PODEMOS: LO QUE
VA DE AYER A HOY
Una
de las frases más populares del inefable Groucho Marx sentenciaba: Estos son
mis principios. Si no le gustan, tengo otros. Pues bien PODEMOS no ha dejado de
aplicar este modo de actuación desde sus orígenes.
Si
se analizan los cambios sobrevenidos en un plazo de alrededor de un año en el
ideario político de PODEMOS, uno no puede menos de sentirse perplejo porque son
transformaciones de un gran calado que sólo pueden explicarse desde un
electoralismo puro y duro.
Si
se compara aquello que propugnaba esta formación en el no tan lejano 15 M con
lo que defiende ahora, se puede comprender que estén abandonando el partido
muchos de sus seguidores originarios y que surjan discrepancias de fondo entre
algunos dirigentes, aunque el caudillismo de Iglesias trate de taparlas.
De
un partido asambleario cuyas decisiones se tomaban por votación popular se ha
pasado a un partido absolutamente jerarquizado, en el que el líder domina con
mano férrea el aparato creado a su imagen y semejanza. Del partido inicial
nacido en las concentraciones de la Puerta del Sol y en las mareas, sólo se
mantiene incólume la coleta del líder.
Si
uno compara la posición política inicial de PODEMOS que era la correspondiente
a una izquierda radical, laica, antimilitarista, con sus ojos puestos en
regímenes totalitarios como Venezuela, luchadores infatigables contra los
desahucios, que propugnaban el impago de la deuda pública, la jubilación a los
60 años o menos, una renta básica para todo bicho viviente, la eliminación de
la casta y los privilegios de los políticos y de los partidos, la lucha
infatigable contra la corrupción y cuyo ejemplo más paradigmático era Syriza en
Grecia, con los actuales planteamientos, comprobará que se ha pasado sin
solución de continuidad a posiciones contradictorias con las inicialmente
mantenidas.
Ya
no queda prácticamente nada de aquellos principios novedosos que encandilaron a
parte de los ciudadanos azotados por la crisis y a los que los partidos del
bipartidismo no fueron capaces de solucionar adecuadamente sus problemas.
Estos
drásticos cambios de postura son cuando menos un engaño a su electorado primigenio
que defendía todo lo contrario a lo que ahora parece defender esta formación.
PODEMOS
se ha convertido en un partido acomodaticio, uno más de la casta tan denostada por
ellos, que ha dejado su ideología para buscar el voto a toda costa y el poder
como único objetivo y que utiliza todos los medios incluso el de abjurar de sus
principios con tal de ascender en las encuestas.
Los
desahucios ya no son tan urgentes ni prioritarios. Ada Colau en Barcelona
asegura “que hace lo que puede” y está siendo criticada por la Plataforma de la
que ella fue líder principal. Y es que una cosa es predicar y otra es dar
trigo.
Iglesias
se ha hecho seguidor acérrimo del papa Francisco con tal de pillar votos entre
los católicos acongojados por la crisis y que siguen inmersos en ella. Eso
supone una cierta identificación con la Iglesia Católica tan denostada por
ellos por su orígenes anticlericales y laicos.
A
Syriza ya ni se la nombra y eso que era el modelo a seguir en España por
PODEMOS. A Tsipras no le quedó más remedio que tragarse el sapo de vender sus
principios para ser rescatado por la UE, haciendo todo lo contrario de lo que
decía y prometía a los griegos que le votaron de buena fe.
Se
mantiene lo de las puertas giratorias pero ya con menos énfasis. Esto de las
puertas giratorias ya lo utilizaron Errejón y Monedero en una versión distinta
y más suave. Se aprovecharon de su condición de profesores universitarios para
hacer trabajos presuntamente incompatibles.
Las
jubilaciones ya no serán a los 60 años o menos. La cosa cambia y ya hablan de
65 años. Lo mismo que hay ahora.
Y
en el colmo del travestismo político fichan al JEMAD de Zapatero, que fue la
cúspide de los militares españoles en su momento. Menos mal que son pacifistas,
que si no. Todo esto aderezado con la incorporación de algunos magistrados - a
alguno de ellos la fiscalía le está buscando las vueltas por algún asunto
rarillo - que da la impresión que
quieren aprovechar la ocasión para salir en la foto. Lo de estos jueces también
podría considerarse como puertas giratorias.
Y
es que un partido para ser creíble ha de ser congruente con sus principios
ideológicos y no estarlos cambiando continuamente con el objetivo de obtener el
poder al precio que sea. Un partido de izquierda radical no puede, de la noche
a la mañana, cambiar su piel de lobo por la de cordero para pasar por ser un
partido de centro.
En
resumen que PODEMOS ha sustituido a Karl Marx por Groucho Marx. Veremos en las
urnas cuáles son los resultados de la permuta.
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