sábado, 28 de mayo de 2022

 

IN MEMORIAN

PEDRO PORTALATIN, UN HOMBRE BUENO

Pilar, su hija, a través de Facebook, ha comunicado el fallecimiento de Pedro Portalatín.

Era un hombre no muy alto, pero de complexión fuerte, su figura destacaba en la librería – papelería que tenía en la Plaza Mayor de Plasencia. Su ocupación laboral de toda la vida hasta que se jubiló.

La librería era un recinto de medianas dimensiones en el que destacaba el mostrador lugar en el cual reinaba Pedro. Me llamaron mucho la atención dos grandes bobinas de papel una de color azul y otra de color marrón claro que se ubicaban a ambos lados del mostrador.

Esta librería no sólo era el negocio de Pedro, sino que en su puerta tenía lugar una tertulia a última hora de la mañana de los días laborables en la que un grupo de fieles discutía sobre lo divino y lo humano y tomaba el pulso a la ciudad de Plasencia. Era un mentidero de primer nivel de la ciudad.

De aquel foro eran contertulios, además de Pedro el librero, que aprovechaba las pausas que se producían en su tarea para meter baza, varios expertos en la vida local: dos médicos, Adolfo Maíllo médico internista y escritor y mi padre José Sánchez Carrasco especialista en aparato digestivo, un docto abogado  José Miguel Mateos Calvo, Manolo el operador de cine del teatro Alcázar, Carlitos Orantos un buen amigo de mi familia, Theonestio fumador impenitente de cigarros puros, Vicente Cano empleado de una empresa eléctrica, muy versado en temas futbolísticos, Emilio Ovejero propietario de una cercana droguería y algunos otros que se incorporaban esporádicamente. Los tertulianos se situaban por la parte exterior de la librería, dejando libre la puerta del negocio para no interferir en la entrada y salida de la clientela.

En esta tertulia se analizaba la vida y milagros de la ciudad del Jerte, desde los aciertos y fallos de su ayuntamiento en sus disposiciones para regular la vida de la urbe, hasta los resultados deportivos del equipo de la ciudad el C.D. Plasencia que, por entonces, en mi adolescencia y juventud, militaba en un grupo de tercera división muy potente en el que figuraban equipos como la Leonesa, el Salamanca, el Burgos, la Ponferradina, el Cacereño o el Béjar Industrial, continuando por el análisis pormenorizado de todos los acontecimientos que se producían en la ciudad o en España.

Pedro Portalatín, participaba activamente en esta tertulia que fomentaba en la puerta de su negocio. Curiosamente llevaba en sus apellidos el del patrón de los libreros y de los impresores que creo utilizan la advocación: San Juan ante Portam Latinam.

Pedro ha sido una persona en la que han descollado su bondad, su simpatía, su amabilidad con todo el mundo y su generosidad. Siempre le vi de buen humor y nunca aprecié en él un mal gesto. Cuando mi hermano Fernando y yo que éramos los hijos mayores de mi padre pasábamos por la librería siempre nos obsequiaba con algún cuento, libro y también lápices de colores, lo que nos llenaba de alegría. Con mi hermano Ángel, el pequeño de la familia, hacía lo mismo. Nosotros contemplábamos embobados como Pedro contaba las cuartillas y folios para su venta a una velocidad increíble.

Igual comportamiento de generosidad lo siguió practicando con mis hijas muchos años después. Ellas todavía recuerdan estos regalos y detalles tan cariñosos de Pedro. Me preguntan muchas veces por él y yo a su vez lo transmito a su hija Pilar a través de las redes sociales para que me dé cuenta de cómo transcurre la vida de su padre. Por desgracia se nos ha ido y mis hijas se han llevado un buen disgusto.

Pedro fue un gran amigo de mi padre. Puedo decir sin temor a equivocarme que fue uno de sus mejores amigos. De esos que siempre están. A las duras y a las maduras. Amigo de los buenos. De los que dan la cara por uno. Mi padre siempre lo tuvo en alta estima y así nos lo hacía saber. Pedro era un gran amigo. Así de sencillo y así de complicado.

En la muerte de mi padre acontecida en 1995 poco después de trasladarse a vivir a Cáceres, al funeral y al entierro celebrados en Plasencia, asistió Pedro. Emocionado por el amigo fallecido, nos transmitió su gran pena por la pérdida de mi padre. Es algo que ni mi familia ni yo olvidaremos nunca.

Después de su jubilación ha llevado una tranquila vida familiar rodeado de los suyos. Y se ha ido con los buenos amigos que le han precedido. Seguro que ya han organizado una tertulia en el Cielo donde van los hombres buenos como Pedro. Y lo mismo han metido en el ajo de la tertulia hasta a San Pedro que habrá salido a recibir a su tocayo para llevarle con los justos. Para llevarle a la luz.

Mis condolencias a su familia. Pueden estar orgullosos de él. Porque fue un hombre bueno al que no olvidaremos los que continuamos por aquí.

Siento tener que publicar en mi blog esta entrada extraordinaria. Es un modesto homenaje a un hombre bueno como Pedro, que se nos ha ido al Cielo con sus compañeros de tertulia.

  

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