viernes, 30 de junio de 2023

 

LA POLÍTICA ES EL ARTE DE LO POSIBLE

La frase que encabeza esta entrada, ha sido atribuida a diversos personajes, entre otros a Churchill. Encierra en su mensaje algo que han de poseer los políticos, el arte de la versatilidad, el cual es todo lo contrario a la defensa de posiciones numantinas e irreductibles. Esa flexibilidad, ha de ser compatible con los principios que defienda cada partido político como distintivos del mismo. Para no hacer buena la frase de Marx, Groucho claro está, que sentenciaba: Estos son mis principios. Si no le gustan tengo otros.

Viene a cuento esta digresión por el sainete que están representando el PP y VOX en Extremadura, tras las elecciones autonómicas del pasado 28 M.  Comedia que está alcanzando la categoría de esperpento, y que haría las delicias de Valle – Inclán, Don Ramón María del.

Cuando en la noche electoral del pasado mayo, me asomé a la pantalla del televisor, pude contemplar la alegría desbordante que se daba en la sede del PP y en su candidata María Guardiola.  Al ver aquella algarabía, pensé que los populares habían ganado las elecciones y daba la impresión, a tenor del inmenso jolgorio que se producía en los balcones de la sede popular, que la victoria había sido por mayoría absoluta.

Después, tras analizar los resultados a través de la frialdad de los números, aquella agitada albórbola del PP extremeño y de su lideresa, no pareció estar muy justificada.

Porque las elecciones las ha ganado el PSOE de Fernández Vara, con 242.659 votos el 39,9 % y 28 escaños. Un pequeño desastre porque supone la pérdida de la mayoría absoluta y de 6 escaños. El líder socialista consideró que había sido derrotado y muy afligido anunció la vuelta a su profesión de médico forense. El anuncio al día siguiente de Pedro Sánchez de elecciones generales el 23 J, modificaría la postura del socialista extremeño, que decidió continuar al frente de las operaciones.

Por tanto, el ganador de las elecciones, aunque por poco, era Fernández Vara, por algo más de 6.000 votos de diferencia y alrededor del 1 % de los sufragios.

El PP ha sido el segundo partido más votado con 236.235 votos, el 38,84 % de los sufragios y los mismos escaños que el PSOE, es decir 28. Un fuerte incremento en votos y escaños sobre los resultados del año 2019. Pero con estos números, no se puede gobernar en solitario, si no se cuenta con el apoyo de otros partidos del espectro, que permita conseguir con su suma la mayoría absoluta.

El mensaje de los electores extremeños era el de que, salvo asociaciones extrañas dados los tiempos que corremos, como sería la del PP con el PSOE, aunque todo es posible en Granada, un cambio de gobierno sólo sería viable mediante un acuerdo entre el PP y VOX. Este último partido obtuvo 5 escaños, 49.400 votos y el 8,12 % de los mismos. Es decir, el PP ha de ponerse de acuerdo con VOX, si quiere gobernar. La suma PSOE + Podemos no da para la mayoría absoluta.

Como la política es el arte de lo posible, lo lógico y sensato hubiera sido que desde el principio se hubiera tenido en cuenta la única posibilidad del PP de gobernar: su acuerdo con VOX. Y haber procedido a iniciar conversaciones discretas desde el minuto uno para alcanzar un acuerdo, que es lo que piden los extremeños con sus votos.

María Guardiola había dejado muy claro a lo largo de la campaña electoral, que ella quería gobernar sola y mentarle a VOX, era como mentarle la bicha. Y en esta postura, inasequible al desaliento, seguía tras las elecciones. Y dado que VOX trata de hacer valer sus votos pidiendo entrar en el gobierno autonómico y lo hace con posturas maximalistas, pues el resultado ha sido un desencuentro que podría llevar a nuevas elecciones en Extremadura. Cuestión que entraña un gran riesgo, sobre todo para aquellos partidos que los electores identifiquen como culpables de las mismas.

El desacuerdo entre PP y VOX ha conducido a que, en la constitución de la Asamblea de Extremadura, la Mesa haya pasado a manos de la izquierda y estará presidida por Blanca Martín, una socialista con experiencia en el cargo. Nadie en el PSOE extremeño, esperaba este suculento regalo. De inmediato Vara se ha postulado para presentarse a la investidura, apoyándose en el mantra defendido por Núñez Feijoo de que gobierne la lista más votada.

Esta sorprendente y no esperada situación en el órgano legislativo, ya es un fracaso notable tanto para el PP como para VOX, pues, aunque lleguen a un acuerdo, cosa hoy por hoy no fácil, la Mesa de la Asamblea que puede regular y condicionar todo el proceso legislativo, ya no estará en sus manos.

Y esta circunstancia tan importante, aunque no lo parezca, puede ser una razón más que aboque a la celebración de nuevas elecciones.

Y éstas, como las escopetas, las carga el diablo. Y ya veremos los resultados finales. Que están en el alero. Y en mi opinión la situación favorece a Fernández Vara. Que lo mismo sigue, para desgracia de algún conmilitón suyo que ha enseñado la oreja a destiempo.

La derrota de Vara en mayo, se ha debido en parte a la influencia negativa del sanchismo en el proceso electoral. Su líder nacional ha perjudicado en muchos casos al socialismo regional. Si unas nuevas elecciones extremeñas propiciadas por la falta de acuerdo PP – VOX tienen lugar, para entonces el sanchismo, probablemente, estará superado. Y ahí tiene las de ganar Fernández Vara, que puede dar la vuelta a la tortilla. Vara a pesar de sus errores y cesiones a Madrid, ha sido un gobernante honesto. Y eso tiene un peso importante.

Ha errado Guardiola, en mi opinión. Sus asesores han equivocado la estrategia, y finalmente han sido relevados, porque han metido a Guardiola en un buen lío. No han aplicado el sabio principio de que la política es el arte de lo posible. Y lo posible para que Guardiola gobierne, es un pacto PP-VOX.

Que parece que ahora se intenta, tras recular la lideresa extremeña. Veremos como finaliza este sainete.

     

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