PREOCUPANTE SITUACIÓN HIDROLÓGICA PARA LOS REGADÍOS
EN EXTREMADURA
Como
es sabido el 30 de septiembre pasado ha concluido el año hidrológico 2020 – 2021,
comenzando uno nuevo el día 1 de octubre.
La
situación de los embalses extremeños de las cuencas hidrográficas del Tajo y del
Guadiana podemos calificarla de preocupante al final del año hidrológico que ha
terminado. El nivel de recursos hídricos almacenados en los embalses de riego se
ha reducido. Sobre todo, en los embalses de la cuenca del Guadiana, pero
también en los del Tajo.
Los
embalses principales de riego de la cuenca del Guadiana en Extremadura (Alange,
Cíjara, García de Sola, Orellana, La Serena, Sierra Brava y Zújar) a fecha 11
de octubre de 2021, acumulan una reserva de 1.532,28 hm3, 404,22 hm3 menos que
en la misma fecha del año anterior.
Los
de la cuenca del Tajo (Baños, Borbollón, Gabriel y Galán, Rivera de Gata, Rosarito
y Valdecañas) mantienen almacenados 824,15 hm3, 339,02 hm3 menos que hace un
año.
Estamos
ante una situación que podemos calificar de complicada, en relación con la
disponibilidad de recursos hídricos para la próxima campaña de riegos. Si no
llueve en cantidades significativas en otoño, invierno y principios de la
primavera, del orden de la precipitación media regional, estaremos ante
posibles restricciones en zonas regables de ambas cuencas en la próxima campaña
de riegos del año 2022.
A
fecha 1 de octubre de 2021, el inicio del año hidrológico 21 – 22, en la cuenca
del Guadiana sólo existe en situación de sequía prolongada una unidad la UTS
(Unidad Territorial de Sequía) 09 Guadiana Medio que se encuentra en Castilla
la Mancha. En Extremadura no hay ninguna UTS en situación de un escenario de
sequía prolongada.
La
cosa es muy distinta si se contempla la escasez que es la situación en la que
los usos socioeconómicos del agua (uno de ellos es el regadío) pueden verse
afectados. Hay cuatro grados del Índice de Escasez: Normalidad, Prealerta,
Alerta y Emergencia. Pues bien, en Alerta se encuentran el Sistema General y
Alange – Barros. Y en Prealerta están Alto Zújar, Molinos – Zafra – Llerena y
Villar del Rey. El resto se encuentra en situación de normalidad.
Respecto
a la cuenca del Tajo y en cuanto al Índice de Sequía Prolongada todos los
sistemas de la cuenca están en normalidad.
En
lo que se refiere a la escasez se encuentran en situación de Alerta tres
sistemas que afectan a Extremadura: Bajo Tajo, Riegos del Árrago y el abastecimiento
de aguas a Trujillo.
De
todas estas consideraciones podemos deducir que en lo que respecta al regadío
nos encontramos con menos recursos almacenados al inicio del año hidrológico
que los que había el año anterior y que la perspectiva de riego en la próxima
campaña es la de que habrá restricciones.
Y
esto lleva a que haya que empezar a tomar algunas cautelas por si la
pluviometría no es favorable y hay que reducir las superficies o dotaciones de
riego en las diferentes zonas regables de ambas cuencas.
En
la del Guadiana las posibles reducciones afectarán a la totalidad de las zonas
regables. El tipo de regulación que existe en esta cuenca y la interconexión de
sistemas propiciarán en gran medida que la reducción pueda repartirse
equitativamente entre todas las zonas. Hay sistemas locales que tendrán que
asumir ellos solos la reducción ya que dependen directamente de un embalse como
Piedra Aguda, Brovales – Valuengo o Zalamea de la Serena (Docenario).
En
el Tajo la cuestión es distinta al serlo el sistema de regulación. Los
principales embalses de riego no se encuentran en el curso principal del río
sino en sus afluentes (Tiétar, Alagón o Árrago) y además no existe
interconexión entre los sistemas como ocurre en el Guadiana. Por esta causa las
reducciones afectarán principalmente a los sistemas que son tradicionalmente
deficitarios: Tiétar y Árrago y menos a los que no lo son como es el sistema
Alagón.
Así
que los regantes han de estar preparados para posibles reducciones en las
dotaciones de riego si de aquí a últimos de marzo no llueve lo suficiente. Las
Comunidades de Regantes han de estar ojo avizor sobre la evolución de recursos
hídricos disponibles, para elevar propuestas a las comisiones de desembalse de
las confederaciones que son las que han de regular las actuaciones y fijar
dotaciones si existen restricciones.
Y,
por otra parte, dar cuenta a los regantes de los volúmenes de agua para riego disponibles
en cuanto se tenga conocimiento de ellos, para que estos puedan llevar a cabo
las reducciones de siembra que correspondan y no generar gastos improductivos e
innecesarios.
En
estas circunstancias de bajos niveles de disponibilidad de agua es cuando se
verá la negativa influencia de mantener unos caudales ecológicos artificiales,
los cuales no corresponden con el régimen natural de los ríos, que pueden estar
afectando negativamente a las garantías de los regadíos. Y, exigir que se
reduzcan al mínimo previsto para situaciones de sequía. O, en su caso, que se
anulen.
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