sábado, 20 de diciembre de 2014

 ¿POR LA SENDA DEL PASOK GRIEGO ?

El PSOE parece que quisiera transitar por un camino similar al que recorrió el PASOK griego. El final del trayecto, como es sabido, desembocaría en la conversión del partido que más tiempo ha gobernado en España desde el comienzo de la transición, si no he calculado mal, 22 años, en la tercera o tal vez cuarta fuerza política española.

Las críticas públicas de algun@s líderes socialistas contra el nuevo secretario general recientemente elegido, que irradian al exterior una imagen de división interna, si no se corrigen de inmediato, es altamente probable que condicionen negativamente las expectativas de gobierno de los socialistas tanto en el ámbito local y autonómico como en el nacional.

Desde que Rodríguez Zapatero perdiera clamorosamente las elecciones generales en noviembre de 2011 - debido a su desacertado manejo de la crisis y al abandono de su ideario socialista, asumiendo las políticas “austericidas” de Ángela Merkel, posiblemente chantajeado con la negativa perspectiva de un rescate europeo - el partido socialista no ha sido capaz de retornar a sus orígenes de modo que sus propuestas se diferencien nítidamente de las políticas liberales de los populares.  

 Durante la travesía del desierto se optó, acertadamente, por llevar a cabo un proceso de elecciones primarias para designar a un nuevo secretario general. Pedro Sánchez resultó elegido en las mismas de una manera clara y democrática.

A partir de su nueva responsabilidad el secretario general socialista ha cometido algunos errores e improvisaciones, fruto quizá de su inexperiencia y de la de su ejecutiva, pero en general está llevando al partido a una posición de centro izquierda, que en un ejercicio de “travestismo político” quiere ocupar a toda costa PODEMOS que empezó en la extrema izquierda radical y ya se proclama socialdemócrata buscando votos más centrados.

Pedro Sánchez está tratando de recuperar las señas de identidad del socialismo español que fueron las que le permitieron ser un partido fuerte en el contexto político nacional y le llevaron al gobierno de España. El mero hecho de que Rajoy asegure que el PSOE con Rubalcaba estaba mejor, certifica el acierto del nuevo líder socialista. En esto no miente el presidente del Gobierno: estaba mejor pero para sus intereses y los de su partido.

Aunque, sorprendentemente, el secretario general se está encontrando con resistencias internas que son injustificables. Por ejemplo, Susana Díaz, que apoyó su candidatura en las primarias, y que no se sabe a qué juega ahora si a Andalucía o a España - debería aclarase de una vez por todas y dejarse de símiles ferroviarios - con su ambigüedad está minando la confianza en el nuevo líder al que no arropa claramente. Esta situación de discrepancias y división interna que debería sustanciarse dentro de los órganos del partido y no en los medios de comunicación como hace ella, puede conducir a un descalabro electoral mayúsculo.

El líder socialista tiene una difícil papeleta, ya que ha de hacer frente al mismo tiempo al PP y a PODEMOS partido al que se pueden desviar muchos votos socialistas desencantados, así como a los episodios de corrupción que salpican al partido, especialmente en Andalucía, que no estaban resueltos cuando él llegó.

 Asimismo en los asuntos fundamentales de Estado parece que va por el buen camino: apoyo a la unidad nacional, modificación y modernización de la Constitución y tratamiento del problema catalán, asunto este último muy complejo, así como también en la nueva redacción del artículo 135 de la Carta Magna para asegurar que, además del equilibrio presupuestario y el pago de la deuda y sus intereses, se garantizan al mismo nivel los derechos sociales básicos de los españoles. Este es un planteamiento  que se corresponde con el ADN de los socialistas.

También ha sido honesto indicando que se presentará a las primarias para poder aspirar a ser el jefe de gobierno y ha animado a otros compañeros a que puedan hacerlo. Los que estén dispuestos deberían dar el paso adelante y no pretender estar en misa y repicando.

El argumento, esgrimido desde la federación socialista andaluza, de que primero están las elecciones locales y autonómicas y luego ya se verá si se apoya a Pedro Sánchez para las generales en función de los resultados obtenidos, es una trampa saducea. Si no se cierran filas ahora, los resultados de los comicios de mayo pueden ser muy negativos. Y peores serán luego los de las generales. Para él o para otros aspirantes; incluida Susana Díaz o algún otro tapad@.

Los barones autonómicos y locales también habrían de mostrar su apoyo y manifestarse al respecto. Muchos de ellos, por ejemplo Fernández Vara en Extremadura, están llevando a cabo una encomiable labor. No han de perder de vista que se juegan los resultados de las elecciones en sus territorios. Y también el futuro del partido.



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