martes, 21 de abril de 2015

CASO RATO: LA MANO EN LA NUCA NO ES LO IMPORTANTE

Con carácter general los medios de comunicación españoles, aunque haya honrosas excepciones, son proclives a dar más importancia a la forma, a la parafernalia y a la farfolla, que al fondo de los asuntos.

Debido a esta propensión, la fotografía en la que un agente de la autoridad pone la mano en la nuca de Rodrigo Rato para hacerle entrar en el vehículo en el que iba detenido como sospechoso de ciertos delitos económicos, ha dado la vuelta al ruedo ibérico y ha sido objeto de sustanciosos comentarios. En realidad se ha dado más importancia a la forma que al fondo del tema.

Yo creo que, como en el caso de otros detenidos bajo sospecha, el agente, en un acto  reflejo porque siempre lo hace así, se limitó a ayudar a Rato para que entrase en el vehículo sin golpearse la cabeza o el rostro con la carrocería. Sin más.

El fondo de la cuestión sí que es lo importante. Manteniendo la presunción de inocencia para el ex vicepresidente del gobierno de Aznar, hay indicios de que tras acogerse a la última amnistía fiscal acordada por este Gobierno, puede haber algo delictivo en el origen del dinero manejado por parte de este alto dirigente del PP y máximo  ejecutivo del Fondo Monetario Internacional (FMI) así como presidente ejecutivo de Bankia, la más importante entidad financiera española rescatada con dinero público. La  Justicia ya demostrará si es que el político ha incurrido en algún delito.

Lo alarmante para los españoles, no ha de ser la mano del agente en la nuca de Rato. Lo que de verdad tiene que importar al ciudadano es la indecente amnistía fiscal decretada por Rajoy y Montoro, a la que se han acogido unos 30.000 próceres de la vida española: dirigentes políticos, profesionales destacados, financieros, grandes fortunas, que mediante este injusto mecanismo han logrado regularizar hasta 42.000 M€ habiendo el fisco español recaudado en la operación solamente 1.200 M€. El tipo impositivo no llega al 3 %. Esto se convierte en una injusta discriminación de estos defraudadores sobre los contribuyentes normales que han tenido que abonar tipos medios de gravamen del orden del 35 % para estos niveles de ingresos, con tipos marginales del orden del 52 %. Y la califico de injusta por no hacerlo como delictiva ya que la susodicha amnistía tiene todas las trazas de ser un acto de prevaricación puro y duro.

El sainete ha continuado porque de esos 30.000 defraudadores se han seleccionado a 705, uno de ellos es Rato, como posibles sospechosos de que el dinero regularizado procediera de posibles actividades delictivas y de blanqueo de dinero.

De pronto salta a la palestra el asunto Rato. Lo filtra en primer lugar un diario digital y a continuación los acontecimientos: detención del acusado, registro de su domicilio y de su despacho se producen con inusitada rapidez. Da la impresión de que todo proviene de una maniobra para buscar un chivo expiatorio, exponerlo a la opinión pública y desviar la atención del hecho principal que es la injusta amnistía. Que es donde radica el quid de la cuestión. De paso el PP queda como el perseguidor de la corrupción caiga quien caiga. De 30.000 hasta ahora sólo ha caído uno.

A mayor abundamiento el jefe de gobierno asegura que no sabía nada del tema, aunque al parecer sí lo conocían alguno de sus ministros. Excusatio non petita, accusatio manifesta. O sea que sí lo sabía. Como era su obligación. Porque si no habría que llegar a una conclusión aún peor: que Rajoy no se entera de nada y no controla a los suyos.

De inmediato la vicepresidenta del gobierno, que está en todo, con su sonrisa de niña buena nos quiere vender la especie de que esto es un asunto particular de Rato y que al PP le resbala el tema.  Aplican la misma estrategia que el caso Bárcenas, que tampoco es asunto del partido.

Olvida esta joven promesa de la política, en una amnesia temporal insólita, que el señor Rato, cuando presuntamente se cometieron los hechos, era uno de los adalides principales del partido popular, vicepresidente económico del gobierno con Aznar, director del FMI apoyado por el PP y fue nombrado presidente de Bankia, no por sus conocimientos financieros sino por su militancia.

O sea que le aplican la misma medicina que a Bárcenas: no le conocen de nada y le dejan tirado. Lo mismo Rato también canta. Aunque no parece que vaya a hacerlo.

Entretanto 30.000 defraudadores se han aprovechado de esta amnistía fiscal injusta y hasta delictiva en un agravio comparativo indecente con los contribuyentes que puntualmente han pagado sus impuestos. Que es a lo que estamos. Si no es así y en aras de la transparencia que tanto predican y de su celo infinito en la persecución de la corrupción, que publiquen la lista de todos los agraciados. Argumentarán que la ley lo impide. ¡Qué risas¡




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