martes, 18 de noviembre de 2014

RAJOY Y CATALUÑA: ACIERTOS Y ERRORES

Artur Más y los independentistas catalanes habían echado un pulso a Rajoy con la votación del 9-N en Cataluña. No era fácil dar repuesta al órdago, pero Rajoy ha actuado como debía, es decir manteniendo la legalidad ante el ilegal desafío secesionista catalán.

Y ha hecho lo que tenía que hacer, lo contrario hubiera rondado el delito de prevaricación o la dejación de funciones, como fue recurrir al TC las dos convocatorias, la primera que era un referéndum en toda regla y la segunda, una pantomima, pero que sustancialmente tenía la misma pregunta que el referéndum.

Creo que también ha acertado en la actuación llevada a cabo durante el día de la votación. No ha caído en la trampa de impedir la farsa catalanista ya que ello hubiera dado alas a los organizadores que buscaban una foto de la represión para venderla al exterior, cosa que no se ha producido. A pesar del desafío y la chulería de Más haciéndose responsable de lo ocurrido para ganarse votos autóctonos, Rajoy ha estado en su sitio.

Estos son los innegables aciertos de D. Mariano. Ahora vienen los errores que también los ha habido y los sigue habiendo.

El primero de ellos ha sido no comparecer de inmediato tras conocerse los resultados para hacer ver a los españoles y a los catalanes que del análisis de los datos de participación y de votos afirmativos a la independencia, la conclusión era  que la convocatoria había sido un rotundo fracaso de los secesionistas. Pretender que con un 29,12 % de votos favorables sobre el censo de votantes, se puede invocar la independencia de Cataluña además de antidemocrático es pueblerino. Rajoy tardó 72 horas en dirigirse al resto de España y al 70 % de los catalanes que no está por la ruptura. Esta tardanza es típica de su estrategia personal para abordar los problemas, que se aproxima mucho al manido  “laissez faire, laissez passer, le monde va de lui même”.

Convenido que la convocatoria ha sido un rotundo fracaso, Rajoy no debe perder de vista que cerca de un 30 % de los catalanes quiere la independencia y que sería conveniente buscar fórmulas para encajar en el proyecto de España a muchos de esos votantes, que lo han hecho impelidos por la presión y por la machacona propaganda de los medios y de la administración de la Generalitat, junto al resto de catalanes que se ha quedado en su casa. A todos ellos hay que integrarlos en el proyecto español y explicarles claramente con cifras, datos y futuras situaciones derivadas de la independencia, que para sus intereses es mejor seguir en España que la separación. Pero eso hay que explicarlo en Cataluña. No desde Madrid. Debe ser en aquel territorio delante de los catalanes. Con igual insistencia con la que lo hacen los independentistas.

Para tratar de conseguir esta integración no sería malo explorar vías de modificación de la Constitución de modo que se mejorara el engarce territorial de Cataluña y del resto de territorios. Tal vez en lugar de encastillarse en posiciones negativas que es otro de sus errores, Rajoy habría de tender la mano a otros partidos que propugnan la unidad de España para encontrar vías legales que encajen a Cataluña en este proyecto común. Y que convenzan a la mayoría de los catalanes. Porque una parte de ellos seguirá con el mantra independentista. Porque es de lo que viven. Son irreductibles.

Pactar con PSOE, UPyD, Ciutadans, Unió, PNV e incluso con PODEMOS, IU e ICV fórmulas en la Constitución que modifiquen el engarce territorial de las regiones españolas y de Cataluña  quizás fuese la solución al problema. Pero hay que ponerse manos a la obra cuanto antes. Para dar una respuesta a muchos catalanes no independentistas y al resto de España.

Ya no es tiempo de seguir haciendo el Don Tancredo que ha sido la estrategia de Rajoy durante mucho tiempo. Hay que actuar de inmediato. Sabiendo lo que hay en Cataluña. La farsa del 9 – N ha servido entre otras cosas para eso. Para conocer aproximadamente cuantos catalanes son partidarios de la independencia. Algo es algo.


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