LA SITUACIÓN DEL AGUA EN
EL MUNDO
El
Informe Mundial de las Naciones Unidas sobre el Desarrollo de los Recursos
Hídricos – 2021, publicado por la UNESCO, proporciona datos sobre la evolución
del consumo de agua en el planeta Tierra y su posible variación en el horizonte
del año 2050.
En
el año 1900 se utilizaban en la Tierra unos 500 Km3 (500.000 Hm3) de agua y en
el año 2010 este consumo se había elevado a 4.500 Km3 (4.500.000 Hm3). En poco
más de un siglo se había multiplicado por 9 el consumo de agua en nuestro
planeta.
Del
total de agua utilizada el 69 % se destina a la agricultura, un 19 % a la
industria y la energía y el 12 % al abastecimiento urbano.
En
la actualidad más de 2.000 millones de personas sufren stress hídrico por su
falta de acceso al agua. Según estimaciones de Mekkonen y Hoekstra, 4.000
millones de habitantes de la tierra sufren escasez hídrica al menos un mes al
año.
De
igual modo se estima que 1.600 millones de personas padecen escasez económica
de agua. Tienen agua, pero no pueden acceder a ella.
Estimaciones
de la OCDE calculaban un incremento del 55 % de lo consumido en el año 2000 en
el horizonte temporal del año 2050. Según esta estimación a mediados del siglo
XXI, nuestro planeta necesitará unos 6.355 Km3 de agua. Otros autores reducen
este aumento a un 30 % es decir unos 5.850 Hm3. En todo caso son cifras
estimativas sometidas a una clara incertidumbre.
Es
en la agricultura en donde se producirán incrementos porcentualmente menores en
el uso de agua, según estima el Informe de la Unesco.
Ya
la FAO en su publicación Towards 2030, advertía de que, en relación con la
situación del año 1998, en el año 2030 tendríamos que producir un 81 % más de
alimentos, pero habría que lograrlo con un 23 % más de tierra y con sólo un 14
% más de recursos hídricos. En una nueva estimación la FAO reduce para el año
2050 el incremento del uso del agua en nada más que un 10 %. Y habrá que
alimentar adecuadamente a los, alrededor de 10.000 millones de seres humanos
que poblarán la Tierra en ese tiempo.
Esta
disminución en el uso del agua para riego, será posible solamente si el
regadío, que es la base de la producción de alimentos en el mundo, aumenta su
sostenibilidad y también su productividad. Aún hay margen para mejorar el uso
del agua en la aplicación del riego, recurriendo a métodos de riego de alta
eficiencia como el goteo. En España, por ejemplo, de los algo más de 3,8
millones de ha totales de riego, todavía se riegan por gravedad más de 800.000
ha que habrá que modernizar para usar el agua de un modo mucho más eficiente.
Pero
habrá otras acciones que se han de llevar a efecto para equilibrar el binomio
agua – alimentación.
La
huella hídrica (water footprint) la definió Hoekstra como el volumen de agua necesario para la obtención de los
productos y servicios consumidos por los habitantes de un país (o de una región
o por una persona). Relacionado con este concepto y necesario para poder
obtener su valor, está el de agua virtual (virtual water) introducido por Allan en 1993, que se define como el
volumen de agua necesario para obtener un producto o facilitar un servicio
determinado. En resumen, la huella hídrica sería un sumatorio de aguas
virtuales al nivel que se establezca (país, región o individuo).
Se
investiga en la línea de utilizar especies y variedades de cultivos que tengan
unas menores necesidades hídricas, pero también en una reestructuración de la
dieta alimenticia de modo que su huella hídrica o el agua virtual necesaria
para producir los alimentos sea menor. Siempre teniendo en cuenta que la dieta
alimenticia ha de ser proporcionada y la ingesta alimenticia del ser humano tiene
que ser equilibrada.
Cereales
junto con legumbres y tubérculos son los alimentos que presentan más bajas
necesidades de agua virtual para producirlos y también necesitan menos agua
virtual por kilocaloría aportada. Después se sitúan frutas, lácteos y huevos y
por último las carnes destacando por sus altas necesidades de agua virtual la
carne de vacuno muy superior a las de la carne de cerdo o a la de pollo.
Como
ejemplo una dieta de carne supone un agua virtual del orden de 4.000 l mientras
que una dieta vegetal comporta un agua virtual de alrededor de 1.500 l. El 75 %
de la huella hídrica de una persona corresponde a su dieta alimenticia.
Es
decir, desde el punto de vista del ahorro de agua sería más eficiente una dieta
rica en cereales, frutas y legumbres sobre una en la que predominaran las
carnes. Pero la dieta alimenticia como antes hemos dicho, ha de ser equilibrada
y en ella han de estar presentes: hidratos de carbono, proteínas, grasas,
vitaminas y oligoelementos, para que el organismo pueda disponer de todos ellos
en las cantidades precisas.
Otra
vía para conseguir los objetivos y equilibrar el binomio agua – alimentación es
evitar el desperdicio de alimentos que se hace en la actualidad. Para ahorrar
agua y ser más sostenibles es muy importante reducir el porcentaje de alimentos
que tiramos a la basura: el 20 % de la carne de vacuno, el 35 % del pescado y
el 45 % de las frutas terminan en el contenedor. Tendríamos que reflexionar
seriamente sobre este aspecto y tomar medidas urgentes para evitar este
despilfarro.
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