TRASVASE TAJO –
SEGURA: UN DESPROPÓSITO MANIFIESTO
El
trasvase Tajo – Segura fue una imposición de la dictadura franquista que, sin
participación ciudadana alguna, gravó con esta penalización a la cuenca del
Tajo, perjudicando a regiones como Madrid, Castilla La Mancha y Extremadura en
beneficio del Levante español.
La
ley inicial del trasvase data de 1971 y fue aprobada por las cortes franquistas
sin prácticamente oposición. Para asegurarse de que no habría protestas se
tomaron algunas medidas adicionales: por ejemplo, el gobernador civil de la
provincia de Cáceres por entonces, era el señor Trillo Figueroa padre, cuya
esposa, según se decía, era propietaria de tierras a regar en el campo de
Cartagena que se beneficiarían del trasvase.
El
jerarca provincial manejó los hilos con eficacia, tampoco tenía mucho mérito el
hacerlo dado el ordeno y mando existente, y se quitó de en medio, obligando a
abandonar el cargo que ocupaba, a la única autoridad de la provincia que vio
claro el problema que se avecinaba y que se atrevió a elevar su enérgica
protesta: el alcalde de Plasencia, Julián Burgos al que la provincia cacereña y
Extremadura, todavía le deben un merecido homenaje a su memoria por la
clarividencia demostrada y por la lucha prácticamente en solitario mantenida.
El
trasvase se proyecta y ejecuta con estudios hidrológicos equivocados. Se
demuestra el error porque la serie hidrológica utilizada que comenzaba en 1941,
a partir de 1980 y hasta la actualidad ha sufrido una disminución de
aportaciones del 30 %. Lo que demuestra que se utilizaron datos inflados porque
es prácticamente imposible que se produzca esa reducción tan drástica en las
aportaciones en tan corto período de tiempo.
Desde
entonces, a partir de la cabecera del Tajo, embalses de Entrepeñas y Buendía,
se continúa realizando un trasvase anual de más de 300 Hm3 de media. Reparen en
el disparate que se comete, ya que desde una parte de la cuenca comprendida
entre la cabecera y Talavera de la Reina, que aporta solamente el 45 % de los
recursos hídricos, pero que concentra el 85 % de las demandas, se trasvasa un
importante volumen de agua a otro ámbito de planificación hidrológica como es
la cuenca del Segura. El resultado es que en el tramo Aranjuez – Toledo –
Talavera, el río Tajo es incapaz de mantener un caudal suficiente en cantidad para conservar el curso de agua en unas
condiciones ecológicas mínimamente aceptables y transfiere a la zona extremeña
un agua de muy baja calidad.
El
segundo aspecto a considerar es la legalidad del trasvase. Me explico. La ley
del Plan Hidrológico Nacional de 2001 establece que una cuenca hidrográfica
sólo puede ceder agua a otra si existen excedentes. Y en la cuenca del Tajo no
hay agua excedentaria.
El
Plan Hidrológico del Tajo vigente aprobado en 2014, y también el nuevo Plan de
2015 - 2021 en fase de consulta, reconocen al menos cuatro sistemas de
explotación deficitarios: Henares, Alberche, Tiétar y Árrago, en los cuales los
usos de regadío no pueden ser atendidos con las garantías establecidas en la
Instrucción de Planificación. Pues bien a pesar de eso y en contra de la
normativa vigente se mantiene el trasvase.
Pero
es que además los recursos detraídos hacia la cuenca del Segura, se restan de
los que la cuenca del Tajo ha de aportar hacia Portugal para cumplir el
convenio de Albufeira. El volumen anual está fijado en 2.700 Hm3, teniendo unos
mínimos trimestrales y semanales que han de asegurarse al país vecino.
Debido
a la situación creada por el trasvase son principalmente los cursos de agua de
la cuenca en Extremadura, desde sus embalses, los encargados de tener que
suministrar el agua convenida a Portugal. Esta peculiaridad en época de
abundancia puede no constituir un problema, pero sí puede serlo en situaciones
de sequía.
Y
saben en qué se emplean parte de los recursos trasvasados desde el Tajo al
Segura. Pues en legalizar miles de hectáreas de regadíos ilegales en el Levante
español, que lo son desde 1987 en que se prohibieron nuevos regadíos y que por
motivo de lo dispuesto en el Plan Hidrológico vigente para la cuenca del Segura
están siendo o han sido legalizados.
Por
todas las razones apuntadas hemos de concluir que el dichoso trasvase es un
auténtico despropósito. Se detraen recursos que son necesarios para el
desarrollo de una cuenca que es deficitaria, reduciendo su capacidad de
mantener o incrementar sus regadíos que son una fuente de riqueza, para
favorecer a otra cuenca y legalizar regadíos absolutamente ilegales que
compiten con los del Tajo. Sencillamente increíble.
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