INDICADORES DE SEQUÍA PROLONGADA Y REALIDAD AGRARIA
Los
Planes Especiales de Sequía (PES) redactados por las Confederaciones
Hidrográficas, contienen indicadores para determinar las situaciones de Sequía
Prolongada (SP), los cuales definen una sequía meteorológica, es decir no
llueve lo suficiente y por tanto se reducen las aportaciones a los embalses.
Otro
aspecto que se trata en los PES, es el de la Escasez (E). Con este concepto se
hace referencia a una sequía hidrológica, y al nivel de garantía con el que el
agua acumulada en los embalses puede atender las demandas de los diferentes
usos: abastecimiento urbano, regadíos, usos industriales y usos recreativos o
hidroeléctricos.
Analizaremos
los indicadores de Sequía Prolongada, en las cuencas hidrográficas del Tajo y
Guadiana que son las que afectan a Extremadura desde donde escribo. Estimo que
los indicadores elegidos - que por su complejidad estadística no voy a entrar
en ellos - no reflejan con exactitud la situación que respecto de la sequía se
da en las explotaciones agrarias de secano. Aunque tal vez dichos indicadores
no tengan como objetivo el agrícola sino solamente el hídrico. Pero entiendo
que habrían de completarse para dar cobertura a esta faceta agraria.
En
la cuenca del Tajo, los indicadores de Sequía Prolongada a día 1 de abril de
2023 (últimos publicados) reflejaban que ninguna Unidad Territorial de Sequía
de las 10 definidas en el PES para la cuenca, se encontraban en situación de
Sequía Prolongada. Es decir que oficialmente en este mes en la cuenca del Tajo
no había sequía.
La
realidad era que, aunque no existía sequía según los indicadores anteriores, en
los aprovechamientos agrarios ya se detectaban problemas graves relativos a la
ausencia de precipitaciones. Cultivos de cereales de invierno, con procesos de
agostamiento prematuro que hacen que las plantas no produzcan y las cosechas se
reduzcan sensiblemente, debido a la falta de humedad en el suelo. Pastos
naturales secos, que son incapaces de proporcionar comida a los animales que
pastan en estas praderas de secano, con el consiguiente incremento de gasto
para los ganaderos al tener que recurrir a una alimentación complementaria.
Cultivos permanentes como viñedo u olivar, que pueden verse afectados en su
ciclo vegetativo por la ausencia de humedad en el suelo.
En
el caso de la cuenca del Guadiana y en lo referente al 1 de abril de este año,
ocurre algo parecido al Tajo. De 20 Unidades Territoriales de Sequía Prolongada
(UTS) existentes en la cuenca, solamente dos de ellas, el 10 % del total,
estaban en situación de sequía prolongada.
Con
datos del 1 de mayo solamente 5 UTS de las 20 existentes (el 25 % del total) se
hallan en situación de sequía prolongada. El 1 de junio eran 7 UTS (35 %) las
que se hallaban en dicha situación.
Las
consecuencias en el sector agrario de reducción de producciones y agostamiento
de pastos en la cuenca del Guadiana, eran parecidas a las existentes en la
cuenca del Tajo.
Es
evidente que el problema en los aprovechamientos agrarios no depende sólo del
agua de lluvia. Intervienen además otras variables: las temperaturas excesivas
como las ocurridas en el mes de abril o el régimen de vientos.
Por
eso sería conveniente completar los Indicadores de Sequía Prolongada que
publican las Confederaciones, con otro tipo de indicadores que midan el grado
de humedad del suelo y las consecuencias de la sequía meteorológica sobre los
cultivos, pastos y aprovechamientos de secano.
El
suelo en relación con su contenido de humedad (que suele expresarse en
porcentaje en volumen de suelo) puede encontrarse: En Saturación, todos los poros del suelo están
llenos de agua y los cultivos puede extraer agua y también producirse drenaje
de la misma por los macroporos. Entre la Capacidad de Campo cuando todos los
microporos del suelo están ocupados por el agua y los macroporos libres y el
Punto de Marchitez las plantas extraen agua, con mayor facilidad cuanto más
cerca esté el contenido de humedad del suelo del valor a capacidad de campo. Por
último, el estado más seco del suelo es el Punto de Marchitez en donde el agua
es retenida en los poros del suelo de menor dimensión y la fuerza con la que el
agua está retenida, no puede ser vencida por la raíz de la planta y ésta al no
poder extraer agua se seca.
Para
poder establecer con exactitud una situación de sequía y el grado en el que los
cultivos de secano se ven afectados, habría que implementar, una red de puntos
de observación en las tierras de secano, constituida por sensores que midan el
grado de humedad del suelo. Servirían de base para poder declarar situaciones
de sequía que afecten al sector agrario del secano a efectos, entre otros, de
indemnizaciones en el caso de seguros agrarios, o de la implementación de
ayudas a los titulares de explotaciones.
Sería
posible también la utilización de imágenes satelitales o de drones y aplicación
de los Índices de Vegetación de Diferencia Normalizada (NDVI) para establecer
el contenido de humedad de las plantas.
En
regadío la consideración del Índice de Escasez y sus niveles de Normalidad,
Prealerta, Alerta y Emergencia, parece suficiente para determinar el grado en
que habrá o no recursos hídricos para el riego. Y por tanto en qué manera
influirá la sequía hidrológica en la disponibilidad de agua para las
explotaciones de regadío.
En
la sequía actual, los indicadores de Escasez determinan la práctica
inexistencia de problemas en los regadíos extremeños de la cuenca del Tajo y la
reducción de un 23 % del agua disponible para la campaña de riegos de este año
en la cuenca extremeña del Guadiana. En este sentido podrían considerarse
válidos.
Y
por último es necesaria la declaración de Sequía Prolongada para poder reducir,
en su caso, los caudales ecológicos. Y ya hemos visto el desfase existente. Se
mantendrán caudales ecológicos cuando habría que reducirlos. Sería mejor
ligarlo a los indicadores de Escasez y reducirlos proporcionalmente desde el
estado de Prealerta.
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