viernes, 30 de diciembre de 2022

 

LOS DERROCHÓLICOS

El Ministerio para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico está llevando a cabo una campaña publicitaria que, como poco, es sorprendente y que lleva el “ingenioso” título de: Los Derrochólicos.

Este “palabro”, a la vista del contenido del anuncio, parece que se forma por la contracción entre derrochador y alcohólico. Se deduce que es así, porque el reclamo televisivo transcurre en una reunión de terapia de un grupo que se supone es de ex alcohólicos, además de derrochadores de energía, ya que los hombres andan por casa en calzoncillos con la calefacción puesta a toda pastilla.

Este departamento ministerial de reciente creación, en su errática trayectoria, no deja títere con cabeza.

Comenzó su andadura con un ataque indiscriminado al sector automovilístico, a través de una cruzada muy agresiva contra los motores de combustión. Su inefable ministra titular, al mes de tomar posesión del cargo, ya aseguró que el diésel tenía los días contados y desató el primer terremoto en nuestro sector del automóvil. Algún día se sabrá el daño causado al sector con estas precipitadas manifestaciones y el nivel del desempleo generado por ellas.

También el ministerio y su titular han perjudicado a los ganaderos con su radical política de protección a ultranza del lobo, de modo que manadas incontroladas de estos cánidos, están causando serios quebrantos a los ganaderos españoles, especialmente a los del norte de España, que es donde más abunda este depredador.

No contentos con estos ataques al sector agrario, han mantenido su lucha tenaz contra la agricultura y la ganadería - con la complacencia del ministro del ramo que no mueve un músculo - redactando unos planes hidrológicos que rezuman un ecologismo radical y que, con sus caudales ecológicos y la falta de inversión en nuevas obras de regulación, van a poner en peligro un sector estratégico como es el agrario y nuestra seguridad alimentaria, al reducir la garantía del agua para el regadío.

Durante el mandato de esta ministra, los precios del gas y de la energía han experimentado incrementos desmesurados, sin que su departamento haya sido capaz de habilitar medidas eficaces, que hagan más llevaderos los precios de la energía para los ciudadanos, así como para las industrias y el comercio. Un buen número de explotaciones agrarias, fábricas y negocios están en trance de reducir sus tareas, o directamente abocados al cierre, debido a la carestía de la energía, que hace inviable su actividad.

Ante Europa no se ha elevado ni una sola protesta sobre el hecho de que el coste final de la electricidad se vaya por las nubes, al permitir que las energías con un coste de producción más barato, como son la hidroeléctrica o la nuclear, se vendan al consumidor al precio de la energía marginal más cara, que es la que utiliza el gas. Este modo de configurar el precio, origina un encarecimiento desmesurado de la energía que está causando serios problemas a los españoles.

Pues bien, para tapar su ineficacia lo único que se le ocurre a este ecologizado ministerio y a su titular, es poner en marcha esta absurda campaña para tildar de derrochadores de energía a todos los españoles, emplazándonos a pasar frío en invierno y calor en verano y a comprar mantas a tutiplén, para no encender las calefacciones en invierno y despojarnos de la corbata, para no poner en marcha el aire acondicionado en verano.

No son conscientes, porque nuestros políticos viven en un mundo irreal, de que, con los precios de la energía actuales, ya hay muchos españolitos que este invierno lo van a pasar tiritando de frío porque no pueden pagarlos, por mucho que intenten ahorrar energía. No quieren darse cuenta de que multitud de comunidades de propietarios que disponen de sistemas centralizados de calefacción, están acordando no poner en marcha las instalaciones, pues los precios se están cuadruplicando y los vecinos no pueden asumir ese coste.

Y su actuación sigue consistiendo en dar palos de ciego en España y en Europa, sin querer coger el toro por los cuernos y diseñar un sistema de remuneración de cada tipo de energía, según su coste de producción, incrementado en un beneficio industrial razonable, y no la irracional generación del precio final del mix energético que existe en la actualidad y que permite que toda la energía producida se venda al precio de la más cara, generando unos costes que la mayor parte de la población no puede asumir.

Este dichoso ministerio, para tapar su falta de eficacia en la adopción de medidas concretas que disminuyan el precio de la energía, se dedica mediante campañas costeadas con dinero público, a calificar a los ciudadanos como entes derrochadores de energía, como si fuéramos una pandilla de inconscientes que gastan energía a mansalva y, además, nos culpan de generar la penosa situación en la que estamos debido a nuestro despilfarro energético.

Tratan a los ciudadanos como si fuésemos una manada de estúpidos ignorantes, que no saben nada y que nos dedicamos a derrochar la energía, como si no tuviéramos que pagarla a un alto precio.

Lo triste del caso es que la sociedad civil asiste impertérrita a estos dislates, sin plantarse de una vez y exigir soluciones racionales a este frenesí de encarecimiento de la energía que no cesa y que está causando serios perjuicios a la sociedad y a la economía española.

Y además esta sociedad civil aborregada y teledirigida, consiente sin la menor protesta, que nos consideren a los ciudadanos culpables de este desaguisado energético, en el que no tenemos arte ni parte y nos limitamos a ser los sufridores.

Si este gobierno tuviera un mínimo de respeto a los ciudadanos, tendría que haber retirado de inmediato esta ridícula campaña y dedicaría sus esfuerzos y medios económicos, a que los precios de la energía volvieran a sus cauces. Para conseguirlo, es por lo que los políticos perciben suculentos sueldos, pagados por los ciudadanos con sus impuestos.

 

 

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