sábado, 14 de febrero de 2015

LA FOTO DE “ESPE”

Pues ya lo saben los madrileños y visitantes de la Villa y Corte. Cuando vayan en su coche y necesiten acudir a un cajero automático de un banco, no tienen más que detenerse en el carril bus correspondiente, interfiriendo la circulación incluida la de vehículos de servicio sanitario o antiincendios, y extraer el efectivo. Tómense el tiempo que quieran. En los carriles bus de Madrid no te pasa ná. Ná de ná.

Después de muchos dimes y diretes sobre si el episodio protagonizado por Esperanza Aguirre era falta o delito - recuerden que aquélla detuvo su vehículo en el carril bus para sacar dinero de un cajero y posteriormente huyó de los agentes de movilidad dejándolos con dos palmos de narices y una moto en el suelo -  resulta que el juez titular del Juzgado nº 14 de Madrid ha sentenciado que no es delito, ni falta y archiva provisionalmente el caso.

Quiere decirse que establecido por la Constitución y confirmado por el Rey emérito el principio de que “la justicia es igual para todos”, a partir del día de la fecha el resto de madrileños y visitantes pueden proceder del mismo modo que la lideresa popular. Pero para que les salga bien la jugada es imprescindible llevar consigo una foto de Esperanza Aguirre.

En cuanto los agentes de movilidad te reprendan y traten de multarte, les enseñas el retrato de la ex presidenta autonómica y huyes a toda pastilla con tu vehículo. Eso sí, con cuidado de no tirar al suelo sus motocicletas. Éstos a la vista de la fotografía sufrirán un espasmo y su mente atónita recordará que la lideresa se fue de rositas y que por qué un honrado ciudadano, currante si tiene trabajo, contribuyente en todo caso, no va a tener el mismo derecho. Y optarán por la retirada.

Cuando se presenten ante su jefe de sección con los blocs de denuncias impolutos, recibirán la correspondiente bronca que han de cortar en seco si se proveen también de otra efigie de la lideresa que mostrarán a su superior jerárquico. Este sufrirá otro espasmo mental y de inmediato pedirá disculpas a sus subordinados y les invitará a unas cañas en desagravio por el “chorreo” que les ha propinado.

Este mando intermedio a su vez, provisto de la correspondiente fotografía de Espe, habrá de presentarse ante el Jefe Superior para darle cuenta de la actuación de su sección. Nada más explicar que la recaudación por denuncias en el carril bus es nula y antes de que comience la reprimenda del jerarca, ha de mostrarle la fotografía de la lideresa popular. El Jefe Superior, a la vista de la imagen, de inmediato cambiará de tema y, mirando por la ventana, comentará que hay que ver el frío que hace en Madrid este invierno y que está deseando que llegue el mes de agosto para largarse unos días a la playa con su mujer.

El Jefe Superior se presentará ante el equipo de gobierno municipal, reunido en solemne cónclave, para rendir cuentas. En este caso no hace falta que lleve la fotografía de la Aguirre, pues los componentes del consistorio, todos de superior inteligencia, se imaginan lo que va a exponer el Jefe, dado el contenido del orden del día. Conocida la situación relatada por el alto mando, concluirán que las nulas sanciones en el carril bus dan lugar a una sensible reducción en la recaudación municipal y es necesario buscar una  pronta solución al problema pues de lo contrario peligrarán sus pingües sueldos.

Tras pensarlo mucho y después de sesudos y profundos razonamientos fruto de sus privilegiadas mentes, concluirán que no hay mal que por bien no venga. Lo que no se recaude en el carril bus se equilibra con una subida de las tasas de basura y Santas Pascuas que diría un castizo.

Concluyendo: en Madrid a partir de ahora cualquier conductor puede detener su vehículo en el carril bus para sacar dinero de los cajeros automáticos, comprarse lo que uno quiera en la tienda próxima o tomarse un cafelito en el bar de la esquina sin miedo a que le denuncien. Sólo es necesaria una condición: que tengan a mano una fotografía de Esperanza Aguirre y se la muestren a los agentes de movilidad cuando vengan a multarles. 

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