sábado, 28 de marzo de 2015

EL INVIABLE AVE ESPAÑOL: ALTERNATIVAS PARA EXTREMADURA

Un reciente estudio realizado por FEDEA ha demostrado que la totalidad de las líneas del AVE que funcionan en España, no cubren costes y son inviables económicamente por su falta de rentabilidad.

La línea más favorable Madrid – Barcelona sólo llega a recuperar el 46 % de la inversión realizada. Y es que para que una línea de AVE sea rentable es necesario que se transporten 10 Millones de pasajeros al año en un tramo de 500 km. En el mundo nada más que las líneas Paris – Lyon y Tokio – Osaka son claramente rentables económicamente.

Aun así en España se siguen construyendo nuevas líneas por presiones políticas que rozan el provincianismo, en lugar de buscar soluciones nuevas más eficientes que con mucha menor inversión logren alcanzar prácticamente los mismos objetivos.

Una de estas líneas nuevas en construcción es la del originario AVE Madrid – Lisboa, que por la negativa portuguesa a construirlo en su territorio, se quedará, si al final se terminara su construcción, en un AVE: Madrid – Plasencia – Cáceres – Mérida – Badajoz.

Examinemos unos números para hacernos una idea de la práctica imposibilidad de conseguir que el AVE pueda ser rentable en esta línea extremeña de nuevo cuño.

La construcción de la infraestructura en una orografía de tipo medio como es el trayecto Madrid – Badajoz costaría del orden de 10 M€ por kilómetro y su mantenimiento unos 120.000 € por kilómetro y año. Son cifras tomadas del lado más favorable a la inversión y mantenimiento. Podrían ser algo superiores.

Con 400 km de línea de AVE y en el supuesto muy favorable de que la obra se amortizara en 50 años (lo normal sería 25 o 30 anualidades) estableciendo un tipo de interés del 3 %, el coste por billete resultaría ser de 185 € en el supuesto de que utilizasen la línea 3.000 personas al día sumados ambos sentidos. Estos 3.000 viajeros en esta línea representarían un volumen de pasajeros anual de 1.095.000 personas.

Para que el precio del billete resultase atractivo, asequible a un amplio margen de población y competitivo con otros medios de transporte, pongamos 90 €, habrían de viajar más de 6.000 personas al día en ambos sentidos. Alcanzar esta cifra de viajeros en esta línea se revela prácticamente como imposible dado el nivel de población que existe en el área atravesada.

Parecería más lógico, teniendo en cuenta las distancias a Madrid de las principales poblaciones extremeñas optar por la construcción de una línea de menores prestaciones que el AVE pero que conllevara una inversión sensiblemente menor tanto en lo referente al coste de la infraestructura como en el mantenimiento.

Extremadura podría ver cumplidos sus objetivos, aprovechando la infraestructura ya construida, con un tren convencional electrificado cuyo coste sería mucho menor. Una línea férrea electrificada que permitiera la circulación de trenes tipo Alvia, con una velocidad máxima de 180 – 200 km/h, conseguiría que el trayecto durase algo menos de 3 horas desde Badajoz y alrededor de 2 horas desde Cáceres, tiempos que colmarían con creces la expectativas regionales. Mérida y Plasencia las otras dos grandes ciudades de la región quedarían en tiempos también muy aceptables.

Extremadura ha padecido desde tiempo inmemorial un notable déficit en infraestructuras ferroviarias  y ha soportado y todavía lo hace unos trenes tercermundistas que además de sufrir continuas averías tiene unos tiempos de recorrido que no son compatibles con la modernidad. Y la línea electrificada comentada podría constituir una  respuesta satisfactoria para los intereses regionales.

La solución aceptada por el gobierno extremeño de una línea férrea con trenes diésel, en tanto se finaliza el AVE, puede que mejore algo la situación, pero retrasará “ad calendas graecas” la posibilidad de dotar a Extremadura de un ferrocarril moderno y competitivo.


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