viernes, 9 de diciembre de 2022

 

LAS CUENTAS DE LA SEQUÍA EN EL GUADIANA EXTREMEÑO

El tiempo transcurre y no llueve en la cantidad necesaria para que los embalses de la cuenca extremeña del río Guadiana, recojan y almacenen recursos hídricos suficientes para garantizar el regadío de toda la superficie potencialmente regable en la próxima campaña del año 2023.

Da la impresión de que nos encontramos ante un ciclo de sequía de parecidas características al ocurrido en el período 1992 – 1995, que fue uno de los más duros que ha sufrido el regadío extremeño.

Con grandes números, se necesita disponer de 2.330 Hm3 de agua para atender los diferentes usos socioeconómicos y ambientales durante el próximo año. 120 Hm3 son precisos para asegurar el abastecimiento urbano durante dos campañas; 1.150 Hm3 necesitan los regadíos para cultivos no permanentes y 80 hm3 para cultivos permanentes; 800 Hm3 van destinados a mantener los caudales ecológicos y 180 Hm3 es la evaporación que se produce en nuestros embalses. Estas son las cuentas.

Si no se tienen estos 2.330 hm3 de agua disponibles, y digo disponibles que no es lo mismo que embalsados, ya que aproximadamente un 10 % de lo embalsado, se considera no utilizable, no se podrá regar la totalidad de las tierras en la próxima campaña. Para hacer las cuentas finales supondré que este 10 % es agua no disponible y no podremos contar con ella.

La zona occidental de la cuenca del Guadiana, exceptuando el embalse de La Colada que en principio no influye en Extremadura, dispone de una capacidad máxima de almacenamiento de 8.064,91 Hm3. A fecha 5 de diciembre de 2022 almacenaba un volumen de 1.732,6 Hm3 el 21,48 %. Un volumen de agua muy reducido, aproximadamente 6 puntos porcentuales menos que el año anterior por esas mismas fechas.

Considerando el 10 % de lo almacenado como no disponible, tenemos como útil embalsado disponible un volumen de 1.559,34 Hm3. Eso es lo que hay en este momento realmente disponible para atender todos los usos antes reseñados.

Dado que la evaporación es un uso inevitable y el abastecimiento urbano es preferente a todos los usos, en realidad nos quedan disponibles 1.259,34 Hm3 con los que habría que atender a los cultivos permanentes y no permanentes de regadío y a los caudales ecológicos.

Considerando que estos caudales ecológicos gozan de preferencia absoluta, excepto frente al abastecimiento urbano, al ser considerados como una restricción previa a los sistemas de explotación, en realidad quedarían disponibles para el riego 459,34 Hm3. Esto representa solamente el 37,3 % del agua que los regadíos necesitan.

De modo que si no llueve lo suficiente de aquí a primeros de febrero que es cuando los regantes han de comenzar los preparativos de sus tierras, nos veríamos ante una fuerte reducción de las superficies de posible riego en la próxima campaña. Y llovería sobre mojado ya que la campaña de 2022 también se ha caracterizado por sensibles restricciones en las superficies regadas.

Así que nos encontramos actualmente en una situación de gran incertidumbre sobre lo que puede ocurrir de aquí a febrero con los volúmenes de agua almacenada, y las posibles cantidades de las que podrán disponer los regadíos extremeños del Guadiana.

El volumen destinado a atender los caudales ecológicos representa el 65 % del volumen destinado a riegos, lo cual es una desmesura, si se considera que los ríos extremeños en régimen natural no cubrirían esta cantidad especialmente en estiaje. Por esta razón dichos caudales ecológicos tienen que ser suministrados desde los embalses de riego restándole garantía a estos últimos y también a otros usos.

La Instrucción de Planificación Hidrológica en su apartado 3.4.3 permitiría una reducción de los caudales ecológicos en época de sequía cuando se cumplan las condiciones del artículo 38 del Reglamento de Planificación Hidrológica en relación con el deterioro temporal de las masas de agua, excepto en las superficies que pertenezcan a la red Natura 2000 o los humedales del convenio de Ramsar. 

 Como ya propuse en la campaña 2022, sin ningún éxito, lo cual era esperable dada la preferencia del Ministerio de Transición Ecológica por los aspectos ambientales, lo que a nuestro juicio habría que hacer para disminuir los efectos de la sequía sobre el regadío. Se trata de reducir esos caudales ecológicos el máximo posible en la campaña 2023, aunque se deteriore algo el estado de las masas de agua afectadas. En todo caso este perjuicio a las masas de agua tendría carácter temporal. La reducción del volumen para caudales ecológicos se destinaría a riegos para mejorar algo el escenario existente.

Una reducción de los caudales ecológicos de un 30 % en 2023, supondría poder disponer para el riego de 240 Hm3 más de agua, lo que elevaría a 699,34 Hm3 el total disponible que representaría el 56,8 % de lo necesario, mejorando sensiblemente la situación, sobre la que habría si se mantuvieran los caudales ecológicos en su totalidad.

Otra cuestión adicional a tener en cuenta es el cumplimiento del convenio de Albufeira de aprovechamiento conjunto de la cuenca del Guadiana con Portugal. En época de sequía este convenio no parece funcionar bien y perjudica a España. Ya escribí en este mismo Blog que debiera ser revisado con urgencia. No es lógico que en la campaña anterior en septiembre de 2022 el embalse de Alqueva estuviera a más del 70 % de su capacidad, mientras que los embalses del Guadiana Occidental estaban a poco más del 22 %.

En todo caso hemos de esperar acontecimientos en relación con la pluviometría de estos dos próximos meses. Esperemos que este tren de borrascas que no está visitando en este largo puente, sea el inicio de la solución de la sequía. Si no es así, el regadío extremeño del Guadiana sufrirá sensibles pérdidas en 2023.

 

 

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