LA FOTO DE
“ESPE”
Pues
ya lo saben los madrileños y visitantes de la Villa y Corte. Cuando vayan en su
coche y necesiten acudir a un cajero automático de un banco, no tienen más que
detenerse en el carril bus correspondiente, interfiriendo la circulación
incluida la de vehículos de servicio sanitario o antiincendios, y extraer el
efectivo. Tómense el tiempo que quieran. En los carriles bus de Madrid no te
pasa ná. Ná de ná.
Después
de muchos dimes y diretes sobre si el episodio protagonizado por Esperanza
Aguirre era falta o delito - recuerden que aquélla detuvo su vehículo en el
carril bus para sacar dinero de un cajero y posteriormente huyó de los agentes
de movilidad dejándolos con dos palmos de narices y una moto en el suelo - resulta que el juez titular del Juzgado nº 14
de Madrid ha sentenciado que no es delito, ni falta y archiva provisionalmente
el caso.
Quiere
decirse que establecido por la Constitución y confirmado por el Rey emérito el
principio de que “la justicia es igual para todos”, a partir del día de la
fecha el resto de madrileños y visitantes pueden proceder del mismo modo que la
lideresa popular. Pero para que les salga bien la jugada es imprescindible llevar
consigo una foto de Esperanza Aguirre.
En
cuanto los agentes de movilidad te reprendan y traten de multarte, les enseñas
el retrato de la ex presidenta autonómica y huyes a toda pastilla con tu
vehículo. Eso sí, con cuidado de no tirar al suelo sus motocicletas. Éstos a la
vista de la fotografía sufrirán un espasmo y su mente atónita recordará que la
lideresa se fue de rositas y que por qué un honrado ciudadano, currante si
tiene trabajo, contribuyente en todo caso, no va a tener el mismo derecho. Y
optarán por la retirada.
Cuando
se presenten ante su jefe de sección con los blocs de denuncias impolutos,
recibirán la correspondiente bronca que han de cortar en seco si se proveen
también de otra efigie de la lideresa que mostrarán a su superior jerárquico.
Este sufrirá otro espasmo mental y de inmediato pedirá disculpas a sus
subordinados y les invitará a unas cañas en desagravio por el “chorreo” que les
ha propinado.
Este
mando intermedio a su vez, provisto de la correspondiente fotografía de Espe,
habrá de presentarse ante el Jefe Superior para darle cuenta de la actuación de
su sección. Nada más explicar que la recaudación por denuncias en el carril bus
es nula y antes de que comience la reprimenda del jerarca, ha de mostrarle la
fotografía de la lideresa popular. El Jefe Superior, a la vista de la imagen,
de inmediato cambiará de tema y, mirando por la ventana, comentará que hay que
ver el frío que hace en Madrid este invierno y que está deseando que llegue el
mes de agosto para largarse unos días a la playa con su mujer.
El
Jefe Superior se presentará ante el equipo de gobierno municipal, reunido en
solemne cónclave, para rendir cuentas. En este caso no hace falta que lleve la fotografía
de la Aguirre, pues los componentes del consistorio, todos de superior
inteligencia, se imaginan lo que va a exponer el Jefe, dado el contenido del
orden del día. Conocida la situación relatada por el alto mando, concluirán que
las nulas sanciones en el carril bus dan lugar a una sensible reducción en la
recaudación municipal y es necesario buscar una pronta solución al problema pues de lo
contrario peligrarán sus pingües sueldos.
Tras
pensarlo mucho y después de sesudos y profundos razonamientos fruto de sus
privilegiadas mentes, concluirán que no hay mal que por bien no venga. Lo que
no se recaude en el carril bus se equilibra con una subida de las tasas de
basura y Santas Pascuas que diría un castizo.
Concluyendo:
en Madrid a partir de ahora cualquier
conductor puede detener su vehículo en el carril bus para sacar dinero de los
cajeros automáticos, comprarse lo que uno quiera en la tienda próxima o tomarse
un cafelito en el bar de la esquina sin miedo a que le denuncien. Sólo es
necesaria una condición: que tengan a mano una fotografía de Esperanza Aguirre
y se la muestren a los agentes de movilidad cuando vengan a multarles.
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