RAJOY Y
CATALUÑA: ACIERTOS Y ERRORES
Artur
Más y los independentistas catalanes habían echado un pulso a Rajoy con la
votación del 9-N en Cataluña. No era fácil dar repuesta al órdago, pero Rajoy
ha actuado como debía, es decir manteniendo la legalidad ante el ilegal desafío
secesionista catalán.
Y
ha hecho lo que tenía que hacer, lo contrario hubiera rondado el delito de
prevaricación o la dejación de funciones, como fue recurrir al TC las dos
convocatorias, la primera que era un referéndum en toda regla y la segunda, una
pantomima, pero que sustancialmente tenía la misma pregunta que el referéndum.
Creo
que también ha acertado en la actuación llevada a cabo durante el día de la
votación. No ha caído en la trampa de impedir la farsa catalanista ya que ello hubiera
dado alas a los organizadores que buscaban una foto de la represión para
venderla al exterior, cosa que no se ha producido. A pesar del desafío y la
chulería de Más haciéndose responsable de lo ocurrido para ganarse votos
autóctonos, Rajoy ha estado en su sitio.
Estos
son los innegables aciertos de D. Mariano. Ahora vienen los errores que también
los ha habido y los sigue habiendo.
El
primero de ellos ha sido no comparecer de inmediato tras conocerse los
resultados para hacer ver a los españoles y a los catalanes que del análisis de
los datos de participación y de votos afirmativos a la independencia, la
conclusión era que la convocatoria había
sido un rotundo fracaso de los secesionistas. Pretender que con un 29,12 % de
votos favorables sobre el censo de votantes, se puede invocar la independencia
de Cataluña además de antidemocrático es pueblerino. Rajoy tardó 72 horas en
dirigirse al resto de España y al 70 % de los catalanes que no está por la
ruptura. Esta tardanza es típica de su estrategia personal para abordar los
problemas, que se aproxima mucho al manido
“laissez faire, laissez passer, le monde va de lui même”.
Convenido
que la convocatoria ha sido un rotundo fracaso, Rajoy no debe perder de vista
que cerca de un 30 % de los catalanes quiere la independencia y que sería
conveniente buscar fórmulas para encajar en el proyecto de España a muchos de
esos votantes, que lo han hecho impelidos por la presión y por la machacona
propaganda de los medios y de la administración de la Generalitat, junto al
resto de catalanes que se ha quedado en su casa. A todos ellos hay que
integrarlos en el proyecto español y explicarles claramente con cifras, datos y
futuras situaciones derivadas de la independencia, que para sus intereses es
mejor seguir en España que la separación. Pero eso hay que explicarlo en
Cataluña. No desde Madrid. Debe ser en aquel territorio delante de los
catalanes. Con igual insistencia con la que lo hacen los independentistas.
Para
tratar de conseguir esta integración no sería malo explorar vías de
modificación de la Constitución de modo que se mejorara el engarce territorial
de Cataluña y del resto de territorios. Tal vez en lugar de encastillarse en
posiciones negativas que es otro de sus errores, Rajoy habría de tender la mano
a otros partidos que propugnan la unidad de España para encontrar vías legales que
encajen a Cataluña en este proyecto común. Y que convenzan a la mayoría de los
catalanes. Porque una parte de ellos seguirá con el mantra independentista.
Porque es de lo que viven. Son irreductibles.
Pactar
con PSOE, UPyD, Ciutadans, Unió, PNV e incluso con PODEMOS, IU e ICV fórmulas
en la Constitución que modifiquen el engarce territorial de las regiones
españolas y de Cataluña quizás fuese la
solución al problema. Pero hay que ponerse manos a la obra cuanto antes. Para
dar una respuesta a muchos catalanes no independentistas y al resto de España.
Ya
no es tiempo de seguir haciendo el Don Tancredo que ha sido la estrategia de
Rajoy durante mucho tiempo. Hay que actuar de inmediato. Sabiendo lo que hay en
Cataluña. La farsa del 9 – N ha servido entre otras cosas para eso. Para
conocer aproximadamente cuantos catalanes son partidarios de la independencia.
Algo es algo.
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