BALANCE
DESOLADOR
Han
transcurrido tres años desde que en Extremadura gobiernan los populares, merced
a la abstención de IU todo hay que decirlo, y los resultados económicos y
sociales obtenidos en la región durante lo que va de legislatura son, como mínimo,
preocupantes.
Para
valorar la situación desde un punto de vista imparcial, fuera de la lucha
partidista, lo más adecuado es analizar datos concretos, de carácter oficial,
que son los que reflejan la situación real de la región, mejor que considerar ocurrencias, corazonadas, convicciones, intuiciones,
ensoñaciones, propaganda interesada o en último extremo simples mentiras.
El
examen de estos datos en relación con los indicadores socioeconómicos más
significativos arroja resultados poco esperanzadores para Extremadura. Veamos.
La
población ha descendido entre 2011 y el último dato de 2014 (1 de enero) en
12.416 habitantes, es decir un 1,12 % de la que había al inicio de la
legislatura. Este es un mal dato porque es indicativo de que la comunidad autónoma
no tiene perspectivas de crecimiento y expulsa población porque no encuentra
posibilidades de establecerse y desarrollar su proyecto de vida en ella.
El
segundo indicador analizado es el PIB (Producto Interior Bruto) a precios de
mercado. Este ha pasado de 16.954 M€ en 2011 a 16.199 M€ a final de 2013. Ha
disminuido en 755 M€ es decir un 4,45 %. El PIB per cápita ha pasado de
15.282,9 € a 14.768 €. Seguimos siendo los últimos de España en este apartado a
mucha distancia de la media nacional y sin viso alguno de convergencia.
El
número de desempleados, según la EPA (Encuesta de Población Activa), único
índice homologado por la UE, ha crecido desde 116.500 a 160.700, es decir hay
44.200 parados más que al comenzar el mandato popular lo que equivale a un 37,9
% de aumento. Este dato puede ser calificado sin exageración como muy negativo.
A esto hay que añadir que se sustituye empleo indefinido y estable por trabajo
a tiempo parcial y temporal. En otros aspectos laborales la población activa ha
sufrido una ligera disminución, mientras que los ocupados han pasado de 384.500
en 2011 a 339.200 en 2014, última EPA. Es decir ha habido una reducción de
45.300 personas, lo que representa un 11,8 % menos de personas con trabajo.
El
análisis de la evolución de la deuda pública extremeña da como resultado que ha
experimentado un incremento de 892 M€, al pasar de 2.021 M€ en 2011 (11,6 % del
PIB) a 2.913 M€ en el primer trimestre de 2014 (18 % del PIB). Es decir se ha incrementado
en un 44 % aproximadamente.
Como
puede apreciarse el balance, deducido del análisis de estas macromagnitudes,
con datos oficiales publicados por el INE (Instituto Nacional de Estadística), no
puede ser más negativo.
El
panorama económico y social se completa con recortes habidos en servicios
esenciales para la población: 1.000 profesores menos en educación y recortes
presupuestarios en esta materia; en sanidad cierre de algunos PAC (Puntos de
Atención Continuada) y reducción de servicios en otros, aumento de las listas
de espera y reducción de personal y de presupuesto; la dependencia ni está ni
se la espera; retrasos en pagos a proveedores y encefalograma prácticamente
plano de las inversiones públicas.
A
todo lo anterior han de añadirse reducciones salariales y de la renta
disponible y, en consecuencia, aumento de la pobreza y de la desigualdad.
Todo
ello transcurre en un contexto de la opinión publicada en donde la inmensa
mayoría de los medios de comunicación están comiendo en el pesebre del poder y
teledirigidos. Hay algún caso que es escandaloso.
Como
aspecto positivo encontramos la reducción del déficit, que por cierto vuelve a
dispararse ¿Cómo podemos creernos que se reduzca el déficit, si se aumenta
la deuda y a la vez se hacen recortes? Deberían aclararlo para que lo
entendamos.
En
fin los datos son fríos y tozudos y la realidad derivada de ellos es la que se
ha descrito. Lo demás son fuegos artificiales, marketing, humo y propaganda.
Cada uno que saque las consecuencias que quiera. Pero esto es lo que hay. Y si
la situación mejora en un futuro también lo diremos. Faltaría más.
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