domingo, 28 de septiembre de 2014

PROCESO DE DESMANTELAMIENTO DE LA SANIDAD PÚBLICA

Hasta la llegada de los populares al gobierno central hace unos tres años, la sanidad pública española, en términos generales, era un modelo de eficacia y de buen hacer de los profesionales de todos sus estamentos, lo que se traducía en una calidad de servicio al paciente que estaba a la altura de las mejores de Europa y con un coste en porcentaje del PIB que no superaba la media europea.

La irrupción de los neoconservadores del PP con su obsesión de privatizar todo lo público para transferir el negocio a manos de los capitalistas amigos empresas o personas físicas, está generando en la sanidad pública una degradación de los servicios que se traduce en una considerable pérdida de la calidad en la atención a los pacientes, debido a los drásticos recortes llevados a cabo que afectan especialmente a las dotaciones de personal y medios técnicos.

Esta idea privatizadora, aunque algo atenuada, ya la venían desarrollando los populares desde hace algunos años en las autonomías gobernadas por ellos especialmente Madrid y Valencia, pero su llegada al gobierno central le ha dado un nuevo impulso, a partir de la promulgación de normativa básica sanitaria.

La maquiavélica actuación que están llevando a cabo los populares en materia de sanidad pública ha consistido en degradar los servicios a base de introducir copagos y recortar en personal, en medios, en camas hospitalarias y en atención a los pacientes, de modo que estos, se vean obligados a utilizar la sanidad privada en manos de los capitalistas amigos del poder. Esta es la jugada que está haciendo el PP con la sanidad pública. Y parece que está consiguiendo sus propósitos al menos parcialmente. Gracias a las “mareas blancas” salidas a la calle en su defensa el desastre no ha sido mayor.

 Voy a describir un caso que he conocido y, por discreción, eludiré los nombres de personas y hospitales.

Un amigo mío con un determinado problema de salud está tratándose en la sanidad pública. A la hora de acometer la intervención quirúrgica que necesita, el jefe del servicio del hospital público, al que increíblemente se le permite trabajar al mismo tiempo en la sanidad privada, le dice que en la sanidad pública, debido a los recortes, no existe una técnica quirúrgica de la que sí dispone una clínica privada, en la que él puede intervenirle. Le manifiesta que si le opera en el hospital público no le asegura el éxito total de la intervención al no disponer de esa moderna técnica.

En honor a la verdad esta duplicidad de actuación de algunos médicos en la doble faceta público – privada viene de muy atrás y ningún partido en la transición ha sido capaz de impedirla. Y es objeto de múltiples abusos de algunos facultativos que aprovechan impunemente su doble condición.

Así que mi amigo, que tiene posibles afortunadamente, no duda en acudir a la clínica privada, para, tras rascarse el bolsillo, ser operado por el mismo jefe de servicio que trabaja en la sanidad pública.

Y esta es la estrategia aplicada por los populares. Degradar la sanidad pública de modo que sus medios técnicos, quirúrgicos y personales sean inferiores a los que existen en la sanidad privada, lo contrario de lo que ocurría hasta ahora, para obligar a los ciudadanos a que suscriban los correspondientes seguros privados o pasen directamente por taquilla en la sanidad privada que es lo que a ellos les interesa.

Su objetivo parece que consiste en relegar la sanidad pública a una especie de beneficencia para pobres a base de reducir su calidad asistencial. Sería parecido al modelo existente en la época franquista antes de que el dictador acometiera una de sus realizaciones más sensatas: el Seguro Obligatorio de Enfermedad, precedente de la sanidad pública universal instaurada por los socialistas con buenos resultados y que ahora intentan desmantelar los populares.


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