¿QUO VADIS,
ESPERANZA?
¿Dónde
vas, Esperanza? Esto debieron pensar los agentes de movilidad del Ayuntamiento
madrileño, que multaban a la presidenta del PP regional y ex presidenta de la
Comunidad de Madrid, además de exministra, Esperanza Aguirre, por aparcar
indebidamente en un carril bus de la Gran Vía madrileña, en el que está
prohibido el estacionamiento como todo
el mundo sabe y las normas de tráfico establecen, cuando una de las motocicletas
de los agentes saltó por los aires impulsada por el vehículo conducido por la
presidenta, que huía del lugar de autos.
La
multa de 200 euros, debió poner excesivamente nerviosa a la prócer, pues como
ella declaró pomposamente hace algún tiempo, con su(s) sueldo(s) no llegaba a
fin de mes. La dichosa e inesperada multa le desequilibraba su exiguo presupuesto
y encima estábamos en los primeros días del mes. En abril, con el pago de la
sanción, no llegaba a fin del ciclo mensual, seguro. ¡Adiós a las compras y a alguna
cenita con copas¡
Uno
de los agentes había colocado su motocicleta delante del automóvil de la
presidenta, como es norma precautoria para evitar la huida del multado. Y ésta
en su estado de alteración y dado que tenía prisa (todos los que aparcan mal en
un carril bus para sacar dinero de un cajero suelen tener prisa) se llevó por
delante la moto y se dirigió, ya más tranquila, a su domicilio.
Un
primo de mi madre, traumatólogo y hombre con gran sentido del humor, me decía
que lo malo no es meter la pata, sino removerla una vez metida, en lugar de
sacarla lo más rápido posible para tratar de disimular nuestra torpeza.
Y
la presidenta, en vez de reconocer inmediatamente su error, pedir disculpas
porque todos cometemos errores y abonar la multa, aunque ello le impidiera
llegar a fin de mes en buenas condiciones económicas, se ha dedicado a tratar
de justificarse, a poner en entredicho la profesionalidad de los agentes y a
decir que tenía prisa, como si el resto de los mortales conductores aparcados
en un carril bus y multados, no la tuviera.
Los
políticos no están acostumbrados a estas minucias de pedir disculpas, no digo
ya de dimitir porque esos son palabras mayores en este país y aquí sólo dimiten
algunos “mindundis”. Y están totalmente equivocados. Si Esperanza en un
ejercicio de humildad hubiera pedido inmediatas disculpas, habría encontrado la
comprensión y la solidaridad de los ciudadanos y el incidente habría quedado en
una mera anécdota. ¿Saben por qué? Pues porque casi todos hemos aparcado en un
carril bus para sacar dinero de un cajero alguna vez en la vida. Y la mayoría
tampoco llegamos a fin de mes. Eso sí, no se nos ocurriría arrollar con el
coche a los agentes de la autoridad. Se nos caería el pelo ¿o, no? como diría
su jefe político, Don Mariano.
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