domingo, 21 de septiembre de 2014

VEREMOS SI PODEMOS  PODRÁ

Cuando en un país con una democracia joven y muy imperfecta como es actualmente España se dan hechos tales como que:

Miembros de la Casa Real están implicados en procesos de corrupción y reciben un tratamiento judicial y fiscal ventajoso,
La corrupción campa por sus respetos a lo largo y ancho del país y afecta a partidos políticos y administraciones sin que nadie haga nada por desterrarla y además muchos de los corruptos están aforados,  
La justicia está mediatizada e intervenida en sus órganos de decisión superior por la política y los procesos judiciales contra la corrupción se eternizan quedando la mayor parte de ellos en agua de borrajas,
Se ha llevado a cabo un proceso de latrocinio en los bancos y cajas de ahorro en los que sus directivos y consejeros de origen político se van de rositas y forrados y el importe de la juerga, o sea el rescate, se le carga a los contribuyentes,
Se produce una crisis económica y financiera que afecta a millones de familias, cuya solución se busca subiendo impuestos, recortando a las mismas derechos sociales y básicos como la sanidad o la educación, mandando a sus componentes al paro, reduciendo los salarios de los que tienen trabajo, obligando a emigrar a muchos de sus miembros o con el desahucio de sus viviendas, mientras que los políticos siguen con sus privilegios intocables y sus puertas giratorias público - privadas,
Nuestros mayores ven que sus pensiones pierden valor, después de haber estado trabajando y cotizando durante muchos años y en lugar de un final de sus vidas placentero avizoran un porvenir negro,
Se llevan a efecto reformas laborales y fiscales que sólo benefician a los poderosos,

En estas condiciones se crea el caldo de cultivo adecuado para que en base a la indignación popular surjan plataformas ciudadanas como Podemos.

A partir de ahí se gesta un movimiento asambleario, dirigido por un grupo de personas alguna con formación universitaria en ciencias políticas, y muchas de ellas sin experiencia política anterior, que pretende arreglar las cosas cambiando el sistema.

Este tipo de movimientos aprovechan la indignación ciudadana y la superioridad intelectual de sus dirigentes para hacer una serie de propuestas, alguna de ellas un tanto demagógicas, que los ciudadanos en su ofuscación creen a pies juntillas, pero que cuando se escarba y se analizan en detalle una buena parte de ellas son de difícil por no decir de imposible cumplimiento, al ignorar que estamos y pertenecemos a la UE y a otras organizaciones internacionales con las que España mantiene unos compromisos ineludibles que no puede romper de la noche a la mañana.

Y comienzan a hacer propuestas que suenan muy bien al oído porque son muy bonitas, pero utópicas.

Propugnan por ejemplo que sólo se pague la deuda justa. Pero no dicen qué parte de la deuda es justa y por qué, cuál es su importe exacto y cuál será la reacción de aquellos que habiendo prestado fondos a España no recibirán el pago correspondiente así como las consecuencias de este impago para nuestro país.  

Prometen hacer un Banco Central Europeo a medida de sus ideas, sin tener en cuenta que los posibles cambios a realizar en esa institución dependen de la opinión de 27 países además de España.

Proponen la jubilación a los sesenta años, que todo el mundo aplaude, pero no dicen cómo conseguirán los fondos para sufragar el tremendo incremento del volumen de pago de pensiones que se generaría.

Aseguran un salario mínimo a todos los españoles por el hecho de serlo, pero ni cuantifican el volumen de gasto ni establecen de dónde generarán los recursos para poderlo acometer.

Estas serían algunas de las entelequias de difícil o imposible consecución.

Pero hay otras medidas contenidas en su manifiesto que sí podrían ser válidas, si consiguen aplicarlas, y que mejorarían la democracia en España. Pasan por la regeneración total y absoluta de la vida política y de la democracia, la lucha contra la corrupción y los privilegios de lo que ellos denominan la “casta política”, la eliminación de puertas giratorias público – privadas, la persecución del fraude fiscal y la instauración de una fiscalidad progresiva, la participación ciudadana y la igualdad de todos los españoles en sus oportunidades y ante la ley.

Y por ahí sí que puede Podemos hacer daño a los partidos clásicos. Veremos en qué termina este proceso de constitución de Podemos como partido político o algo parecido a eso, que ahora comienza. Y después, veremos si Podemos podrá. Pero, por si acaso, deberían ir tomando buena nota los partidos tradicionales y obrando en consecuencia.


No hay comentarios:

Publicar un comentario