PODEMOS Y
SYRIZA
Los acontecimientos griegos están demostrando
la incongruencia de un gobierno como el representado por Syriza con Tsipras al
frente, que en la campaña electoral prometió a los griegos el oro y el moro y
la realidad le ha llevado a tener que firmar otro rescate muy duro para Grecia.
Este nuevo rescate puede que resuelva la
situación de los bancos griegos pero, con sus medidas de austeridad, causará
más sufrimiento aún a la población a la que el líder de Syriza ha engañado. Sencillamente
porque mientras el PIB griego no crezca de manera sostenida no se podrá
resolver la difícil situación por la que atraviesan.
La
propuesta del tercer rescate contiene rebajas en las pensiones, reforma
laboral, subidas del IVA un impuesto indirecto que afecta por igual a ricos y
pobres, reducciones en gastos militares y un Fondo de Privatización de 50.000 M
€ manejado por la “troika” para asegurarse que los acreedores cobrarán todo lo prestado.
Del
referéndum del No se ha pasado al rescate del Sí, es decir todo lo contrario de
lo que Tsipras y Syriza pedían que votaran los griegos. Y es que el líder
radical de izquierdas griego cuando se ha visto fuera del euro - allí debe de
hacer bastante más frío que estando dentro, puesto que Merkel siempre te dejará
una bufanda para que no te hieles del todo - no ha querido pasar a la historia como el
líder de la ruptura griega con la eurozona y ha tragado carros y carretas.
Hay
ya disensiones importantes dentro de su partido por lo que el futuro político
de este líder se adivina oscuro. Unas elecciones anticipadas se atisban en el
horizonte.
Cuando
Tsipras y Syriza hacían campaña electoral en la bella Hellas, los dirigentes de
Podemos corrieron presurosos a hacerse la foto y a apoyar el programa de
Syriza, identificándose con las propuestas radicales del líder heleno. Ya se
veían ellos aplicándolas en España como si nuestro país fuera Venezuela pero
sin petróleo.
Como
España, afortunadamente, no es Grecia ni mucho menos Venezuela, cuando los
líderes de Podemos se metieron en harina y avizoraron el panorama de los
comicios locales y autonómicos empezaron a girar hacia la derecha apresuradamente,
rebasaron la socialdemocracia y se hicieron un partido al que le venían bien
todos los colores políticos con tal de trincar un voto. Se convirtieron en un
partido multiespectral cuya sola ansia es el poder.
Pablo
Iglesias, aunque es petulante y prepotente no es tonto. De momento a las
elecciones locales no fue con sus siglas, que sí mantuvo en las autonómicas.
Paradójicamente para Podemos el resultado fue mejor en el ámbito local, en el
que se presentaba como agrupación con otras fuerzas radicales, que en el
autonómico en donde actuaba con sus siglas. En ambos casos los votos y escaños
quedaron muy lejos de lo esperado.
Me
da la impresión de que los electores se dieron cuenta de la estrategia y de las
incongruencias de Podemos y ya en dichos comicios se produjeron dos hechos
reseñables: el primero es que el PP resultó ganador del proceso aunque perdiera
un chorro de votos y por coaliciones posteriores una gran parte del poder
territorial y el segundo que el PSOE aunque perdió bastantes votos mantuvo su
posición como partido líder de la izquierda, en contra de las previsiones de
Podemos que pensaba que había fagocitado
a los socialistas.
De
cara a las elecciones generales se observan algunos indicios: la estabilización
del PP que mantiene un suelo de voto muy fiel y la recuperación del PSOE que
con su nuevo líder Pedro Sánchez ha remontado claramente como partido de
izquierda moderada, constitucionalista aunque pida la revisión de la Carta
Magna y con un programa socialdemócrata de centro izquierda que empieza a calar
en los electores de la clase trabajadora y de la clase media.
Podemos
empieza a experimentar disensiones internas importantes pues la prepotencia y
tics dictatoriales de Pablo Iglesias pretenden amañar unas primarias que
aseguren el triunfo indiscutible de la lista que él encabeza. Pura casta. El
resultado es que Podemos se estanca e incluso retrocede en las encuestas. Por
la extrema izquierda le salen competidores también en forma de agrupaciones
propiciadas por IU.
El
desastre de Tsipras y Syriza tampoco le reporta ningún beneficio a Pablo
Iglesias que ahora trata de distanciarse del griego, cuando hace escasos meses
lo apoyó incondicionalmente. Aunque ha justificado el rescate porque no había
otra salida. Y por tanto también ha aprobado las actuaciones de Rodríguez
Zapatero y Rajoy. Una lumbrera.
No me convence el argumento del engaño al pueblo griego. Mi convicción es que el ciudadano griego quería ser engañado; quería creer que el cielo estaba en la tierra. Al igual que nos está ocurriendo a nosotros: una buena parte de los españoles quieren ser engañados. ¿ La razón de esa postura? La desconozco.
ResponderEliminarAngel Sánchez Sánchez-MOra