LAS TARJETAS DE
UNOS JETAS
La
noticia no nos sorprende porque los sucesos que acontecen cada día en España ya
han colmado nuestra capacidad de sorpresa. Estamos sumidos en la perplejidad. Y
vamos camino de la melancolía, pasando
antes por la indignación.
Resulta
que 86 directivos y consejeros de Caja Madrid disponían de tarjetas opacas a Hacienda
y a la contabilidad de la institución, que les permitían llevar a cabo gastos a
troche y moche con cargo al patrimonio de la caja que está formado, como es
sabido, por las imposiciones de sus clientes. Bueno son en realidad 82 porque 4
de ellos con muy buen criterio, a pesar de disponer de ellas no han hecho uso
de las dichosas tarjetas.
Entre
2003 y 2012 han dilapidado 15,5 Millones de euros de los impositores de Caja
Madrid primero y después de Bankia en unos denominados “gastos de
representación” que consistían en: comilonas, trajes, joyas, compras en
diversos establecimientos, viajes y hasta extracciones de dinero en metálico,
cargado todo ello a conceptos tales como “errores informáticos” y “quebrantos” para darle una total opacidad al proceso. Y yo
me pregunto: ¿A quién representarían estos impresentables con los gastos de
representación?
¿Adivinen quién comenzó la juerga? Acertaron:
Blesa. El mismo que adquirió un banco en Miami (Florida) por importe muy
superior a su valor y se quedó con la vuelta. Un personaje amigo del poder e
íntimo de un antiguo jefe de gobierno, que después de perpetrar esa fechoría y de avivar la estafa
de las participaciones preferentes, que ha afectado a miles de confiados
clientes de la caja, todavía sigue en la calle campando a sus anchas y con el
riesgo de destruir y amañar todas las pruebas que le venga en gana, mientras
que al juez que intentó enchironarlo, sin conseguirlo, le acaban de caer 17
años de inhabilitación acusado de un delito de prevaricación. La sentencia es
un disparate y al poder ser recurrida, aquí o en Estrasburgo este juez
terminará libre si es que existe un rescoldo de justicia. Pero de momento lo
han echado de la carrera judicial. Eso sí por 2 votos a 1.
En
esta orgía tarjetística carpetovetónica han participado representantes de la
dirección de la caja, de los partidos políticos principales: PP, PSOE e IU, de
los dos sindicatos más importantes: UGT y CC.OO y de la patronal de
empresarios. En fin todas las fuerzas vivas están representadas en esta
ceremonia de la corrupción bajo el manto protector de los “gastos de
representación”.
Descubierto
el pastel, ahora van a tratar de hacernos comulgar con ruedas de molino para
convencernos de que no existe delito, que la práctica era legal, que ellos a
pesar de su elevada formación financiera y fiscal no sabían que había que
declararlo a Hacienda y como colofón se taparán unos a otros porque están todos
pringados.
Mientras
tanto miles de impositores estafados por las preferentes y las subordinadas han
perdido sus ahorros y están luchando con denuedo en los tribunales para
recuperarlos, mientras los autores del desaguisado siguen viviendo a sus anchas
y sin dar cuenta ante la justicia de sus desmanes.
Pero
este episodio de las tarjetas de estos jetas es una gota más en el vaso de la degeneración
que afecta a estamentos de todo tipo en nuestro país y que está llevando a la
desafección de la ciudadanía con este sistema que está podrido por la
corrupción, por el nepotismo, por el amiguismo, y por la falta de transparencia
y en el que están implicados desde la Casa Real hasta los ayuntamientos y que
empieza a afectar también a las fuerzas armadas en donde se han descubierto
algunos asuntos turbios.
Este
país es una vergüenza y la corrupción campa en la impunidad más absoluta, el
caso de Fabra en Castellón es un paradigma de la situación, pues el poder
judicial está mediatizado y politizado por los otros dos poderes, el ejecutivo
y el legislativo y no tiene libertad para impartir justicia y llevar a la
cárcel y a la inhabilitación a todos los corruptos que medran en este
esperpento en el que se ha convertido España.
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