viernes, 29 de octubre de 2021

 

SINE AGRICULTURA NIHIL

Sin agricultura nada. Ya sentenció Cicerón (106 – 43 a.C.), hace más de 2.000 años, que “la agricultura es la profesión propia del sabio, la más adecuada al sencillo, y la ocupación más digna para todo hombre libre”.

Agricultores y ganaderos a lo largo de los siglos han sido respetuosos con el medio ambiente, por una razón elemental: este es su sustento y su negocio. Por eso el sector agrario que agrupa a las dos actividades más importantes del sector primario ha realizado una explotación sostenible de los recursos naturales. Este modo de actuar ha permitido a los movimientos ecologistas y a los gobiernos por ellos abducidos, poder introducir “a posteriori” figuras de protección territorial que en muchos casos son innecesarias y en algunos otros contraproducentes.

Los urbanitas de las grandes ciudades, que son uno de los grupos que más contribuyen a la contaminación ambiental, tratan de imponer sus tesis ecologistas al medio rural en el que todavía viven, ya veremos por cuanto tiempo, los agricultores y ganaderos. Sin, en muchos casos, conocer la realidad de este medio. Que cada vez tiene menos peso poblacional y político pero que es estratégico ya que el trabajo de sus habitantes junto con la industria agroalimentaria, asegura la alimentación de la población. Por eso Sine Agricultura Nihil.  

Un ecologismo radical y en muchos casos sin fundamento científico alguno, se extiende por las administraciones, comenzando por la de la UE. Unos urbanitas con pocos conocimientos de lo que es el medio rural, a tenor de las decisiones que toman, están llevando a la agricultura y la ganadería con el trampantojo de la concesión de subvenciones, a una reducción de producción - hay autores que a nivel de la UE la estiman en un 15% con las nuevas normativas y con las que se avizoran - sin tener en cuenta que los ciudadanos de estos países han de ser alimentados, cuestión fundamental para la vida. También hay que considerar que con sus exportaciones el sector agrario europeo contribuye a la alimentación del resto del mundo. En donde, hoy día, 2.000 millones de personas tienen dificultades para acceder a una alimentación suficiente.

Las nuevas disposiciones como la Directiva Marco del Agua (DMA) promulgada el año 2000, la PAC que se aplicará en su nueva versión a partir de 2023 y el Nuevo Acuerdo Verde Europeo (Estrategia de la granja a la mesa) muestran una componente ambientalista, la cual pretende la reducción de producciones y en consecuencia una agricultura y ganadería cuyos rendimientos serán insuficientes para alimentar a los ciudadanos europeos, y , como consecuencia, elevarán el coste alimentario para los consumidores al reducirse la oferta local y tener que depender de países terceros.

Estas disposiciones y la transposición a los ordenamientos jurídicos de los estados miembros están generando continuas trabas a una agricultura y ganadería que están tratando de ser cada día más sostenibles. Se están aplicando desde hace un tiempo en las explotaciones e industrias las nuevas tecnologías con el objetivo de mitigar los efectos del cambio climático, aumentar la eficiencia en el uso del agua en los regadíos, racionalizar la aplicación de fertilizantes o de fitosanitarios y digitalizar los procesos productivos e industriales. Todo ello para conseguir más producciones con menos insumos y menos tierra utilizada. Muy pocos ciudadanos y menos los burócratas, agradecen ese esfuerzo innovador.

A los dirigentes y funcionarios de la UE no les parece suficiente. Tratan de que se reduzcan las producciones y no de mejorar la gestión para seguir alimentando a la población a precios razonables. Ellos entienden por sostenible que no se produzca o se reduzca la producción. De ahí, por ejemplo, los nuevos ecoesquemas de la PAC, cuya sibilina filosofía es la de: te doy subvenciones para que produzcas menos.

A la crisis energética que actualmente padecemos por la dependencia exterior, especialmente grave en España, es casi seguro que si se transita por este camino ambientalista seguirá una crisis de alimentos. Los problemas de abastecimiento en los supermercados del Reino Unido con su Brexit y su dependencia alimentaria exterior, pueden ser un adelanto y ejemplo del problema que casi seguro se producirá en el resto de la UE si seguimos el camino trazado.

Olvidan que, en el año 2050, según estimaciones de la ONU, la población del planeta estará muy cercana a los 10.000 Millones de habitantes. A los cuáles hay que alimentar adecuadamente. Y para hacer sostenible el proceso estos alimentos habrá que obtenerlos con menos agua y probablemente con menos tierra cultivada. Lo que exigirá un esfuerzo adicional del sector agrario que tendrá que incrementar su eficiencia y su productividad. Estoy seguro que la agricultura y la ganadería superarán este reto como han hecho otras veces.

Pero no se conseguirá, al menos en la UE, si se le siguen poniendo trabas y más trabas en la normativa que se dicta y que cada vez supone más restricciones y cortapisas al desarrollo del sector. Sería más conveniente dedicar recursos para la introducción de las nuevas tecnologías y la digitalización del agro, para la investigación en la obtención de nuevas variedades más resistentes a las enfermedades y con menos necesidades hídricas, a investigar nuevas variantes de alimentos para la ganadería y a la obtención de nuevos tipos de fertilizantes y biofertilizantes que permitan una mejor sostenibilidad obteniendo mayores y mejores producciones.

Deberían reflexionar y no olvidar nunca que: Sine Agricultura Nihil.

3 comentarios:

  1. Tengo ante mi la documentación cumplimentada de una inspección a una explotación ganadera ecológica. Consta de 13 páginas llena de matrices de datos sobre todas las parcelas y recintos. Es una labor de chinos estar al día.

    ResponderEliminar
  2. Final de estos disparates RACIONAMIENTO año 1941

    ResponderEliminar