DESAHUCIOS
BOCHORNOSOS
Hace
unos días he presenciado en la televisión un espectáculo lamentable que jamás
imaginé que pudiera tener lugar en un país desarrollado como España.
Me
refiero al bochornoso desahucio de un piso social hecho a un matrimonio de
emigrantes sudamericanos con tres niños, uno de ellos de solamente mes y medio
de edad y con la madre recuperándose de las secuelas de la cesárea que le
practicaron en el parto.
Antes
de seguir analizando este episodio conviene poner de manifiesto sus
antecedentes. Veamos: el Ayuntamiento de Madrid con dinero público construyó
unos complejos de pisos sociales destinados a proporcionar vivienda digna a personas
desfavorecidas las cuáles abonaban un alquiler social con un precio módico de
alrededor de 150 € mensuales. Era una loable iniciativa municipal, pero…
Como
el Ayuntamiento madrileño está endeudado hasta las trancas, el que más de
España, como consecuencia de la nefasta gestión llevada a cabo por sus dos
últimos alcalde y alcaldesa, que han dedicado sus mejores esfuerzos a la
ejecución de obras megalómanas, compras de palacios y mantenimiento de asesores
a troche y moche, además de un mayordomo al servicio del primer edil, necesitaba
rebajar la deuda municipal para presentar alguna acción positiva ante los
madrileños.
Pues
bien lo único que se les ocurre para obtener dinero contante y sonante es
transferir la propiedad de miles de estas viviendas sociales a fondos buitre, a
los que no se les pone limitación alguna para actuaciones posteriores, dado el
tipo de inquilino que tienen los pisos. Estos fondos buitre, extranjeros casi
siempre, en cuanto adquieren la propiedad proceden a duplicar o triplicar el
importe del alquiler. Resultado: muchas de estas familias no pueden abonarlo
por su situación económica y sin más explicaciones proceden a desahuciarlas por
impago.
La
expulsión del matrimonio sudamericano de su vivienda constituyó un espectáculo
lamentable, bochornoso e indigno de un país civilizado. Ocho o diez miembros de
la policía, a golpe de radial y de ariete, destrozan la puerta que habían
atrancado algunos miembros de organizaciones opuestas a los desahucios para
tratar de impedirlo y penetran violentamente en la vivienda arrojando de ella a
sus moradores y a los que con ellos estaban.
Parece
inadecuado, por calificarlo suavemente, que los impuestos de los contribuyentes
se destinen a que la policía en lugar de proteger a la población, se dedique a
agredir, aunque sea legalmente y por mandato judicial, a personas
desfavorecidas que están al borde de la exclusión social. En lugar de utilizar
las fuerzas de orden público para proteger a los ciudadanos, se usan para
defender los intereses de los poderosos. Todo un despropósito.
Lo
que pude presenciar es una vergüenza y dice muy poco de un país civilizado que
además ha sido advertido por la UE de que estos desahucios han ser impedidos
¿Qué hacen los partidos políticos que consienten esto? ¿Y nuestros diputados y
senadores enredados en viajes sin cuento a costa del dinero público, entre
otras cosas para ver a sus amiguitas? ¿Por qué no legislan para impedir estos
atropellos a derechos constitucionales como es el poder disponer de una
vivienda digna? ¿Por qué no se ha impedido la venta de estos inmuebles a fondos
buitre?
Este
y otros hechos lamentables que están aumentando la desigualdad, cargándose el
incipiente estado del bienestar y agrediendo los derechos de las clases media y
trabajadora, van a dar lugar a que aprovechando el cabreo y la indignación
ciudadana, partidos de nuevo cuño y programas de inciertos resultados entren en
la gobernación de España.
Pero
episodios como el desahucio de esta familia sudamericana lo justifican. Son una
vergüenza que los españoles no debíamos consentir bajo ningún concepto.
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