viernes, 23 de diciembre de 2022

 

EL SOCAVÓN DE LA CARRETERA CÁCERES – BADAJOZ

Las recientes y abundantes lluvias acaecidas en Extremadura, aunque han sido una bendición para nuestros campos y embalses, han provocado diversos percances en algunas infraestructuras viarias de carreteras de la región.

Uno de los daños de mayor influencia en el tráfico, ha sido el ocurrido en la carretera (N 523, antes EX 100 y mucho antes N 523) que es la carretera que perteneció primero a la red nacional, luego a la red autonómica, para finalmente volver a ser nacional, entre las localidades de Puebla de Obando y La Roca de la Sierra.

El exceso de agua de lluvia, ha rebasado la capacidad de evacuación de la obra de fábrica existente y el agua ha destrozado la carretera provocando un enorme socavón y, en consecuencia, la imposibilidad de tráfico en las dos direcciones e impidiendo la comunicación directa entre Cáceres y Badajoz y entre las dos poblaciones afectadas más cercanas que ahora tienen que dar un rodeo considerable para comunicarse.

El daño, aunque es importante, no es ninguna cosa del otro mundo y lo lógico habría sido proceder de inmediato a la reposición del servicio, mediante la realización de una obra de emergencia, método de contratación que permite acortar los plazos y ejecutar la reparación en el menor plazo posible.

Porque la tardanza en resolver la situación, provocará que para ir de Cáceres a Badajoz o viceversa haya que dar un importante rodeo por Mérida. Esto trae consigo más kilómetros a recorrer, unos 40, más tiempo, más consumo de combustible, que por cierto está carísimo y más emisiones de CO2 a la atmósfera de los vehículos que circulan, ahora que tanto preocupa a algunos el cambio climático.

Pues bien, parece que la reparación se ha tomado con calma ¡Ni que hubiera que acometer la obra de El Escorial ¡

Se trataría de proyectar una obra de fábrica con capacidad de evacuación suficiente, probablemente un puente de los que ya existen tipificados, lo que abreviaría la redacción del proyecto, aumentando el período de retorno de cálculo para no volver a las andadas y reconstruir después los terraplenes laterales y la subbase, base y capa de rodadura de la carretera.

Vamos una obra que, si se me apura mucho, es de carácter menor si se compara por ejemplo con las que habrá que abordar en la construcción del primer tramo de la autovía Cáceres - Badajoz entre la capital cacereña y el río Ayuela, el cual ya ha sido adjudicado y cuyas obras debieran comenzar en breve.

Vistas las actuaciones y manifestaciones de unos y otros llevadas a cabo hasta el momento en Extremadura, nadie mueve un dedo para reconstruir de una forma ágil y rápida el socavón producido por las últimas lluvias y restituir el servicio actualmente suspendido. Parece que no hay prisas y que sigue vigente el dicho de que “las cosas de palacio, van despacio”

La Junta argumenta que la carretera es de competencia nacional, cosa que es verdad, y que las actuaciones corresponden a la administración central y concretamente a la Demarcación de Carreteras del Estado en Extremadura, lo que también es cierto.  Pero entiendo que la obligación de la comunidad autónoma es exigir al Ministerio de Transporte, Movilidad y Agenda Urbana una actuación inmediata para resolver el problema. Existen mecanismos para conseguirlo y la obra de emergencia es uno de ellos. Y se puede acometer sin dilación. Siempre que exista voluntad de hacerlo.

Si este estropicio hubiera ocurrido en Cataluña, estoy seguro de que ya estaban actuando las máquinas para reponer el servicio y restituir la circulación. Pero claro, Extremadura no es Cataluña. Aquí los extremeños no intentamos golpes de estado, ni esas cosas tan feas. Aquí aguantamos carros y carretas, y veremos cuanto tiempo habrá que estar circulando de Cáceres a Badajoz, vía Mérida.

Aquí no hay prisas para nada y nos conformamos con las migajas que nos van dando de vez en cuando. Así llevamos años y años y no vamos a cambiar ahora. Aunque tal vez ya va siendo hora del cambio. Mejor nos iría.

Como en el caso del AVE o lo que sea ese tren, que tarda años y años en llegar a Madrid, todavía andamos por Navalmoral, seguiremos aguantando estoicamente tomaduras de pelo día tras día. Y encima vienen a inaugurarlo por tramitos inacabados, para hacerse la foto y apuntarse tantos. Y nos colocan convoyes de desecho de otras regiones convenientemente tuneados. Así que, luego de la inauguración, continúan los retrasos e incidencias de todo tipo. Y seguimos tragando. Porque los extremeños somos españoles de segunda o tercera división. Menos para pagar impuestos que estamos en primera categoría.

Yo creo que, de una vez por todas, los extremeños a través de sus representantes deberíamos hacernos valer ante los poderes del Estado. Y exigir que este socavón, que es una obra de menor importancia, pero básica para la comunicación directa entre las capitales extremeñas, se ejecute de inmediato. Mañana antes que pasado mañana.

A ver si hay suerte esta vez y al tratarse de poca inversión nos hacen caso. Pero no veo el tema claro. Ojalá me equivoque y en un breve espacio de tiempo podamos volver a circular con total seguridad por la carretera que une nuestras dos capitales, ahorrando tiempo y dinero, mientras esperamos que se termine de una vez la deseada autovía.

 

 

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