VIAJEROS
“LOW COST”
Un
feliz acontecimiento familiar exigía mi presencia en Bélgica a primeros de
agosto de 2013. Me encontraba en una playa de Huelva y por una mayor comodidad
contraté un vuelo Sevilla – Bruselas Charleroi con una conocida compañía aérea
de las denominadas de “low cost “cuyo nombre voy a eludir pero que está en la
mente de todos.
Desde
luego te avisan y el que avisa no es traidor. El billete en teoría es barato.
Pero adicionalmente te cobran por todo: por ponerte un sms, por reservarte un
asiento y además te limitan el peso del equipaje a una maleta de 15 o 20 Kg
cobrándote por su facturación 50 o 60 € y si te pasas en el peso, en el “check
in” del aeropuerto te cobran 20 € por kg sobrepasado. Además autorizan en
cabina, sin coste, un solo bulto por persona de dimensiones prestablecidas
(55x40x20 cm) y 10 kg de peso máximo. Y además has de llevar impresa la tarjeta
de embarque. De todo eso te avisan y por tanto uno sabe a qué atenerse y acepta
el reto. La realidad es que si sumas los importes anteriores el vuelo no es tan
de “low cost” como pudiera parecer.
De
lo que no te advierten es de que embarcarás por la última puerta del aeropuerto
de Sevilla y con 38ºC habrás de desplazarte por la pista del aeropuerto en un
circuito previamente diseñado y por el que unas 160 personas, que semejan el
coro de esclavos de Nabucco, tratan de alcanzar, cuanto antes, un avión que se
ve en lontananza. Todos ellos azuzados por los empleados de la compañía que
tratan de hacer el embarque lo más rápido posible. Tras la llegada y ocupar el
asiento que puedas, pones tu equipaje de mano en los compartimentos destinados
a este fin que estén libres y que son insuficientes casi siempre ya que cada
pasajero lleva su correspondiente maletita. Los auxiliares de vuelo las cambian
de sitio o las sitúan en el suelo al lado de tu plaza. El asiento no es
reclinable y tiene la dimensión mínima para acoger a una persona como yo que
mide 1,82 m de altura. La IATA, la OACI o quien sea ¿autoriza esto? Los que
midan más de esta altura es imposible que entren allí o pasarán en el viaje las
de Caín. Así que jóvenes de elevada talla, prepararse. La distracción del vuelo
consiste en asistir a ventas de todo tipo: bebidas, comidas, perfumes y relojes
y hasta impresos de rasca con premios.
Cuando
llegas a Bruselas Charleroi al filo de las 11 de la noche, hora de tarifas
aeroportuarias mínimas supongo, te depositan también en la pista y después de
otro periplo terrestre llegas a las cintas de recogida de equipajes. Allí en
cada una de ellas se acumulan las maletas de 4 o 5 vuelos de la misma compañía,
lo que genera un considerable retraso en la recogida.
En
honor a la verdad los vuelos técnicamente fueron buenos y puntuales en mi caso.
Pero un consejo, si pueden evitarlo, no vuelen con ellos. Si no tienen más
remedio que hacerlo: prepárense, serán viajeros de ”low cost”.
José Ignacio, genial tu comentario, fiel reflejo de lo que se padece en la compañía, finamente omitida. ;)
ResponderEliminarUn abrazo
Pilar.L.L. desde Burgos