LAS
CUENTAS DE LA SEQUÍA EN EL GUADIANA EXTREMEÑO
El
tiempo transcurre y no llueve en la cantidad necesaria para que los embalses de
la cuenca extremeña del río Guadiana, recojan y almacenen recursos hídricos
suficientes para garantizar el regadío de toda la superficie potencialmente regable
en la próxima campaña del año 2023.
Da
la impresión de que nos encontramos ante un ciclo de sequía de parecidas
características al ocurrido en el período 1992 – 1995, que fue uno de los más
duros que ha sufrido el regadío extremeño.
Con
grandes números, se necesita disponer de 2.330 Hm3 de agua para atender los
diferentes usos socioeconómicos y ambientales durante el próximo año. 120 Hm3
son precisos para asegurar el abastecimiento urbano durante dos campañas; 1.150
Hm3 necesitan los regadíos para cultivos no permanentes y 80 hm3 para cultivos
permanentes; 800 Hm3 van destinados a mantener los caudales ecológicos y 180
Hm3 es la evaporación que se produce en nuestros embalses. Estas son las
cuentas.
Si
no se tienen estos 2.330 hm3 de agua disponibles, y digo disponibles que no es
lo mismo que embalsados, ya que aproximadamente un 10 % de lo embalsado, se
considera no utilizable, no se podrá regar la totalidad de las tierras en la
próxima campaña. Para hacer las cuentas finales supondré que este 10 % es agua
no disponible y no podremos contar con ella.
La
zona occidental de la cuenca del Guadiana, exceptuando el embalse de La Colada
que en principio no influye en Extremadura, dispone de una capacidad máxima de
almacenamiento de 8.064,91 Hm3. A fecha 5 de diciembre de 2022 almacenaba un
volumen de 1.732,6 Hm3 el 21,48 %. Un volumen de agua muy reducido,
aproximadamente 6 puntos porcentuales menos que el año anterior por esas mismas
fechas.
Considerando
el 10 % de lo almacenado como no disponible, tenemos como útil embalsado
disponible un volumen de 1.559,34 Hm3. Eso es lo que hay en este momento realmente
disponible para atender todos los usos antes reseñados.
Dado
que la evaporación es un uso inevitable y el abastecimiento urbano es
preferente a todos los usos, en realidad nos quedan disponibles 1.259,34 Hm3
con los que habría que atender a los cultivos permanentes y no permanentes de
regadío y a los caudales ecológicos.
Considerando
que estos caudales ecológicos gozan de preferencia absoluta, excepto frente al
abastecimiento urbano, al ser considerados como una restricción previa a los sistemas
de explotación, en realidad quedarían disponibles para el riego 459,34 Hm3.
Esto representa solamente el 37,3 % del agua que los regadíos necesitan.
De
modo que si no llueve lo suficiente de aquí a primeros de febrero que es cuando
los regantes han de comenzar los preparativos de sus tierras, nos veríamos ante
una fuerte reducción de las superficies de posible riego en la próxima campaña.
Y llovería sobre mojado ya que la campaña de 2022 también se ha caracterizado
por sensibles restricciones en las superficies regadas.
Así
que nos encontramos actualmente en una situación de gran incertidumbre sobre lo
que puede ocurrir de aquí a febrero con los volúmenes de agua almacenada, y las
posibles cantidades de las que podrán disponer los regadíos extremeños del
Guadiana.
El
volumen destinado a atender los caudales ecológicos representa el 65 % del
volumen destinado a riegos, lo cual es una desmesura, si se considera que los
ríos extremeños en régimen natural no cubrirían esta cantidad especialmente en
estiaje. Por esta razón dichos caudales ecológicos tienen que ser suministrados
desde los embalses de riego restándole garantía a estos últimos y también a
otros usos.
La
Instrucción de Planificación Hidrológica en su apartado 3.4.3 permitiría una
reducción de los caudales ecológicos en época de sequía cuando se cumplan las
condiciones del artículo 38 del Reglamento de Planificación Hidrológica en
relación con el deterioro temporal de las masas de agua, excepto en las
superficies que pertenezcan a la red Natura 2000 o los humedales del convenio
de Ramsar.
Como ya propuse en la campaña 2022, sin ningún
éxito, lo cual era esperable dada la preferencia del Ministerio de Transición
Ecológica por los aspectos ambientales, lo que a nuestro juicio habría que
hacer para disminuir los efectos de la sequía sobre el regadío. Se trata de
reducir esos caudales ecológicos el máximo posible en la campaña 2023, aunque
se deteriore algo el estado de las masas de agua afectadas. En todo caso este
perjuicio a las masas de agua tendría carácter temporal. La reducción del volumen
para caudales ecológicos se destinaría a riegos para mejorar algo el escenario
existente.
Una
reducción de los caudales ecológicos de un 30 % en 2023, supondría poder
disponer para el riego de 240 Hm3 más de agua, lo que elevaría a 699,34 Hm3 el
total disponible que representaría el 56,8 % de lo necesario, mejorando
sensiblemente la situación, sobre la que habría si se mantuvieran los caudales
ecológicos en su totalidad.
Otra
cuestión adicional a tener en cuenta es el cumplimiento del convenio de Albufeira
de aprovechamiento conjunto de la cuenca del Guadiana con Portugal. En época de
sequía este convenio no parece funcionar bien y perjudica a España. Ya escribí
en este mismo Blog que debiera ser revisado con urgencia. No es lógico que en
la campaña anterior en septiembre de 2022 el embalse de Alqueva estuviera a más
del 70 % de su capacidad, mientras que los embalses del Guadiana Occidental
estaban a poco más del 22 %.
En
todo caso hemos de esperar acontecimientos en relación con la pluviometría de estos
dos próximos meses. Esperemos que este tren de borrascas que no está visitando
en este largo puente, sea el inicio de la solución de la sequía. Si no es así,
el regadío extremeño del Guadiana sufrirá sensibles pérdidas en 2023.
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