sábado, 11 de abril de 2015

OVACIÓN Y VUELTA AL RUEDO

Tras el revolcón sufrido en las elecciones andaluzas, en las que ha perdido 17 de los 50 escaños que tenía y más de 500.000 votos, se esperaba una reflexión en profundidad del partido gobernante y algún cambio en sus políticas o en las personas que tienen que desarrollarlas.

Desde algunos estamentos de los populares han comenzado a llover críticas sobre los resultados obtenidos en Andalucía y el PP da la impresión de ser un partido desunido en el que los barones territoriales están haciendo la guerra por su cuenta para tratar de salvar las próximas elecciones en sus circunscripciones con su actuación personal fuera del paraguas del partido. El video - rap de Monago es una prueba fehaciente.

Para no se sabe qué, Rajoy convocó a su Junta Nacional, hacía dos años que no se reunía, y después de decir las obviedades de siempre, asegurando que a ellos la corrupción les abochornaba, cuando siendo uno de los focos principales de la misma nadie ha asumido responsabilidad alguna y de garantizar que el partido está unido, aunque cada uno vaya por su lado, recibió sonoras ovaciones y nadie osó tomar la palabra para contradecir al líder.

Mantienen su estrategia que se basa en una pretendida mejora de la economía que venderán a bombo y platillo. Porque no hay más cera que la que arde.

Es indudable que la economía empieza a remontar en España, al menos en sus cifras macroeconómicas principales, como es el crecimiento del PIB, que lo hará según los expertos en el entorno del 2,5 % en el año 2015 y esta mejora se la apropia el PP argumentando que es debida a la reformas llevadas a cabo desde que está en el gobierno.

Olvidan que el viento a favor que sopla para la economía española no es debido a  acciones gubernamentales sino a hechos que se producen en la economía mundial o comunitaria que nos resultan favorables. Sobre la reducción del precio del crudo, la devaluación del euro respecto del dólar, la reducción de la prima de riesgo o la compra masiva de deuda por el BCE poco, por no decir nada, tienen que ver las reformas llevadas a cabo por los populares. Son coyunturas económicas que hay que aprovechar y lo haría cualquier partido de derechas o de izquierdas.

Pues es en esa mejora de la macroeconomía en la que basa exclusivamente el gobierno su estrategia de cara a los próximos comicios locales, autonómicos y generales.

Lo que parece que no atisban los populares, y esto les conduce a no hacer autocrítica, es que esta mejoría económica no alcanza a las grandes capas de población que han sido maltratadas por la crisis y por las consecuencias de las reformas, especialmente la laboral, que ha acometido el gobierno.

La creación de empleo es una especie que se trata de vender pero que los ciudadanos no compran. Una cosa es crear empleo estable con un sueldo digno que permita a las familias llegar con soltura a final de mes y acometer alguna inversión de futuro y otra muy distinta crear empleo precario y temporal con sueldos ínfimos que no permiten la estabilidad de la familia ni una vida digna. Al final las dos cosas son empleo pero nada tiene que ver una con la otra. Un empleo fijo de 40 horas semanales suficientemente remunerado cuenta igual a efectos estadísticos que uno precario de 10 horas a la semana con un salario de miseria, pero no es lo mismo. Estadísticamente sí lo será pero socialmente no.

Las clases medias han sido duramente castigadas por la crisis. Mientras sus salarios disminuían, aumentaban los impuestos a la par que se recortaba drásticamente el estado del bienestar del que disfrutaban. La consecuencia es que actualmente tienen un nivel de vida por debajo del que mantenían al principio de la legislatura. Se ha experimentado un retroceso de al menos dos décadas. Y no hablemos del escandaloso incremento de la deuda pública y del vaciado de la hucha de las pensiones.

Esa es la realidad que no quiere ver el PP. Sus políticas de austeridad han causado un daño muy profundo en la sociedad española del que tardará bastante tiempo en recuperarse.

Aunque la derecha tiene un suelo de votos muy elevado, parece probable que, como en Andalucía, el desencanto que campa a sus anchas por amplias capas de la sociedad pase factura al PP en los próximos comicios. A pesar de que su líder haya recibido en su última actuación ovación y vuelta al ruedo por parte de sus conmilitones, ninguno de los cuáles dijo ni pío.

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