y nuevas soluciones?

La dificultad en el pronóstico dada la nueva situación se está reflejando en los resultados de las encuestas. En algunas de ellas se llega a conclusiones contradictorias de difícil explicación.  Ejemplos: el líder del partido que obtiene una más alta intención de voto es el peor valorado de todos ¿Cómo se explica esto en lo concerniente al partido actualmente en el gobierno? En otras encuestas se concluye que en el caso del líder mejor valorado y al que la encuesta considera que será el próximo presidente del gobierno, su partido no es el que alcanza la mayor intención de voto ¿Es que se dan por hecho posibles pactos postelectorales?

También he leído otra encuesta regional en la que un partido de nuevo cuño obtiene excelentes resultados, sin haber hecho público aún el nombre de su candidato autonómico.

Ya se dieron sonoros fracasos en la predicción de resultados en las elecciones europeas de mayo de 2014. Es el caso de una Comunidad Autónoma en la que las encuestas daban como ganador a un partido por cerca de 10 puntos de diferencia y resultó derrotado por más de 3 puntos de ventaja por su partido rival.

En fin ya veremos en qué acaba todo este proceso. Lo sabremos el día de las elecciones respectivas. Las urnas sí que serán la encuesta inapelable que dará respuesta a todas las cábalas que ahora nos hacemos.

Y a mayor gloria de la democracia, los ciudadanos tendremos la última palabra.

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