VIAJANDO CON
LOS “CHINOS”
De
vez en cuando viajo con un grupo de amigos a los que conocí en un periplo a
China hace unos años y esta es la razón por la que se denomina como “los chinos”
a la pandilla de amigos que lo formamos.
El
grupo está formado por cuatro matrimonios en los que hay de todo: profesionales
liberales, docentes, empresarios, funcionarios y algunos jubilados. Todos
tienen grandes deseos de conocer nuevos países y nuevas costumbres y de paso
divertirse de lo lindo cuando están juntos. A veces se incorpora Joan un
franciscano de altos vuelos pero que en esta ocasión no pudo acompañarnos.
En
el conjunto hay un director de orquesta,
una especialista en idiomas indoeuropeos, un fotoperiodista que deja grabados
con huella indeleble los acontecimientos que se producen y los paisajes más
bellos, una fina psicóloga y dos expertas en moda, joyería y compras en general.
Completan el grupo un especialista en agua y un experto en construcción cuyo
único defecto es que es del Atleti. Pero tiene que haber de todo en la viña del
Señor.
El
último y reciente viaje lo hemos realizado a las ciudades centroeuropeas de
Praga y Budapest. Dos ciudades imperiales capitales de dos países de reciente
incorporación a la Unión Europea (UE) y que sufrieron durante cuarenta años el
yugo comunista. Hoy día son países que, ayudados por los fondos europeos,
tratan de salir del pozo en el que estaban y se nota en sus habitantes un
dinamismo y una actividad encomiables.
A
sus gentes se les ve con ganas de recuperar el tiempo pasado en el túnel comunista
y se aprecia en ellos unas ganas de vivir propia de países jóvenes que avizoran
un futuro alentador. Más tarde vendrán algunos desencantos porque la UE no es
el paraíso terrenal, pero el balance final creo que será positivo para la
República Checa y Hungría como lo ha sido para España.
La
verdad en que el viaje comenzó con mal pie. El vuelo que nos debía llevar a
Praga sufrió en el aeropuerto de Barajas un retraso de casi tres horas. La
mitad del tiempo nos mantuvieron encerrados en un avión sin aire acondicionado,
acoplado al “finger” de la terminal a pleno sol y con una temperatura en el
interior de cerca de 40 ºC. El resultado después de hora y media de encierro en
la aeronave fueron algunos ataques de claustrofobia, alguna lipotimia y un
conato de bronca que terminó son el pasaje fuera del avión y retornado al
edificio de la terminal 2 en la que el aire acondicionado devolvió la calma a
los viajeros.
Como
es consustancial en España, ni la más mínima explicación de las causas del
retraso y un trato borreguil a los viajeros que no merecieron el más mínimo
respeto, especialmente por parte de AENA que es quien tiene a su cargo las
operaciones aeroportuarias en Barajas.
La
verdad es que fue el único incidente digno de mención durante todo el viaje ya
que el resto transcurrió según lo previsto lo que nos ha permitido disfrutar de
dos ciudades señoriales bañadas por ríos preciosos que además han sido objeto
de piezas musicales muy conocidas.
El Moldava río para el que Smetana compuso una
pieza bellísima que te lleva a deslizarte con la imaginación por sus aguas
contemplando los bellos paisajes de sus orillas con Hardcrany y Mala Strana en
su margen izquierda y Stare Mesto, Nove Mesto y Josefov, la ciudad judía, en la
derecha. El castillo y la catedral de San Vito dominan desde la altura el cauce
del río y el puente de Carlos uno de los que une ambas partes del casco urbano
es un continuo trasiego de gentes de todos los colores.
A
Strauss con el Danubio Azul aunque lo compuso al paso de este caudaloso río por
Viena se le fue la mano. Hoy día es de color verdoso, como lo era en la época
del compositor, que obnubilado por el amor, o por… lo vio del color del cielo. Menos mal que
no lo calificó de color rosa porque entonces hubiera sido mucho más difícil la
explicación. El verde y el azul son cromáticamente más próximos.
Los
matrimonios chinos, todos felizmente enamorados, vimos el Danubio de color
verde, incluidas las señoras que son más proclives a este tipo de ensoñaciones.
En
fin un viaje muy agradable que ha servido para que los chinos estemos más
unidos y con ganas de repetir la aventura. Tranquilos que todo se andará. Y
procuraremos que Joan nos acompañe la próxima vez.
Qué inocente eres hermanito; nos tratan en los aeropuertos y en casi todas partes como lo que ns consideran. BORREGOS. Nuestros empleados, porque los pagamos nosotros, se suben al machito, tan pronto les dan un uniforme. Ya le decía un viejo aforismo: Da a un español, una gorra de plato y se creerá capitán general. Esto no ha cambiado nada, macho.
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