lunes, 21 de julio de 2014

SAHARAUIS

Un proceso descolonizador erróneamente gestionado por España, concluyó con la invasión del Sáhara Occidental por parte de Marruecos en el año 1975, tras la Marcha Verde y la salida de la zona, que era una provincia española, de la potencia colonizadora. Las  secuelas de la actuación de Marruecos, consentida por España y por la ONU, fueron la usurpación por los alauitas de la mayor parte del territorio habitado por los saharauis, y la persecución de este pueblo, el cual después de sufrir la agresión marroquí terminó desterrado y arrumbado en la hamada argelina del desierto del Sáhara.

Y en este desierto pedregoso, la hamada, habitan desde hace 38 años unos 200.000 saharauis, que gozan del estatuto de población refugiada, distribuidos en cuatro asentamientos principales: Aaiun, Auserd, Dajla y Smara y la capital administrativa Rabuni, constituyendo la denominada República Árabe Saharaui Democrática (RASD).

Allí las condiciones de vida son extraordinariamente difíciles debido a la dureza del clima desértico, a la aridez e improductividad de las tierras y a la carencia de medios y en ocasiones hasta de los alimentos precisos, a pesar de la ayuda que presta el ACNUR (Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados) y que es, a todas luces, insuficiente.

Tuve la oportunidad de colaborar con este noble pueblo con motivo de la asistencia técnica prestada desde la Consejería de Agricultura de la Junta de Extremadura a un proyecto de cooperación consistente en la instalación de huertos en riego para producción de hortalizas, que se inició en Dajla en el año 2001 y que hoy se ha extendido a otros asentamientos, Smara y Rabuni (Njaila). A la sombra de estos huertos principales han surgido varios cientos de pequeños huertos familiares que siguen las indicaciones técnicas de aquellos. Con las producciones obtenidas en los huertos las personas más débiles: niños, mayores y enfermos, pueden disponer de algunos alimentos frescos que les aportan vitaminas entre otros beneficios. Por esta razón conozco la situación de penuria en la que viven los refugiados.

Por razones políticas el Estado español tiene muy reducida su cooperación con los saharauis y son las comunidades autónomas la parte de la administración española que más coopera con ellos. Las duras condiciones en las que discurre la vida de este pueblo en el desierto han de mover a los extremeños a solidarizarse con él, y mantener las ayudas  tanto las procedentes de los ciudadanos como de la Administración Autonómica manteniendo ésta sus proyectos de cooperación a pesar de la crisis. La ONG Amigos del Pueblo Saharaui de Extremadura está llevando a cabo una destacada labor de intermediación, tanto en el programa Vacaciones en Paz, como en el suministro de alimentos y enseres necesarios para la supervivencia de este pueblo, así como participando en los proyectos de cooperación como ha sido el caso de los huertos para producción de  hortalizas frescas.

España y Extremadura le debemos a los saharauis, no sólo nuestro apoyo en la defensa ante los organismos internacionales de sus reivindicaciones para recuperar sus territorios anexionados por Marruecos, sino también nuestra solidaridad para hacerles la existencia cotidiana más llevadera en un ambiente vital tan inhóspito, en tanto consigan alcanzar sus objetivos. Este noble y valeroso pueblo se lo merece.


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